Auténtica doctrina carlista (Melchor Ferrer)
Fuente: Siempre, Número 32, Octubre-Noviembre 1961, páginas 1 y 2.
AUTÉNTICA DOCTRINA CARLISTA
Un libro de José María Codón
Por Melchor Ferrer
Se ha publicado recientemente en la colección «Montejurra» un libro de José María Codón, escritor bien conocido para lectores de SIEMPRE. Bastaba su título «Tradición y Monarquía» y el nombre del autor para hacerlo recomendable, pero, sin embargo, he creído oportuno señalar algunos aspectos sumamente interesantes de la obra.
Ante todo digamos que el libro de Codón parece haber sido recortado en sus deducciones. Seguramente se deberá este defecto, o como se quiera llamarlo, a la preconcebida idea de sintetización y reducción para que cupiera en el volumen. Mas no por eso ha perdido su valor, y la lectura se ha hecho quizá más ligera y fácil al no iniciado en terminología política. Codón, además, ha renovado en el carlismo algo que se había ido perdiendo hace tiempo, lo que llamaba Maurras la apologética exterior, que ahora podríamos decir la apologética extranjera. Realmente, se va perdiendo paulatinamente la confrontación de nuestros valores con los exteriores a España, que había introducido, hace mucho, Minguijón. Y no eran sólo los tradicionalistas. Todas las derechas caían en dos errores fundamentales: O, en aras de un nacionalismo aldeano, rechazar de plano a todos aquéllos que en el extranjero desde cualquier campo podían reforzar nuestras razones; o bien la aceptación total de ideología extranjera con una mala copia para España: recordemos los esfuerzos de años y años para pintarnos como el ideal de la acción política en España, el Centro alemán, en las derechas, sin tener en cuenta las diferencias políticas, sociales e históricas entre ambos países: Alemania y España; los escarceos de democracia cristiana con los ojos y los oídos atentos al abate Lugan; o la influencia predominante de los ultramontanos franceses y los integristas italianos en nuestro haber político; o bien, rechazando cualquiera experiencia o aportación extranjera como nociva y perjudicial.
Este criterio exclusivo y nacionalista no lo tiene Codón, como no lo tuvo Minguijón hace cincuenta años. Donde halla elementos en su apoyo los utiliza; donde una desviación extranjera podría perjudicar, la rechaza.
Pero va más allá Codón. Utiliza los documentos reales particulares de Carlos VII, como argumento, dándoles todo su valor, es decir, que ahora ya Don Carlos entra en la casa de los pensadores políticos. Con el gran resultado de que lo que nos sintetiza así es el tradicionalismo carlista, que no es un tradicionalismo vago y acomodaticio, sino fijo y ortodoxo. Para ello bastaba recurrir a los documentos reales: Así lo hace el autor con gran éxito. Fue el P. Corbató quien se dio cuenta de la riqueza que esos documentos reales tenían en el orden ideológico, pero también se había perdido esta tradición; así huimos de dos interpretaciones incompletas: la mellista y la integrista. En realidad, se anda mucho en modas; no sabemos lo que durará la mellista. Hubo una temporada que no se juraba más que por Donoso, y otra que le siguió, que la moda estaba centrada en Menéndez y Pelayo. Hoy está en Mella: pero el error no está en utilizar a Mella, porque mucho y muy bueno tiene el pensador asturiano, sino en considerarlo como el alfa y la omega del pensamiento tradicionalista. Mella es un eslabón –un eslabón de oro y brillante pedrería, pero sólo un eslabón– del pensamiento tradicionalista elaborado desde los tiempos de Carlos V, por éste y por el Barón de Juras Reales, Fray Magín Ferrer, hasta nuestros días, pasando por Balmes, Carlos VI, Pedro de la Hoz, Félix Lázaro García, Vildósola, Aparisi y Guijarro, Tejado, Navarro Villoslada, Cándido Nocedal, el hijo de éste, Ramón, Barrio y Mier, Llauder, hasta Mella y continuado luego por otros escritores y pensadores, recibiendo la influencia estos últimos de Jaime III, a quien indudablemente se ha de calificar, después de Carlos VII, como el más sobresaliente de los Reyes Carlistas. Ahora bien, después de Mella, y aún durante sus últimos años, se suscitaron cuestiones importantísimas en el orden ideológico. Mella todavía vivía con la visión apocalíptica del Grand Soir, de Jaurés, y en la última huelga, la de los soldados, de Grève, cuando Don Jaime señalaba el monstruo que surgía en [el] Oriente europeo, el Comunismo, Don Jaime vio la sombra del bolchevismo extendiéndose por Europa, cuando los demás sólo veían las sombras del antiguo socialismo. Y esto introducía en el carlismo elementos políticos que, acordes con la tradición, no habían siquiera sospechado nuestros pensadores. Es decir, la cuestión social se comenzaba a ver bajo un nuevo aspecto, y las soluciones ya no eran las que se propugnaron anteriormente: Conde de Mun, P. Vicent, «La Paz Social», P. Palau… Y es que treinta o cuarenta años son muchos años para permanecer estáticos. También quedaba el peligro de un neointegrismo: Si recordamos que el estallido final de 1888 se inicia por una extemporánea cuestión sobre la Inquisición, por aquella veleta política que fue Ortí y Lara, nos daremos cuenta de la influencia extranjera del ultramontanismo francés: la Tradición la centraba en Felipe II, lo que era absurdo –tan absurdo como centrarla, como hizo Pradera, en los Reyes Católicos–. La tradición es medieval, y en esto acertaba Donoso, aunque su medievalismo está envenenado por el romanticismo de la época; y la Inquisición medieval es muy distinta de la Inquisición postrenacentista de los Reyes Católicos y los Austrias.
