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Sé que hoy la vida es tan vertiginosa y absorbente, que no os da lugar ni tiempo de volver la cara hacia el pasado, ni a deteneros en vuestra marcha para dialogar con seres idos o para comparar tiempos pretéritos a estos días del cine y de la radio. Sé que un filósofo sería hoy día el mayor anacronismo en vuestro ambiente, porque hoy no se filosofa, se calcula; no se hace el amor, se hacen números; no se muere por la patria, se vive de ella; no se aprende a rezar, sino a bailar.
Más, no obstante, me infunde valor y me dé energías para estar con vosotros breves instantes, el pensar que en toda comunidad no faltan locos, ni entre los locos deja de haber cuerdos. Cordura o locura, lo que voy diciendo, cada cual lo interprete a su modo; si desequilibrada es mi pobre hechura, pondría en equilibrio vosotros los cuerdos, y si cordura es lo que voy diciendo, cúrense de su locura los que estén locos.
Yo pertenezco a otras épocas y a otros tiempos; soy del pasado y no del presente, y como tal, sólo os puedo hablar de lo inmutable, de lo que pervive al correr de los siglos; de lo que no le es dado a la Humanidad, con toda su nigromancia y sus inventos, torcerle el camino o quitarle su esencia, mientras en lo ancho del planeta palpite un corazón y aliente un alma. Os hablaré del amor, aunque sea impropio que a mis años trate de este asunto, que es más para poetas que filósofos, y más para jóvenes que viejos. Pero no crean ustedes que un joven sabe de achaques de amor mejor que un viejo, ni que vosotros los modernos sepáis amar mejor que los antiguos. Sobre asunto tan bello y peregrino, mucho tenéis que aprender del pasado los que hoy presumís tanto de progresivos. Pues si la humanidad hoy día se siente orgullosa de sus inventos, que la permiten volar sobre altas cumbres, desafiado a las nubes y al firmamento; descender hasta el fondo de los mares jugando al escondite entre madreperlas y corales; si la sed de poder y señoría la quita el sueño, y el brillo del oro la vislumbra, y la embriaguez del mando la vuelve loco, yo la compadezco; porque olvidada de sí mismo, entre el vértigo infernal de sus pasiones, va perdiendo el corazón día tras día.
Por eso ya no se invoca a la amada a la luz de la luna, ni se cantan versos al pie de su ventana, ni se guardan como reliquias sagradas una flor de "ylang-ylang" resecada o un collar de níveas sampaguitas: hoy llaman a todo eso, cursilería. Hoy a la dama se la cita al cine para estar a oscuras, o a un sarao de esos cuyo primer numero consiste en beberse varias copas de "cocktail", para empezar perdiendo la cabeza, ya que del corazón nadie se acuerda. ¡Y esto llaman hoy día elegancia! Ya no se ven en una azotea, donde los enamorados hagan estremecer a "las florecitas rojas del cabello de ángel"; hoy se hace el amor bailando, y a golpes de "jazz band" se conquista a la amada. Ya no se va de excursión en unas bancas que se deslizan perezosas sobre las aguas quietas del viejo Pasig, mientras un galán susurra al oído de una dalaga una frase de amor que la enajena; hoy se dan los paseos en automóvil, a sesenta millas por hora, y si la niña no cede a las insinuaciones del galán, se la tira por la borda del coche dejándola con la cabeza desnucada. Hoy nadie muere de amor, sino de hastío. Ya no existe la divina Maria Clara, que se acoge a los muros de un convento en oblación de amor por su Ibarra; hoy se bebe una dosis de lysol para liquidar vicios ocultos, vergonzosas culpas, extravíos del alma...
De política no me atrevo a hablaros, porque de eso no entiendo nada, pues soy de aquella época en que no se conocía lo que es un diputado o un secretario. Os contaré, sí, un cuento de amor; cuento de juventud, de vida y de muerte, para que los ya viejos aquí presentes, en el breve paréntesis de esta velada, al mágico conjuro de sus recuerdos, puedan volver a vivir sus años mozos, desarrugar el corazón marchito, refrescar el alma, vivir el pasado; y estos jóvenes que ahora me escuchan, contrasten la diferencia que existe en cómo eran ayer a como son hoy estos asuntos del humano querer.
