Del Clarín de hoy; el autor no podía dejar de referirse a los partidos antiinmigración como "ultraderecha":

Haciéndose los suecos

26/09/10


Por Gustavo Sierra

Un país de 10 millones de personas que recibe casi 100.000 inmigrantes por año no puede resistir por mucho tiempo la presión de una porción de su población que reivindique la hegemonía racial y rechace a los recién llegados.

Suecia no pudo escapar a la realidad del resto de Europa.

La amplísima tolerancia de la sociedad de ese país llegó a su límite. El tradicional partido socialdemócrata que gobernó 65 de los últimos 78 años haciendo una nación justa, estable y rica, parece haber pasado a la historia. El gobierno seguirá en manos de la centro–derecha. Y la ultraderecha antiinmigrante sentará a 20 de los suyos en el Parlamento.

Por supuesto, las víctimas de todo esto son los que llegaron en los últimos meses de China, Vietnam, Bangladesh o Tailandia para adentrarse en las montañas suecas a recoger los frutos rojos, que se han convertido en uno de los principales productos de exportación del país. Una agencia de trabajo los llevó engañados con la promesa de que iban a ganar unos 10.000 dólares en los dos meses de vendimia. Para eso tendrían que recoger unos 60 kilos al día de grosellas, blackberries y frutillas. Las heladas tardías redujeron notablemente la producción y los nuevos inmigrantes terminaron recogiendo apenas cinco kilos al día y ganando lo mínimo para sobrevivir .

El resultado fue que cientos de los nuevos inmigrantes quedaron varados en los pequeños pueblos donde habían ido a trabajar, comiendo gracias a la solidaridad de algunas iglesias. Esta fue la última gota que llenó el vaso del ultraderechista partido Demócratas de Suecia (paradójico nombre): extranjeros queriéndose apoderar de las calles suecas. Ya a comienzos de la campaña habían lanzado una publicidad de televisión en la que se veía una estampida de mujeres musulmanas con burqas compitiendo con los jubilados suecos por cobrar el seguro social.

Lo destacado es que esta nueva ultraderecha llega al poder reivindicando el Estado de Bienestar levantado por los socialdemócratas, pero “para defenderlo”, ahora, de los inmigrantes. Suecia abandona ese camino que la convertía en única para adentrarse en la ancha avenida europea de los que culpan a los extranjeros de todos sus males.
NOTA