ESTAMPAS DEL CERCO DE SEVILLA[i]

GARCI PEREZ RECOBRA SU COFIA

Otro dia depues que el rey don Fernando fue a posar a Tablada, mando a los caualleros de su mesnada que fuesen guardar los erueros. Garçi Perez de Vargas, et otro cauallero que auie a yr con ellos, detouieronse en el real et non salieron tan ayna commo los otros; et en yendo en pos ellos, vieron ante sy por o auien a pasar en el camino ssiete caualleros de moros. Et dixo el cauallero a Garçi Perez:
«tornemosnos; non somos mas de dos». Et Garçi Perez dixo: «non lo fagamos, mas vayamos por nuestro camino derecho, ca nos non atendran». Et el cauallero dixo que lo non querie fazer: ca lo tenia por locura sy dos caualleros, que ellos eran, fuesen cometer de pasar por do estauan siete; et fuese aderredor del real por non ser conosçido, fasta que fue en su posada. El real do estaua la tienda del rey era vn poco en altura, et por o ellos yuan era llano, et el rey don Fernando ouolo a oio, et los que con el estauan, et vio de commo se tornaua el vn cauallero et que fuera el otro en su cabo; otrosi vio aquellos siete caualleros de moros commo le estauan delante, teniendol el camino por do el auie a pasar; et mando que fuesen acorrer.

Don Llorenço Suarez que estaua y con el rey, que auie uisto a Garçi Perez quando saliera del real et conosçiol en las armas et sabie que era, dixo al rey: «sennor, dexenle; que aquel cauallero, que finco en su cabo cc aquellos moros, es Garçi Perez de Bargas, et para tantos commo ellos son non mester ayuda; et sy los moros lo conosçieren en las armas, non lo osaran cometei et sil cometieren, vos veredes oy las marauillas que el fara». Garçi Perez tomo la armas quel traye su escudero, et mandol que se parase en pos el et que se noi mouiese a ninguna parte, synon asy commo el fuesse que asy fuese el en pos el et en alazando la capellina, cayosele la cofia en tierra et non la uio; et endereç por su camino derecho et su escudero en pos el. Los moros conosçieronle en la armas commo era Garçi Perez, ca muchas vezes gelas vieran traer et bien la conosçien, et nol osaron cometer; mas fueron a par del, de la vna parte et de la otra, faziendol cadamannas et sus abrochamientos vna grant pieça; et quando vieron que se non boluie a ninguna parte fin se querie desuiar por cosa que ellos feziesen, synon que todauia yua por su camino derecho, tornaronsse et fueronse a parar en aquel logar o se le cayo la cofia.

Quando Garçi Perez se uio desenbargado de aquellos moros, dio las armas a su escudero; et quando desenlazo la capellina et non fallo su cofia, pregunto al escudero por ella; et el escudero le dixo que non gela diera. Et desque fue çierto que se le auie caydo, tomo sus armas quel auie ya dadas, el dixol que pasase en pos el et que touiese oio por la cofia alli o se le cayera. Et el escudero, quando uio que se querie tornar por ella, dixol: «icommo, Don Garcia, por vna cofia uos queredes tornar a tan grant peligro? et non tenedes que estades bien, quando tan sin danno uos partiestes de aquellos moros, sseyendo ellos siete caualleros et vos vno solo, et queredes tornar a ellos por vna cofia?’> Et Garçi Perez le dixo: «non me fables en ello, ca bien veyes que non he cabeça para andar sin cofia»: et esto dezie el porque era muy caluo, que non tenie cabellos de la meytad de la cabeça adelante; et tornose para aquel logar do ante tomara las armas.

Don Llorenço Suarez quando lo vio tornar, dixo al rey: «uedes commo torna a los moros Garçi Perez, quando vio que los moros nol querien cometer? agora ua el cometer a ellos; agora ueredes las marauillas que el fara, que uos yo dezia, si osaren atender». Los moros quando vieron tornar a Garçi Perez contra ellos, touieron que se querie conbater con ellos, et fueronse ende acogiendo que non se detouieron y mas. Quando Llorenço Suarez vio a los moros commo se acogien ante Garçi Perez, que nol osaron atender, dixo al rey: «Ssennor, uedes lo que uos yo dezia que nol osarien atender aquellos siete caualleros de moros a Garçi Perez en su cabo? Sabet, sennor, quel connosçieron; catadios commo se uan acogiendo antel que nol osan atender.