El cuento va a empezar: si no os aburre, seguid su relato; si os fatiga o hastía, dejadlo. Y perdonad a un viejo loco una locura más en su extravío...
(Las luces de la batería irán oscureciendo, hasta dejar casi a oscuras la sala, mientras Tasio inicia mutis, recitando
Postrimerías del siglo diecinueve; tierras filipinas del sol y del amor; fondo rizalino en el que palpitan dalagas ingenuas a lo Maria Clara, mozos nobles y viriles a lo Ibarra, que en un gusto de bizarra hidalguía, mueren por su dama o por su patria.
Fervor en las almas; pabellón, español; complot y conjuras, romances y guerra; bello amanecer de un pueblo que nace entre nubes de sangre y heroísmo, que al implorar a Dios en las alturas, entre el pliegue místico de su rezo, va para su bandera la rosa de un beso. He ahí el marco de esta aventura...
(Tasio hace mutis, enciéndense las luces del proscenio, la orquesta preludia brevemente y se alza el telón.)
Semejantes ideas sobresalen en las obras de Jesús Balmori. La obra Filipinizad a los Filipinos de Jesús Balmori es un ejemplo concreto de esta protesta. Balmori presenta sus ideas en el personaje de Rafael, el protagonista de la obra, y dice:
La felicidad de los hombres y los pueblos depende de ellos mismos. El que es desgraciado, es porque quiere serlo. Recuerda al pueblo y a los hombres de nuestro ayer. Piensa en nuestra revolución. Entonces se quiso y se supo ser filipino. Entonces supo el mundo, y la misma nación que nos colonizaba, que ya existía Filipinas. Entonces se nos dio un libro de oro en el que Bonifacio comenzó a escribir con la punta ensangrentada de su bolo nuestra historia. Lástima de sangre vertida, de evangelios escritos, de ideales predicados con la acción y de libertades conquistadas a flor de martirios y heroísmos si una vez libre Filipinas de todo extraño yugo, los filipinos estamos más que nunca esclavizados por influencias y poderes extranjeros. ¡Filipinizaros! ¡Clama Quezón desde la tribuna y Rizal desde Bagumbayan y Luna desde Cabanatuan!... ¡Filipinizaros! ¡Dejad la túnica prestada para que no os desnuden en medio del camino! ¡Abandonad el idioma que no os pertenece, la moda que os ridiculiza, todo lo que os afea y os arruina y os deshonra! ¡Vuestro pueblo es el pueblo más hermoso del mundo; vuestra raza la más sencilla y generosa! Podéis vivir solos y orgullosos sin envidiar a nadie, envidiados por todos, y ser fuertes, poderosos y libres como vuestros "tamaraos" y vuestras águilas!..Filipinizaros para que vuestras mujeres vuelvan a ser un sueño de poetas y vuestros hombres tornen a ser los Mabini de vuestros decálogos gloriosos y los Gregorio del Pilar del Paso de Tirad! ¡Filipinizaros, por amor a Dios, por amor a la libertad, por amor a vuestra raza!
Otro ejemplo, en la obra Filipinas de Adelina Gurrea, tiene como personajes Tío Sam, Filipinas, Historia, y España. El prototipo Tío Sam es el explotador comercial; he aquí un ejemplo del diálogo donde expresa Gurrea su idea de explotación:
FILIPINAS: Pero ¿porque no dices, tío, que en lo de la independencia jugó bastante papel el azúcar y la margarina, sus fabricantes y sus importadores en América? ¿Y qué vas a ir poniéndome impuestos en mis importaciones a tus territorios?
TIO SAM: ¿Qué quieres decir, ingrata? Es posible que te duela ese poquito de ventaja que saco de ti y no te acuerdes de todo lo que te he dado? Nunca creí que me pagaras así. Me hace mucho daño oírte...y me da mucha pena este comportamiento.
