ERC: HISTORIA DEL PARTIDO QUE HA SACUDIDO LA POLÍTICA ESPAÑOLA

ERC es un partido con una historia tortuosa y complicada. Desde la primera militancia burguesa y filofascista proveniente del partido Estat Català, hasta las últimas incorporaciones de los grupúsculos marxistas-leninistas de corte separatista, pasando por un elenco de dirigentes masones. Este dossier es de vital importancia para entender desarrollo de este partido.

Desde sus orígenes Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ha sido un partido, en sus estrategias y pro-hombres, profundamente contradictorio. Por ello, no es de extrañar sus constantes oscilaciones que podrían resumirse en un “querer y no poder”: medio revolucionario, medio burgués; separatista, pero sumiso a la izquierda española. El actual éxito electoral de ERC ha sorprendido a los propios militantes de un partido que ahora deben enfrentarse a sus propios miedos. En este dossier queremos esbozar la historia de este partido que, de forma sorprendente, ha revolucionado la política española.



LOS ORÍGENES Y EL PECULIAR FUNDADOR


El fundador de ERC fue Francesc Macià Lusà. Era un coronel del Ejército español de convicciones monárquico-liberales. Imbuido del incipiente nacionalismo participó del movimiento Solidaritat Catalana junto a la derecha catalanista, neo-carlistas y republicanos federales. Incluso, brevemente, militó en la LLiga regionalista (Antecedente del socio menor de CIU). Poco a poco fue radicalizando su nacionalismo y funda un curioso partido: Estat Català.

La historiografía nunca ha sabido como clasificar a este partido que bien podría definirse como una especie de “fascismo a lo catalán”. Indudablemente la base del partido era burguesa y se caracterizó por sus milicias armadas, los “escamots” (“Pelotones”), que eran conocidas como “El fascio de Macià”. De hecho el Estat Català mantuvo cierta vinculación con el fascismo italiano.


Macià, exiliado durante la dictadura de Primo de Rivera, llegó a viajar a la URSS a solicitar ayuda a la III internacional para conseguir la independencia de Cataluña. En 1926 provocó una ridícula intentona de invadir Cataluña desde Francia con un grupo de anarquistas que, evidentemente, fracasó.

En 1931 el Estat Català se unirá al Partido Republicano Catalanista, junto con unos periodistas de L’Opinió, para fundar ERC, que presidirá Macià. Las elecciones municipales del 14 de abril, en las que ERC arrasa en Cataluña, sirven de excusa para una “consumación” de facto de la “independencia de Cataluña”.Macià y unos cuantos seguidores, acuden al Ayuntamiento de Barcelona, donde “destituyen” el consejo provisional. De ahí se acercan al Palacio de la Generalitat y, desde su balcón, proclaman la república catalana. Tres días más tarde Macià se pliega a las izquierdas españolas y “renegocia” la República catalana por una “Autonomía”. Una exultante propuesta de Estatuto de autonomía, por parte del gobierno Catalán, fue recortada por las Cortes de la República española que en 1932 aprobaron por fin un disminuido Estatuto. En las elecciones celebradas posteriormente ERC volvió a triunfar y en 1933 fallecía Macià. Al morir pidió los sacramentos y su familia quiso celebrar un funeral católico, pero la Generalitat impuso un entierro laico y pomposo.

ERC DURANTE LA GUERRA

A la muerte de Macià le sucedió Lluis Companys i Jover. Pertenecía Companys al ala más izquierdista del Partido Republicano Catalanista (que era el otro partido que se integro en ERC). En aquél momento ERC contaba con unos 60.000 afiliados y el 4de los votos en el panorama político catalán. El partido había cuajado entre una parte de la burguesía catalana, pequeños comerciantes y payeses.

En 1934 se convertía Companys en presidente de la Generalitat. Aprovechando la revolución de Asturias de 1934 proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Sin embargo el ejército puso las cosas en su sitio y Companys fue encarcelado. La victoria del Frente Popular en 1936 le devolvió a la calle y a la presidencia de la Generalitat. Tras el Alzamiento militar de julio de 1936, la Generalitat y los de ERC se aliaron a los anarquistas de la CNT y a los comunistas del POUM, llegando a integrarles en el gobierno de l Generalitat. El ambiente revolucionario en Cataluña desata una cruenta persecución religiosa y política, en la que colaboran los “escamots” de ERC con patrullas anarquistas. Bajo la responsabilidad de Companys se cometen miles asesinatos indiscriminados de los cuales hoy no se suele hablar. Sin embargo, en mayo de 1937, se producirán los famosos sucesos de mayo en Barcelona en los que se enfrentan los comunistas estalinistas del PSUC contra los anarquistas de la CNT y los comunistas del POUM. ERC abandonará a los anarquistas y se aliará estratégicamente con los comunistas estalinistas y con los socialistas del PSOE. Companys requerirá a Caballero y al gobierno republicano de Madrid que intervengan en Cataluña. Así, pudo el gobierno republicano de Madrid recuperar buena parte de las competencias otorgadas por el Estatuto a Cataluña (entre ellas el orden público). Así moría a petición de ERC (antes de acabar la guerra y de la liberación de Cataluña por las fuerzas nacionales) el proyecto autonomista catalán.