Yo so Llorenço Suarez, que conosco bien los buenos caualleros desta hueste quales son». Garçi Perez llego a aquel logar do se le cayera la cofia et fallola y, et mando a su escudero desçender por ella; et tomola et sacodiola et diogela; et pusosela en la cabeça, et fuese ende para do andauan los erueros. Quando los que fueron guardar los erueros se tornaron para el real, preguntó don Llorenço Suarez a Garçi Perez, ante el rey, quien fuera aquel cauallero que con el saliera del real. Et Garçi Perez ouo ende grant enbargo, et pesol mucho porque don Llorenço Suarez gelo preguntara ante el rey, ca luego sopo que viera el rey et don Llorenço Suarez lo que a el aquel dia ouiera contesçido; et el era tal omme et auie tal manera que nol plazie cuando le retrayen algun buen fecho que el feziese; pero con gran verguença ouo a dezir que nol conosçie nin sabie quien fuera. Et don Llorenço Suarez ge lo pregunto depues muchas vezes quien fuera aquel cauallero, et sienpre le dixo que nol conoscie et nunca dello podieron saber, pero que lo conoscia el muy bien et lo veye cada dia en casa del rey; mas non querie que el cáuallero perdiese por el su buena fama que ante auie, ante defendio al su escudero que por los ojos de la cabeça non dixiese que lo conosçia; et el escudero asi lo fizo, que nunca lo quiso dezir, pero que gelo preguntaron despues muchas vezes.

EL FUEGO GREGIESCO

Estos desbaratamientos fechos en los moros, estando el rey don Fernando, de quien dezimos, en esa çerca de Sevilla, segunt que lo contado auemos, et los moros veyendose muy arrequexados et muy çercados et combatidos de todas partes por mar et por tierra, et teniendo por mas enpeesciente el contrallamiento del agua que el del terreno, ca todo el su acorro por alli les auia de venir, et por ende punaron en asacar commo se desenbargasen ende en alguna guisa si podiesen.

Et asmaron de fazer vna balsa, tamanna que atrauesase el rio de parte a parte, et que la ynchiesen toda de ollas et de tinajas llenas de fuego gregiesco —et dizenle en arauigo fuego de alquitran— et resma et pez et estopas et todas las otras cosas que entendieron que le conplien para aquello que fazer coydauan.

Et desque lo ouieron asmado et fecho, mouieron su balsa con todas estas cosas, et con grant gente bien armada en ella; et la balsa auia cinco braças; et posieron las naues que trayen bien guisadas ante la balsa, et mouieron asy muy denodados contra las naues de los cristianos, para gelas quemar; et començaron a echar su fuego et a los conbater muy reziamiente. Mas non fueron muy sabidores; ca pues que ellos començaron a mouer, los vnos por mar, los otros por terrenno, tan denodados, faziendo grandes roydos de tronpas et de tanbores et de otras cosas: los vnos de las naues de los cristianos, que estauan con sus naues aparejados et muy aperçebidos todauia, los reçibieron de tal guisa, et fueron recodir con ellos, los de la mar a los de por mar etJos de tierra a los de por tierra, de cada parte del rio, que los fezieron ser represos del ardimente que tomaron et del cometimiento que ouieron fecho.

Et los de las naues vnos con otros conbatieronse et lidiaron vna grant pieça del dia, pero a la çima vencieron los cristianos, et fueron los moros fuyendo vencidos et desbaratados; el amataronles el gregiesco del alquitran, que non les empeesçio en ninguna cosa; et mataron muchos dellos de los de las naues et de la balsa otrosi, et morieron y muchos en el agua, vnos que cayen, otros que se derribauan dentro.

Et los de por tierra otrosi fueron de guisa acometidos, que los moros boluieron espaldas et foxieron, et los cristianos en pos ellos, matando et derribando todos vnos con otros, de cauallo et de pie, de cada parte del rio; et los vnos fueron por las puertas de la uilla, et los otros por-el castiello de Triana. Desta guisa escaparon estos moros deste artefiçio engannoso que contra los cristianos quisieron facer non fezieron danno de que se mucho sentiesen. La naue que primero llego, que yua de parte del arenal, non pudo quebrantar la puente por o acerto, pero que la asedo yaquanto; mas la otra en que Remont Bonifaz yua, desque llego, fue dar de fruente vn tal golpe que se passo clara de la otra parte. El rey don Fernando et el infante don Alfonso et los ricos omnes quando esto vieron, con todo el poder de la hueste començaron a recodir en derredor de la uilla por enbarrar los moros et los fazer derramar, por auer las naues vagar de se salir en saluo; et asy lo fezieron.