Codón aporta los documentos reales en el lugar que les correspondía. De hecho, huye de las limitaciones de escuela –mellista– que por su generalización la hace propicia a muchas y diversas interpretaciones, y al mismo tiempo de la integrista, que se convierte al final en un doctrinarismo tan convencional como el de Royer Collard.
Y éste es el gran valor del libro de Codón. De doble extensión hubiera sido y nada hubiera holgado. Pero vale la pena de señalarlo como un elemento de importancia, pues no es fácil orientarlo hacia deducciones anticarlistas…
Re: Auténtica doctrina carlista (Melchor Ferrer)
Más romántico que Donoso, es difícil haber sido frente a los romanticistas; pasa que los liberales lo han relegado, aún teniendo superior pensamiento elevado que Unamuno, por ejemplo.
Mella no fue ni será nunca una moda. Ni un obseso de peligros socialistas/comunistas, pues estos peligros lo fueron de facto. El fue un gran combatiente; y desde luego que yo sepa nunca se alejó de la causa Carlista ( o Tradicionalista según se quiera expresar, que era la intrínseca al Carlismo) ni su hacer en decir viene a quebrar o denostar a Carlos VII ni a don Jaime.
Los avatares de aquellos tiempos no exentos de los avatares extranjeros, etcétera de cuestiones respecto de don Vázquez de Mella, deben tener sus fuentes que los explican y no le alejan y reafirman que más que eslabón fue un diamante eslabón, dado el realismo imperante.
Yo es que no encuentro ápice de crítica ni a Donoso ni a Mella. Ni a Felipe II, que por cierto el Tradicionalismo claro que no empieza en él, sino en los Reinos Cristianos con sus naturales evoluciones desde el Rey Pelayo; y que Felipe II hace un punto y aparte pues tras él, no acaba la Tradición, pero sí se denosta. (Ósea que las fallas y errores del Rey, no empañan su Reinado).
Comprendo que usted, Martin Ant, me dirá como me dijo otro forero, que escribe para otros, o que hay que tener un más profundo saber de tanta cuestión, pero las frases así escritas tan escuetas conducen a confusión. Aunque las escriba una eminencia en el Carlismo/Tradicionalismo.
No se, yo es que como no veo resquebrajarse al Carlismo, hasta Montejurra, sino un amoldarse natural a las circunstancias sin renunciar ni verdaderas grietas, sino en el mismo fin e ideal. Lo que si veo es excesivo análisis sobre los que analizaron maravillosamente y perfectamente. Y no es acaudillar a nadie, sino respetar en su justo lugar.
Re: Auténtica doctrina carlista (Melchor Ferrer)
Cita:
Comprendo que usted, Martin Ant, me dirá como me dijo otro forero, que escribe para otros, o que hay que tener un más profundo saber de tanta cuestión, pero las frases así escritas tan escuetas conducen a confusión. Aunque las escriba una eminencia en el Carlismo/Tradicionalismo.
Vainilla, yo no le diré eso que le dijo otro forero. En absoluto.
Su comentario crítico a este artículo de Melchor Ferrer es interesante.
Lo cierto es que, en última instancia, el ideario socio-político legitimista-tradicional español es muy sencillo, y se reduce al archiconocido trilema de: Dios; Patrias-Fueros; Rey legítimo (precisamente, varias veces tuvieron que salir a la palestra las Reinas españolas a recordárnoslo en momentos críticos o difíciles de la Comunión: la Reina María Teresa de Braganza, la Reina-Amazona María de las Nieves de Braganza, la Reina Magdalena de Borbón-Busset).
Re: Auténtica doctrina carlista (Melchor Ferrer)
Cita:
Iniciado por
Vainilla
o que yo sepa nunca se alejó de la causa Carlista ( o Tradicionalista según se quiera expresar, que era la intrínseca al Carlismo) ni su hacer en decir viene a quebrar o denostar a Carlos VII ni a don Jaime.
Los avatares de aquellos tiempos no exentos de los avatares extranjeros, etcétera de cuestiones respecto de don Vázquez de Mella, deben tener sus fuentes que los explican y no le alejan y reafirman que más que eslabón fue un diamante eslabón, dado el realismo imperante.
Cita:
Primera Guerra Mundial y el cisma mellista
Vázquez de Mella era germanófilo, lo que le condujo a una sonada separación con el pretendiente carlista Jaime de Borbón, que era aliadófilo. Jaime de Borbón, que había estado confinado por los austriacos en su castillo cercano a Viena, publicó en 1919 un manifiesto dirigido a los tradicionalistas españoles desautorizando a los que hubiesen exteriorizado sus sentimientos germanófilos. Vázquez de Mella se sintió desautorizado por el pretendiente, lo que le llevó a alejarse del carlismo para fundar el Partido Católico Tradicionalista, que celebró su primer acto público el 11 de agosto de 1919 en el casino de Archanda,6 desde el que propugnaba los grandes ideales que impregnaron toda su vida: tradición, catolicismo, patria y monarquía.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_V...zquez_de_Mella
Pesed a que su pensamiento, lejos de ser una moda, siga siendo plenamente válido, pero no es un dogma sino PARTE del pensamiento tradicionalista. Y ello sin contar con que el fragmento de José Mª Codón, puesto por Martin Ant, data de octubre-noviembre de 1961, es decir, que moda de entonces hoy no parece que sea de ese modo, no lo era entonces y no lo es hoy, aunque Codón advierte de este problema.