Re: Cabra, 1938: el Guernica de la República
Excelente aportación Hyeronimus, y más que por respuesta a las provocaciones de los izquierdistas y su pésima conciencia, porque lo cierto es que ha llegado la hora de tapar de una vez y para siempre, a estos voceros del odio y el revanchismo.
"Su", la "de ellos", república marxista, la perdieron porque nació más falsa que un euro de madera. No nació de un pebliscito "ad hoc", sino de un vacío de poder que comenzó antes de la mismísima Guerra de la Independencia. Ellos, lo único que supieron hacer, además de ser un cáncer social en su momento, fue aprovecharse de ese vacío para suplantar cinco siglos de Monarquía Hispánica. ¿Por qué, una vez caída definitivamente la monarquía que nunca debió ser, no procuraron restaurar la que realmente representaba la esencia española?
"Su" república fue un feto de régimen abortado no en 1936, sino mucho antes, por ello Ortega bien alto y claro dijo: "No es esto, no es esto" ; o lo más expresivo aún de ¡pobrecita, ellos la mataron y ella sola se murió! ¿Qué esperan hoy en día los neo-republicanos treintayseisañistas, esos nostálgicos, que nos traguemos sus heces morales? ¿Qué espera ZP con sus ensoñaciones políticas de patio de Instituto? ¿Qué creían que todos los demás íbamos a guardar silencio?
Ellos tienen una pésima conciencia, al menos una parte porque otros no deben tener nada, pero pretenden tapar toda su excremencia lavándola con más mierda. Pues cuán equivocados están, porque al otro lado se le ha tenido callado muchos años, y a nivel particular nadie quería revivir aquella tragedia. Nadie ha querido menos los Zetapés, Llamazares, Garzones, "Carodes" (qué sonido más peculiar tiene este "plural") y demás ralea de inmorales indeseables. Todos ellos se han pasado la vida "chupando" de la teta del Estado, y ninguno renuncia a los beneficios obtenidos, ¡qué peculiar! La paradoja y la contradicción siempre los ha traicionado, siempre han sido el esperpento del absurdo estos antiamericanos de pantalón vaquero y Coca-Cola en la mano.
Por eso, hay que ayudarles a "memorizar", pero de modo completo, no sólo como amnésicos parciales. No se trata de ver qué bando fue menos malo, sino de que hoy, España y su presente, España y su futuro, pertenecen a otras generaciones para quienes aquella guerra, califíquesela como se la quiera calificar, que es ya sólo un recuerdo doloroso, para unos y para otros, es decir, para todos. Y, ni ZP por el cargo que ocupa puede ponerse del lado de una parte de los españoles enfrentándose a otros, pues entonces no será más que un indigno y debería dimitir inmediatamente, o haberlo hecho hace tiempo, ni el magistrado por razón de su cargo a costa de los impuestos que pagamos todos y con la obligación de cumplimiento de las normas, puede proceder de tal manera. Hacerlo así, puede suponer, de momento, una posible prevaricación y ese es un delito contemplado en el Código Penal vigente.
De ese siniestro personaje que es Carod, se podría decir lo mismo y, particularmente recordarle con toda la documentación en la mano las aproximadamente 1.500 sentencias de muerte que firmó su admirado y querido Compayns. Abrir una Causa General en Cataluña no estaría de más para devolver a esa "Esquerra" (ERC) al verdadero lugar que le corresponde.
Y de Llamazares ¿qué decir? ¿va a invitar a Santiago Carrillo a que se exprese, a que hable a la nación para explicar lo que sucedió en el Corredor del Henares, en Paracuellos, en las tapias de la Casa de Campo, en la Cuesta de las Perdices...? Este Gasparín, que estudió medicina, que ocupó una plaza de estudiante en una Facultad mientras seguro que otro que hubiera sido médico de verdad se debió quedar en la calle, éste que no habrá recetado en su vida ni una sola caja de ácido acetilsalicílico, éste viene teniendo el tupé, la jeta, de contarnos sus demencias mientras se calla lo que se ha hecho en todo el mundo a lo largo nada menos que durante 91 años, en nombre de esa mugrosa y menesterosa ideología que él ostenta.
Entre 1936 y 1939, España y los españoles tuvieron que soportar ver su suelo mancillado y manchado de sangre a manos de los genocidas, los criminales, que venían mandados por Moscú, encuadrados en esas bandas de asesinos llamadas Brigadas Internacionales, vinieron a asesinar españoles, ni fascistas, ni monárquicos..., españoles sin más.
Por eso, y sólo con una finalidad, es por lo que hay que dejarse de remilgos y llamar a las cosas por su nombre: al pan, pan y al vino, vino. Para que nunca jamás los Zetapés, Llamazares, Garzones, Carodes y toda su legión de acólitos vuelvan a campar a sus anchas.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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