Tras la guerra civil, los dirigentes de ERC se exilian a Francia. Companys será detenido por la GESTAPO entregado a Franco y fusilado en Barcelona en 1940. Gracias a De Gaulle los restos de ERC pudieron mantener la “ficción” de un gobierno de la generalitat en el exilio. A Companys le sucedió en la fantasmagórica Generalitat Josep Irla y a éste, en 1954, Josep Taradellas. Según la historiografía oficial de ERC una parte de la militancia permanecería en Cataluña en la clandestinidad. El militante más destacado de aquella época fue Heribert Barrera. Pero la clandestinidad quedó reducida a mantener una mínima infraestructura en Cataluña y a colocarse poco a poco en la pujante burguesía catalana. Ese catalanismo resistente al franquismo supo cobijarse bajo el manto de una cada vez más progresista iglesia catalana y de la alta burguesía. De ahí que el franquismo “tolerara” esa disidencia. Los conspiradores de salón tuvieron que esperar a que muriera Franco para ponerse las medallas oportunas.

LA TRANSICIÓN

La historia de la transición democrática no será muy ejemplar para los viejos militantes de ERC. En su IX congreso, en 1977, Heribert Barrera es escogido Secretario General. También se produce la famosa llegada de Tarradellas y se restaura la Generalitat. Sin embargo los militantes de ERC tendrán que ver cómo ERC, en 1980, apoya –junto al centro derecha de la UCD- el gobierno del centro-derecha catalanista de CiU. Además se tiene que tragar la concesión, por parte del Borbón Juan Carlos, del Marquesado de Tarradellas al susodicho republicano.

La “clandestinidad” ha aburguesado a la militancia de ERC devolviéndole a sus orígenes pequeñoburgueses de Macià. Con el tiempo, otro de sus notables dirigentes, Joan Hortalá, acabará presidiendo la bolsa de Barcelona. Lejos quedan los gobiernos revolucionarios de 1937. No hemos de olvidar que ERC, desde la época de Companys es uno de los partidos que más miembros ha aportado a la masonería, incluyendo al padre de Luis Salat, que fue militante de ERC. Por eso no de extrañar ERC apoyara el Decreto de la Generalitat en 2001, a petición del PSC, de restaurar el buen nombre de la masonería. En plena transición, ni la masonería ni ERC están para nuevas revoluciones, más bien para instalarse en el naciente régimen.

ERC, en sucesivos comicios, irá perdiendo fuerza quedando a la sombra de CiU. Los analistas políticos le presagian una lenta muerte. De hecho, buena parte de sus cuadros dirigentes están envejecidos y sólo aspiran a las migajas que caen de la mesa de CiU. En 1984, en las elecciones autonómicas, ERC sólo obtiene cinco diputados de los 14 que había obtenido antes. Y en 1986 pierde la representación en las Cortes de Madrid. Sin embargo la lenta pero constante labor de la “moderada” y “centro-derechaista” de CiU dará frutos. El sistema educativo, esencialmente nacionalista, impuesto por CiU, las magníficas subvenciones al entorno cultural nacionalista y la labor de TV3 llevan al nacionalismo catalanista vaya cobrando fuerza. Se producen entonces la entrada en ERC del joven Ángel Colom y el grupo de La Crida que surgió de las subvenciones de la Generalitat. Jóvenes que arrastra Colom dinamizan el partido y en las elecciones autonómicas de 1988 consiguen 6 diputados.

Pronto Colom alcanzará la Secretaría General del partido. Ello se produce en un Congreso en el que se produce un “golpe de estado” donde Colom consigue que los recuentos de votos sean convenientemente manipulados. En 1991 se producirá una cuestión clave para el futuro de ERC. Colom, junto a otros dirigentes de ERC (entre ellos un desconocido Carod-Rovira), consigue pactar con el grupo terrorista Terra Lliure una pacificación definitiva. Buena parte de Terra Lliure (unos 20 militantes) se incorporan a ERC. Esta es la última incorporación de una serie de adhesiones provenientes de los grupúsculos separatistas de la ultra izquierda que se habían ido incorporando al partido. Carod-Rovira y su actual equipo proviene de estas incorporaciones que van desplazando a la vieja militancia burguesa. Los viejos líderes ya sólo aparecen en los medios cuando lanzan exabruptos; como las famosas declaraciones de Heribert Barrera afirmando que la inmigración norteafricana está acabando con Cataluña y que se tiene que frenar radicalmente. En las elecciones de 1995, ERC obtiene 305.000 votos. Es el mejor resultado de la reciente historia democrática hasta las autonómicas del 2003 en las que alcanza 500.000 votos.