EL INFANZON Y GARCI PEREZ DE VARGAS

Estando en estos conbatimientos sobre el castiello de Triana, vn infançon que y estaua, que entonce auie llegado de nueuo a esa cerca de Sseuilla, vio y a otro cauallero traer tales ssennales commo las suyas —ondas blancas et cardenas— et dixo a otros caualleros que estauan y con el: «et commo trae este cauallero las sennales de las mis armas? Digouos que gelas quiero mandar tomar, ca non pertenesçen las ondas commo para tal omne commo es el>. Et dixieronle esos caualleros quel connosçien: «Uos catad lo que queredes fazer ante que lo prouedes, ca este es Garçi Perez de Uargas; et commo que es sin yfana, et sin brio lo veedes por aqui andar, çierto sed que uos las querra defender; et non a en esta hueste ningun cauallero que lo osase prouar con el que uos aqui dexiestes.

Et çierto seed que si el a de saber que uos tal cosa del dixiestes, que uos non podredes partir del sin vuestro danno: que es tal cauallero et tan prouado en fecho de armas, que todo omne lo deue reçelar>. El infançon, quando esto oyo quel dizien aquellos caualleros et de commol tenien a mal lo que dixiera, callose et touose por arrepiso por lo que auia dicho. Et commo quier que fue, o de los que y estauan o de otros, ouolo a saber Garçi Perez, mas non ge lo entendio ninguno, et callose ende.

Et en combatiendo el castiello de Triana, asi como auedes oydo suso en la estoria, vn dia a las barreras de Triana, ese infançon, de que dixiemos, et Garçi Perez de Vargas et otros caualleros, recodieron los moros de Triana faziendo su espolonada fasta en aquel logar do estos caualleros de quien dixiemos estauan, et mataron yaquantos omnes. Garçi Perez dio de las espuelas al cauallo, et fue ferir de la lança a un cauallero de los moros que uenia ante los otros, et dio con el en tierra. Los moros boluieron las espaldas, et los cristianos fueron en pos ellos fasta en las puertas del castiello, matando et derribando en ellos.

Los moros, quando vieron que tan pocos eran los cristianos que en pos ellos venien, dieron tornada a ellos; et alli fueron los golpes muy grandes de lanças et de espadas et de porras que se dauan a manteniente que los duro grant pieça del dia; et otrosi de las torres que estauan sobre la puerta del castiello et del muro les tirauan tantas piedras et saetas, que non semeiauan al synon granizo que caye del cielo. Et tan rezio estaua y Garçi Perez de Vargas aquel dia ante las puertas de Triana, et tanto sofrio et tantos golpes dio et tantos recibio, que las sennales de las ondas del escudo et de la capellina a mal abes paresçien ante los golpes quel y dieron.

Los moros dexaronse vencer et enbarranronse et morieron y pieça delios, et de los feridos fueron y muchos; otrosi de los cristianos ouo y muchos feridos de las torres et del muro, et tornaronse para sus barreras a aquel logar onde mouieron. Garçi Perez touo ojo por el infançon de que uos ya dixiemos, et uiolo ah o lo dexara quando aguijara con los moros, que se nunca ende partiera, et dixol: «Sennor cauallero, asi trayo yo las sennales de las ondas et en tales logares las meto commo uos agora viestes, et desta guisa las saco ende commo vos las agora vedes. Et sy queredes, vayamos agora yo et vos, que las trayedes, fazer otra espolonada con aquellos moros que agora seran aqui o ante llegaron, et veremos qual de nos meresçe mas traer las ondas».

Al infançon peso mucho, et fuel malo lo quel dixo Garçi Perez, et touose por arrepeso, et cuydo quel querie acalonnar lo que del auie djcho, et de grado se arrepentiera si podiera; pero recodiol en esta guisa: «Sennor cauallero, uos traed las ondas et fazed con ellas commo agora feziestes et onrradlas commo los onrrastes, ca bien son empleadas en uos, et por uos vaidran ellas mas; et ruegouos, commo a buen cauallero que uos sodes, que si algun yerro dixe o desconocençia, que me lo perdonedes». Garçi Perez gelo perdono, et el infançon se touo por de buena ventura porque asi tan en saluo se partiera del. Don Lorenço Suarez sopolo, et dixolo al rey don Fernando et a los ricos omnes. Et al rey plogol ende mucho, ca ya bien sabia el quien era Garçi Perez et de quales fechos. Et esto fue mucho retraydo por la hueste, et tomo ende grant enbargo et grant verguenna aquel infançon porque veye quel catauan todos et se reyen, et lo mas porquel preguntauan los ricos omnes cada dia, commo en juego, commo le acaesçiera con Garçi Perez de Uargas.

