La momia conservada en Poblet no corresponde al cadáver del Príncipe de Viana
Un estudio genético de la momia enterrada en el Monasterio de Poblet, en Tarragona, y atribuida a Charles de Évreux y Trastámara, conocido popularmente como el Príncipe de Viana, concluye que los restos no se corresponden con este personaje histórico, que murió en 1461. Otra de las conclusiones del estudio es que tampoco los despojos atribuidos a la madre del príncipe, la reina Blanca I de Navarra, conservados en un monasterio segoviano, pertenecen a esta soberana.
Esta conclusión culmina doce años de trabajo y confirma las sospechas que el equipo de investigadores siempre mantuvo con respecto a la autenticidad de esos restos. La noticia, además, viene a lanzar una gruesa sombra de sospecha sobre el sepulcro del rey aragonés Jaime I, que se conserva también en Poblet. El mismo equipo que ha trabajado en los restos del Príncipe de Viana aspira a estudiar el cadáver del monarca -cuyo octavo centenario se conmemora este año-, si el abad del cenobio aprueba la exhumación.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y de la Universidad de Granada, bajo la dirección de la historiadora Mariona Ibars, han llevado a cabo durante los últimos doce años este trabajo histórico, antropológico y genético en el panteón real de la Corona de Aragón.
Los autores del análisis han comparado el ADN mitocondrial de la momia con el de los restos atribuidos a la reina Blanca I de Navarra y con los de otros familiares, como la zarina Alejandra de Rusia, el Duque de Edimburgo y Johanna de Habsburgo. El estudio concluye que ni los restos de Poblet corresponden al príncipe ni los de Segovia a la reina, explicó ayer Assumpció Malgosa, del Departamento de Biología Animal, Vegetal y Ecología de la UAB. De hecho, en el caso de los primeros, se trata de restos de tres individuos diferentes, que consisten en un fragmento de la columna y dos segmentos corporales momificados.
El análisis "ha demostrado que los restos fueron manipulados para reconstruir un cuerpo a partir de fragmentos de otros, puesto que se observan marcas de cortes de sierra en la columna del segmento inferior", que podría ser femenino, señaló Malgosa, según una información de la agencia Efe. El segmento superior perteneció a un hombre de entre 35 y 40 años.
De hecho, es posible que ni los restos atribuidos a Jaime I ni a ninguno de los nobles aragoneses inhumados en el panteón real de Poblet pertenezcan a quien se cree que pertenecen. Sin ir más lejos, se sabe que en el sepulcro del Conquistador hay dos cráneos, y puede que ninguno corresponda al viejo rey aragonés.
La confusión proviene de una revuelta producida durante una guerra carlista, en 1837, en la que el monasterio fue saqueado y las tumbas, profanadas. Un sacerdote recogió los huesos desperdigados por el suelo y los escondió en su casa, y de ahí fueron trasladados a la catedral de Tarragona. En 1952, Franco restauró el panteón y restituyó los cuerpos (el Príncipe de Viana y el de Jaime I, entre ellos). En realidad, entregó siete cajas con restos sin identificar. En ellas había 28 cráneos y 32 fémures. De esos 28 cráneos, siete pertenecen a reyes aragoneses. Pero, ¿cuáles?
El abad de Poblet, el aragonés José Alegre, se ha mostrado contrario hasta ahora a exhumar más cadáveres. El equipo de investigadores planteó el invierno pasado su intención de seguir trabajando con otros cuerpos, entre ellos, el del Conquistador. Para ello necesita un dictamen favorable del Patronato del Monasterio de Poblet -integrado por los gobiernos autonómicos de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares- y la aprobación del abad. Todo está en el aire.
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