LA NUEVA ERC Y LA CONSTELACIÓN ULTRAIZQUIERDISTA

La nueva ERC, empero, surgirá de la caída de Ángel Colom. Este joven dirigente, homosexual reconocido, hijo de una familia franquista y ex seminarista, abandona el partido con Pilar Rahola Martínez, fundando el Partit per la Independencia (PI). Colom deja ERC en la bancarrota, con una deuda de 700 millones de pesetas. El fracaso electoral del PI lleva a que Colom remanse en las aguas de CiU que lo integra y le manda a una oficina de la Generalitat en Marruecos. En ese momento Carod-Rovira se hace dueño del partido. Éste cuenta con 5.000 militantes y unos 500 cargos públicos, principalmente concejales de Ayuntamientos. La estructura dirigente que impone Carod-Rovira proviene en buena parte de grupúsculos ultra-radicales que habían fracasado en todos sus intentos de realizar una “revolución marxista” en plena transición. Ya con la llegada de Angel Colom, la masonería burguesa abandona ERC. Estamos, por tanto, ante un nuevo partido.

Carod Rovira (hijo de una familia franquista y ex seminarista como Colom) proviene políticamente del Partit Socialista d’Alliberament Nacional (PSAN), en el que militó entre 1970 y 1977. Este partido había sido fundado en 1968 a raíz de una escisión en el Front Nacional de Catalunya (FNC). Sus juventudes decidieronintegrar en el independentismo catalán la teoría marxista y la praxis comunista (tan de moda en aquellos años). El PSAN se proclama en 1976 marxista-leninista. En 1977 se produce una escisión que da lugar a Nacionalistas d’ Esquerra (NE). Entre los escindidos está Carod-Rovira, y propugnan la integración en el proceso democrático. El sector más radical y marxista lugar, junto con otras confluencias al grupo terrorista Terra Lliure que se disolverá en 1996, por obra y arte de Colom y Carod-Rovira. Así la nueva ERC recogerá los restos del ensayo revolucionario marxista-leninista-independentista. El soporte político de Terra Lliure, el Moviment de Defensa de la Terra (MDT) fruto de la otra escisión del PSAN (PSAN-provisional), también se acabará incorporando en ERC.

En 1998, se integrará en ERC la Coordinadora Obrera Sindical (COS) un pequeño sindicato ligado al PSAN y la intersindical Alternativa de Cataluña con presencia en el profesorado de la escuela pública (USTEC) y la administración de Generalitat (CATAVAC). Sindicatos, por cierto, que mantienen relaciones estrechas con LAB (El sindicato nacionalista próximo a HB). Así, poco a poco, la nueva ERC ha atraído a todo tipo de grupos y grupúsculos que por sí mismos nada podían.

CONCLUSIÓN: PRESENTE Y FUTURO

El más que notable respaldo electoral que ha obtenido ERC en los últimos comicios puede explicarse como el resultado de la política cultural de CiU. ERC ha recogido los votos de muchísimos jóvenes educados bajo las directrices de los inspectores de educación y los programas impuestos por CiU. La propia ERC se ha visto sorprendida por el éxito viendo cómo a duplicado sus concejales (actualmente cuenta con más de 1.000) y el número de militantes que ya ha alcanzado 9.000.

Sin embargo el temor ante este desborde de la militancia ha llevado a reaccionar a los nuevos dirigentes. Entre la afluencia de la nueva militancia se encuentra todo tipo de elementos contra-culturales y anarquistas que parecen poner en peligro la estabilidad del partido. De hecho, los estatutos de ERC proponen un congreso asambleario en el que pueden participar todos los militantes, pero actualmente la cúpula directiva ya se propone renovar los estatutos para evitar Congresos asamblearios. ERC tendrá que enfrentarse a su propia historia. Tiene que decidir si su futuro, y el de Cataluña, pasa por integrarse en el Estado Burgués y aliarse con la izquierda moderada (tal y como hizo Macià) o apuntarse a un proceso de alianza con los sectores más revolucionarios (como hizo Companys) o volver tras la estela de CiU (como hizo Barrera).

Sin embargo, todo indica que ERC se encaminará a desarrollar el viejo proyecto revolucionario en el que fueron formados sus actuales dirigentes. Desde la llegada de Carod-Rovira a la Secretaría del Partido, proclamó que su proyecto era equidistante al PSC y a CiU. Sus pactos con el PSC e IC (comunistas) sólo puede ser entendido como táctico, pues la estrategia de ERC está clara: una independencia para Cataluña (que ni el PSOE ni IU podrían aceptar) y un proceso de marxistización una vez conseguida la independencia. Un partido de 9.000 afiliados puede poner en jaque a una población de casi 40 millones. Paradojas de la democracia.

Alfonso Carlos Amaritriain

Artículo aparecido en Ahora información nº68, marzo-abril, 2004





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