SEVILLA SEPARADA DE TRIANA

Grant pesar auie el rey don Fernando porque non podie por engennos nin por conbatimientos, nin por cosas que y feziese, tomar el castiello de Triana nin vedar a los moros esa pasada. Et sobre esto otto el rey su conseio con Remont Bonifaz et con los otros omnes buenos de las naues que eran sabidores de la mar, que ensayasen en alguna guisa commo podiesen tomar tierra en el arenal por los apremiar mas et les vedar ese paso et esa guarda; et mando el rey que guisasen galeas et baxeles, aquellos que les conpliesen, et que lo fuesen prouar. Mas vn dia que lo prouaron et coydaron pasar alla, el poder de los moros recudio con ellos tan grande et los seguieron tan fuerte que non ouieron poder de lo fazer. Et el rey los prometio que se punnasen de guisar commol guardasen aquella passada que los moros non podiesen pasar vnos a otros, que les farie grandes bienes por ende.

En la era de mill et dozientos et ochenta et seys, quando andaua el anno de la Encarnación en mili et dozientos et quarenta et ocho annos, Orias con otros moros de los mejores de Seuilla pasaron a Triana. Mas commo quier que la yda desenbargada ouieron, la tornada non fue tan en su mano depues, ca los de las naues dese auenturado rey castellano se les fueron meter en el paso con muy grant poder que troxieron de galeas et de carracas et de zauras et de otros nauios muchos et muy bien guisados. Et vino Remont Bonifaz con toda la mayor partida de la mejor companna desa flota que el cabdellaua, de quien les non fue otorgada la pasada a esos onrrados moros, a que mucho peso de que el paso ouieron preso, et sse presos vieron asi de todas partes que les non defendie nin vahe tierra nin agua, nin auien guarda nin saluamiento a ninguna parte de todas las del mundo.

CAPITULACION Y ENTRADA EN SEVILLA

En la era que desuso es dicha de mill et dozientos et ochenta et seys, quando andaua el anno de la Encarnación del Sennor en mill et dozientos et quarenta et ocho annos, pues que los moros vieron que ninguna otra cosa non podian pasar de quanto ellos asmauan nin querien, saluo a lo que effey don Fernando querie, pesandoles mucho, ouieronse acoier a fazer voluntad del rey: quel uaziasen la uilla et que gela dexauan libre et quita; et el rey que diese Axataf et al arraez Abenxueb Solucar et Aznalfarax et Niebra quando la ganase; et los moros que sacasen sus aueres et sus armas et todas sus cosas; et desta guisa que dexasen Seuilla. Et desque el pleteyamiento fue afirmado de todas partes, los moros entregaron el alcaçar de Seuilla al rey don Fernando; et mando poner luego el rey don Fernando la su senna ençima de la torre, faziendo todos los cristianos «Dios ayuda», et dando gracias al Nuestro. Sennor. Esto fue en dia de sant Clemeynte, en la era de suso dicha, quando ese alcaçar desa noble çipdat de Seuilla fue dado al rey don Fernando et entregado.

Libradas todas las pleytesias de suso dichas que en razon del entregamiento de la noble çipdat de Seuilla fueron traydas, et el rey apoderado ya en el alcaçar della, commo dicho auemos, los moros demandaron plazo al rey para vender sus cosas las que non podian leuar; et fue vn mes el que ellos demandaron, et el rey ge lo dio. El plazo conplido, los moros auien vendido todas las cosas que vender quisieron; et entregados de su auer, entregaron las ilaues de la uilla al rey don Fernando. Et el rey, a los que por mar quisieron yr, dioles çinco naues et ocho galeas; et a los que por tierra, dioles bestias et quien los guiase et los posiese en saluo. Et desta guisa los enbio este rey don Fernando a esos moros desa çipdat de Seuilla desque la ouo ganada et puesta en sennorio. Et los que yuan por mar et querien pasar a Çebta, eran çien uezes mill por cuenta; et los que por tierra, que yuan para Xerez, eran trezientas uezes mili, et con estos enbio al maestre de Calatraua que los guio et los puso en saluo, fasta dentro a Xerez.

[i]Primera Crónica general. Nueva Biblioteca de Autores Españoles», 1906, vol. V, tomo 1. Números 1084, 1089, 1108, 1112,1119, ll2Oy 1123, págs. 751, 754, 760, 762, 765y766.