¡Qué maravilla! Muchas gracias Nok, se te echaba de menos.
ISABEL DE CASTILLA SE PROCLAMA REINA[1]
Acerca de la muerte del rey don Enrique diversos los discursos fueron en muchas partes; pero sucedida la muerte, luego en punto que el arçobispo de Toledo de ella fué çertificado, a muy gran priesa embió sus cartas al príncipe don Fernando, que en Zaragoza estaba, con un pariente suyo llamado Gonzalo, de Albornoz, haciéndole saber la muerte del rey don Enrique. y la forma de su fallecimiento, suplicándole que sin tardanza viniesse a tomar la possession de estos reynos... E como desde Madrid fuesse más breve el viage, donde la pricesa estaba... fué más presto sabidora de la muerte del rey su hermano, que el príncipe don Fernando su marido, que en Zaragoza era. El qual luego tomó luto por él, e fizo mayor sentimiento quando debía, según las obras que de él avia recebido, guardada la costumbre de España e plantos que el dia de la muerte de un rey se fazen.
La serenísima reyna mandó fazer en la plaza de Segovia un muy alto asentamiento, donde fué puesto su Escudo Real. Y ella, adornada muy ricamente, quanto convenia a tan alta reyna e princesa, estuvo allí algún espacio; donde los oficiales de armas en alta voz denunciaron a todos la sublimación de la sereníssima reyna doña Isabel, única legítima heredera successora de estos reynos de Castilla e de Ieón después de la muerte del rey don Enrique su hermano.
Lo qual se fizo con gran sonido de trompetas, atabales e tamborinos, e otros diversos instrumentos, con universal alegría de todos los nobles e ciudadanos e populares que allí estaban.
E desde allí la reyna se fué a la iglesia mayor, en una hacanea muy ricamente atabiada las camas, que llevaban los más nobles que allí se hallaron, llevándole encima un paño de brocado muy rico. Y delante de ella iba cavalgando un gentil hombre de su casa, de noble linage, llamado Guitierre de Cárdenas, a quien el rey e la reyna después ficieron muy grandes mercedes, por señalados servicios que les fizo; el qual llevaba delante de ella, en la mano derecha, una espada desnuda de la vayna, a demostrar a todos como a ella convenia punir e castigar los malhechores, como reyna e señora natural de estos reynos e señoríos. Lo qual por algunos fué mucho reprehendido; queriendo decir que esto no pertenece a la reyna, mas al rey su marido, tomando para ello fundamento de algunas leyes que declaran acerca de las mugeres no ayer lugar de juzgar. Lo qual es verdad generalmente en las mugeres; pero de la regla son exeptadas las reynas, duquesas e señoras, que por derecho hereditario les pertenece a sus señorías que tengan mero y misto imperio. E como la reyna nuestra señora fuesse y sea señora soberana en estos reynos, pudo y debió facer lo propio que si el rey fuera presente: e aunque esta sublimación de ambos a dos juntamente se debiesse facer, como si ambos deputados, el marido e la muger, una misma carne fuessen; mas como el rey fuesse absente, y no se supiesse quan presto sería su venida, la tardanza de esta sublimación pudiera ser dañosa, como la preclaríssima reyna doña Isabel tuviesse competidora en doña Juana, que fija del rey don Enrique se llamaba, e aun que algunos, aunque contra toda verdad, la querían por tal tener de hecho se pudo e debió facer, e fué discreta e sabiamente puesto en obra.
[1] VALERA. Mosén Diego de: Crónica de los Reyes católicos. Revista de Filología Española “Cent. de Est. Hist.”. Madrid. 1927. cap. I. pág. 3.
El hombre que sólo tiene en consideración a su generación, ha nacido para unos pocos,después de el habrán miles y miles de personas, tenlo en cuenta.Si la virtud trae consigo la fama, nuestra reputación sobrevivirá,la posteridad juzgará sin malicia y honrará nuestra memoria.
Lucius Annæus Seneca (Córdoba, 4 a. C.- Roma, 65)
¡Qué maravilla! Muchas gracias Nok, se te echaba de menos.
Ave Mefistófeles me es grato saludarte, la verdad es que cada vez que tengo tiempo entro en Hispanismo, es un rincón donde me encuentro a gusto. Las responsabilidades laborales me hacen estar más alejado de lo que me gustaría, por ello aprovechando el descanso navideño me he decidido a aportar algo a los hermanos de Hispanismo.org.
Un saludo y feliz navidad.
El hombre que sólo tiene en consideración a su generación, ha nacido para unos pocos,después de el habrán miles y miles de personas, tenlo en cuenta.Si la virtud trae consigo la fama, nuestra reputación sobrevivirá,la posteridad juzgará sin malicia y honrará nuestra memoria.
Lucius Annæus Seneca (Córdoba, 4 a. C.- Roma, 65)
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