Ha habido otros dramaturgos que han expresado este tema de protesta y ridiculizando a los inútiles políticos. Las obras de Claro Mayo Recto, La ruta de Damasco y Solo entre las sombras, representan el conflicto entre los valores hispánicos y los nuevos valores de la juventud de su tiempo. Esto se dramatiza efectivamente en el conflicto entre Tío Narciso y su sobrino en Solo entre las sombras. En La ruta de Damasco, Mercedes y Loling hacen burla de Don Fermín, un político que "presentó una vez no sé que "bill", recabando del gobierno una medida enérgica para impedir el paso de los tifones por las provincias del Norte" y Loling comenta:" Tenía todo el aspecto inexpresivo de un sietemesino. Era tan cándido e inocente en sus modales. Hasta su hablar era balbuciente".
He aquí un fragmento de su obra La ruta de Damasco:
ACTO ÚNICO
Saloncillo de modesta apariencia arreglada con artística sencillez. Puertas laterales y en el fondo. Bustos de filipinos ilustres y paisajes nativos tipifican el cuadro. En el centro, un veladorcito de mármol y algunas sillas. Sobre el veladorcito, libros, periódicos y una caja abierta de tabacos. Varias estanterías de libros completan el modesto mobiliario. Es una clara mañana de abril.
Escena I
Al levantarse el telón, Loling estará ocupada en aventar el polvo de los muebles con un plumero, y Mercedes pondrá en arreglo los libros esparcidos en desorden. A poco aparecerá Señora Tomasa, por la derecha.
MERCEDES (a su madre): Ya son las ocho y no viene tía Irene. ¿No dijiste que vendrá?
TOMASA: Estará aún roncando en la cama, lujo que sólo pueden permitirse las gentes de calidad, a quienes no reza aquello de "a quien madruga…"
LOLING: ¿A quiénes más se ha invitado?
MERCEDES: A nadie. Si es una fiestecita íntima. Quizás vengan los "chicos" de "La Integridad".
TOMASA: La gente más charlatana y fastidiosa.
LOLING: Pero mamá, ¿qué mal te han hecho?
MERCEDES: También le tendremos a Don Florencio. Le invitó Antonio.
LOLING: Es un caballero muy simpático que sabe dar amenidad a la conversación con sus agudezas y chistes de buena ley.
MERCEDES: Como buen español. Es uno de los más íntimos de Antonio.
TOMASA: Y de los más decentes. ¿Recordáis aquel diputadillo que solía venir aquí para que le publicase Antonio sus discursos?
MERCEDES: Ah, sí, ¿te refieres a Don Fermín, mamá? ¿Aquél que, según nos ha contado Antonio, presentó una vez no sé que "bill", recabando del gobierno una medida enérgica para impedir el paso de los tifones por las provincias del Norte?
TOMASA: El mismo, el de la minoría, por más señas.
LOLING: ¿De edad?
MERCEDES: No, mujer. De la minoría…conservadora.
LOLING: Tenía todo el aspecto inexpresivo de un sietemesino. Era tan cándido e inocente en sus modales. Hasta su hablar era balbuciente.
TOMASA: Bien, pero aquel infeliz tiene mejor suerte que muchos que por ahí se las echan de cultos, patriotas, directores de la opinión, y otras lindezas por el estilo.
LOLING: Tendrás razón, mamá. Pero francamente, no puedo envidiarle. (Aparte) ¡Vaya un tipo! (Pausa) Voy un momento al jardín. (Mutis por el fondo.)
Escena II
(Dichas menos Loling)
TOMASA: ¿Qué piensas de esa niña? ¿No crees que está enamorada?
MERCEDES: ¿De quién?
TOMASA: De cualquiera, de ese Makaraig, por ejemplo.
MERCEDES: No lo sé. Y aunque lo esté, es difícil averiguarlo. La chica es reservada.
TOMASA: Me dice el corazón que esos dos jóvenes se entienden perfectamente. Loling es de carácter idealista, como tú y como vuestro padre, y no será extraño que el otro le haya embaucado con sus majaderías literarias. Pronto hará un año que ese joven viene aquí para darla lecciones de literatura, y la oportunidad ha sido grande. No sé cómo no he advertido a tiempo el peligro de esas entrevistas...
