Joseph-Dominique Garat Hiriarte. Abogado, periodista y filósofo labortano nacido en Bayona el 8 de Septiembre de 1749 que hizo carrera al abrigo de la Revolución francesa y el Imperio creado por Napoleón. Miembro de la Academia Francesa desde 1803, fue amigo personal de los ilustrados Jean-Baptiste-Antoine Suard, Georges-Louis Leclerc (conde de Buffon), Jean d'Alembert y Étienne Bonnot de Condillac.
Siendo muy joven llega a París y se lanza a la carrera de los premios académicos. Obtiene en 1779 el premio a la elocuencia de la Academia Francesa por su Éloge de Suger. Sus obras Éloge de Montausier y Éloge de Fontenelle son coronadas en los concursos de 1781 y 1784, respectivamente. Redactor de la sección literaria del Mercure de France, pasó a continuación al Journal de Paris. A los hermanos Garat, Dominique y Joseph, la Revolución de 1789 les sorprendió en Burdeos, en donde trabajaban en un despacho de abogados. El monarca Luis XVI convocó los Estados Generales del Reino de Francia para discutir los problemas de Estado. Dicha asamblea reunía a los tres estados: nobleza, clero y el Tercer Estado. Labort logró una representación separada, debido a la diferencia de gestión, costumbres e idioma. Los tres estados se reunieron en la iglesia de Ustaritz y el Tercer Estado eligió a los hermanos Garat como delegados. Ambos fueron diputados en los Estados Generales de Versalles, en donde redactaron el Cuaderno de Quejas y los tres estados coincidieron en la mayoría de ellas: insistían en que se garantizaran las características nacionales, sobre todo la lengua, y en que se restauraran las instituciones del país. Además el clero exigía un obispo que hablara vascuence. Mientras tanto, los Estados Generales proclamaron la Asamblea Constituyente y a continuación se abolieron los privilegios de las provincias. El Biltzar de Labort, contrario a estas decisiones, pidió a través de los hermanos Garat que por lo menos se permitiera la creación de un estado federal que reuniera a los vascos de los tres territorios. Sin embargo, desoyendo dichas peticiones, en 1790 llegó el proyecto de departamento de Bajos Pirineos, que unía a vascos con bearneses.
El 9 de Octubre de 1792, Joseph sucedió a Georges Danton al frente del Ministerio de Justicia, uno de los revolucionarios franceses que precisamente acabaría sus días en la guillotina. La labor de Garat quedaría marcada porque, como ministro, notificó al rey Luis XVI, el 20 de Enero de 1793, su sentencia de muerte. El 22 de Enero de 1793, Joseph Garat sustituye a Jean-Marie Roland como ministro del Interior, en plena pugna entre jacobinos y girondinos, cargo en el que permanecería hasta Agosto del mismo año. El mes de Octubre, durante el periodo del Terror, es arrestado acusado de girondino, pero es rápidamente liberado. El 27 de Julio de 1794 vota a favor del arresto de Maximilien de Robespierre, responsable de la ejecución de su predecesor al frente del Ministerio de Justicia. Se le concede entonces una cátedra de Filosofía en la Escuela Normal Superior, y después es enviado como embajador a Nápoles. Con el Directorio, es elegido para el Consejo de Ancianos en 1799. El 9 de Noviembre de aquel año, Napoleón Bonaparte le nombra senador, y en 1808, conde del Imperio. El futuro miembro de la Cámara de representantes durante el periodo de los Cien Días no fue inquietadodurante la Restauración y después de 1830 se convirtió en miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Cuando, al comienzo del siglo XIX, Napoleón invadió el Reino de España, Garat, entonces senador, envió a Napoleón varios informes en los que proponía la creación, dentro del Imperio francés, de una federación que abarcase a los vascos del Sur y del Norte, llamada Nueva Fenicia. Napoleón le encarga entonces un libro sobre los vascos. Poco después escribió un ensayo titulado Origen de los vascos de Francia y de España que no vería la luz hasta 1869. En 1814 se retiró a Basusarri (Labort), mientras que su hermano Dominique fue alcalde de Ustaritz. Murió el 29 de Diciembre 1833 en el castillo de Urdains.
Se cuenta que a Joseph Garat, después de haber notificado a Luis XVI su sentencia de muerte, se le agrió el carácter y que las gafas de oro que utilizó aquel 20 de Enero de 1793 no volvieron a salir jamás de aquel cajón que él se autoimpuso no volver a tocar. Familiar de Garat, el cura de Ustaritz las utilizó un día para leer su breviario y se le apareció Joseph Garat. Al darse cuenta, escribió: "Las gafas de la sentencia", fulminándole un rayo en aquel instante.
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