El 47% de las mujeres que abortan en Aragón son inmigrantes y alguna lo hace hasta 31 veces

La mitad de las mujeres que abortan en Aragón (en concreto, el 47%) son inmigrantes. La cifra es muy abultada si se tiene en cuenta que, en términos globales, solo representan el 8,5% de la población. Trabajadores sociales, médicos y expertos insisten desde hace tiempo en que, en los últimos años, se ha producido en nuestra Comunidad, al igual que en el resto de España, un repunte de las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), y que la inmigración es uno de los factores que más ha contribuido.

Hasta este año, los registros de Epidemiología del Gobierno de Aragón no han especificado la nacionalidad de las mujeres que se sometían a un IVE en la Comunidad, pero varios profesionales han hecho una investigación, germen de una tesis doctoral, que han dividido en dos tandas.

Para ello, han supervisado los abortos realizados en Aragón en 2006 en el sistema público (atiende un 1% del total de IVE) y en el privado (99%). En concreto, se han analizado los datos de la clínica Almozara, uno de los dos centros privados acreditados para esta técnica en la Comunidad. Además, se han sumado los casos vistos de enero a noviembre de 2007 en este centro en concreto.

Las conclusiones se extraen de 4.050 historias clínicas, tantas como situaciones diferentes. Ni se puede englobar a toda la población inmigrante dentro de los mismos hábitos ni las mujeres que toman esta decisión pertenecen al mismo sector social o económico, lo que exige un estudio en profundidad.

El 40% ya habían abortado
Mayte Andreu, coautora del informe y trabajadora social de la clínica Almozara, pone el énfasis en dos puntos: no usar métodos anticonceptivos y el hecho de que algunas extranjeras abortan reiteradamente. De hecho, el 40% de ellas ya lo habían hecho antes cuando se les encuestó para el estudio. “Es algo que se ve especialmente entre las mujeres de Europa del Este. En sus países, el aborto es casi un método anticonceptivo, no planifican sus relaciones porque no ven el peligro ni le dan al aborto el valor que se le da en otros lugares”, explica.

El año pasado, una mujer rumana llegó a practicar su aborto número 31, y hay chicas que lo han hecho 18 veces y muchas reconocen que más de 10. “A esta población, muy específica por su origen y condiciones de vida, no llega la planificación familiar. No funcionan ni un programa de preservativos a bajo precio ni una campaña publicitaria. Comprar una caja de preservativos es muy fácil. ¿Por qué, entonces, nos encontramos estas estadísticas?”, se pregunta.

“Realidad alarmante”
El estudio concreta que “es una realidad alarmante el creciente número de embarazos no deseados y que finalmente culminan en aborto”. En Aragón, en menos de diez años, las interrupciones voluntarias del embarazo han crecido casi un 70%. La mayoría se deben a la no utilización de métodos anticonceptivos o al mal uso de los mismos. Entre el 50% y el 60% de todas las parejas que se someten a una IVE no usan ninguno y los inmigrantes recurren a ellos la mitad de las veces que los españoles.

Sin diferenciar el lugar de origen de quienes abortaron en 2006 y 2007, todos aseguran que, cuando ponen medios, el más empleado es el preservativo. Los hormonales orales, el DIU, la vasectomía y los métodos naturales son usados en ambos grupos en porcentajes similares. Los inyectables y los espermicidas solo aparecen entre los no españoles, el parche domina entre las inmigrantes y lo contrario ocurre con el anillo vaginal.

En las extranjeras, se ve cómo las asiáticas son las que menos medios ponen. Recurren mucho a su medicina tradicional y es una raza que no visita fácilmente los recursos sanitarios de la Comunidad, ni públicos ni privados. Les suceden las europeas del Este, entre las que el aborto es muy común. El Magreb es la siguiente zona geográfica con menor planificación y, a continuación, está el África Subsahariana.

Priman los motivos económicos
La legislación española establece que el aborto solo puede hacerse si existe un grave riesgo para la vida o la salud (psíquica o física) de la embarazada, si es fruto de una violación (debe practicarse en las 12 primeras semanas y haberse denunciado el delito) o si un especialista presume que el feto tendrá importantes taras.

En Aragón, la principal causa para interrumpir el embarazo es que no ha sido deseado y provoca algún trastorno que la mujer se siente incapaz de asumir dentro de los supuestos legales, y que en el caso de las inmigrantes se puede ver agravado por problemas de idioma, culturales o religiosos.

Un 97% de los procedimientos se realizan bajo el supuesto del riesgo materno, de estos tan solo un 1% son por peligro físico y el resto, por razones psicológicas. Tan solo el 2% se interrumpen por malformación fetal y el supuesto de violación no llega al 1%.

Solo las españolas se someten a una IVE por riesgo físico grave y malformación fetal. Prácticamente todas las inmigrantes alegan problemas psicológicos. Los más frecuentes son los económicos, como única causa o acompañada de tener más hijos, ser jóvenes o tener problemas con la pareja.
En orden decreciente, le sigue el hecho de no ser un buen momento personal, ser muy joven para asumir el embarazo, querer seguir estudiando, no desear más hijos y mantener una relación poco estable o haber roto con la pareja.
En cuanto a las mujeres que alegan estar sometidas a violencia de género, el porcentaje es similar entre españolas y extranjeras, si bien estas, a veces, no lo alegan como motivo porque culturalmente no perciben ser objeto de maltrato.

Entre países también hay grandes diferencias. Mayte Andreu especifica que las iberoamericanas y europeas son las que más abortan por temas económicos, y que no hay constancia de asiáticas o subsaharianas que aludan a una edad avanzada para ser madre como motivo de aborto.


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