Otros dramaturgos fueron inspirados por Rizal, quien escribió dos obras galardonadas durante sus días estudiantiles en el Ateneo Municipal de Manila, Consejo de los dioses y Junto al Pasig. Rizal se interesaba mucho por los estudios clásicos, Latín y Griego, y en Consejo de los dioses, notamos su sabiduría de la mitología griega:
ACTO ÚNICO
JUPITER, sentado en el trono de oro y piedras preciosas y, llevando en la mano el cetro de ciprés, tiene a sus pies el águila, cuyo plumaje de acero refleja mil diversos colores; los rayos, sus terribles armas, yacen en el suelo. A su derecha está su esposa, la celosa JUNO, con refulgente diadema y el vanidoso pavo real. A su izquierda, la sabia PALAS (Minerva), hija y consejera, adornada de su casco y terrible égida, ciñendo el verde olivo y sosteniendo gallardamente su pesada lanza. Formando severo contraste está Saturno acurrucado y mirando desde lejos tan hermoso grupo. En gracioso desorden hallase la hermosa VENUS, recostada en un lecho de rosas, coronada de oloroso mirto, y acariciando al AMOR; el divino APOLO, que pulsa blandamente su lira de oro y nácar y jugando con las ocho MUSAS, mientras MARTE, BELONA, ALCIDES, y MOMO cierran aquel círculo escogido. Detrás de JUPITER y JUNO se hallan HEBE y GANIMEDES. Hacia el lado derecho de JUPITER se halla la JUSTICIA, sentada en su trono, teniendo en las manos sus atributos.
Escena I
Los dioses y las diosas y las ocho musas mencionados. Llegan la musa TREPSICORE primeramente, y después las NINFAS, las NAYADES y las ONDINAS, bailando y esparciendo flores al son de las liras de APOLO y de ERATO, y de la flauta de EUTERPE. Después de la danza, todos se colocan a ambos lados del escenario.
Escena II
(Dichos y MERCURIO)
MERCURIO: He cumplido ya tus mandatos, soberano Padre; Neptuno y su corte no pueden venir, pues temen perder el imperio de los mares, a causa del actual arrojo de los hombres; Vulcano aun no ha terminado los rayos que le encargaste para armar al Olimpo, y los está concluyendo; en cuanto a Plutón...
JUPITER (interrumpiendo a Mercurio): ¡Basta! Tampoco los necesito. Hebe, tú, Ganimedes, repartid el néctar para que beban los inmortales. (Mientras Hebe y Ganimedes llevan su cometido, llegan Baco y Sileno, éste a pie y aquél montado en una burra con el tirso en la mano y verdes pámpanos en las sienes, cantando
El que vivir desea
Y divertirse,
Abandone a Minerva;
Mis viñas cuide...
MINERVA (en alta voz): ¡Silencio! ¿No ves que el poderoso Júpiter ha de hablar?
SILENO: ¿Y qué? ¿Se ha enfadado el vencedor de los Titanes? Los dioses toman el néctar: por consiguiente, puede cualquiera expresar su alegría de la manera como le plazca; pero ya veo que mi discípulo te ha ofendido y tomas por pretexto...
MOMO (con voz socarrona): Defiéndele, Sileno, por que no digan que tus discípulos son unos impertinentes.
MINERVA trata de replicar, pero JUPITER la contiene con un gesto. Entonces manifiesta MINERVA su desprecio con una sonrisa tan desdeñosa, que altera la delicada severidad de sus hermosos labios. Después de tomar todos los dioses de la inmortal bebida, comienza a hablar.)
JUPITER: Hubo un tiempo, excelsos dioses, en que los soberbios hijos de la Tierra pretendieron escalar el Olimpo y arrebatarme el imperio, acumulando montes sobre montes; y lo hubieran conseguido, sin duda alguna, si vuestros brazos y mis terribles rayos no los hubieran precipitado al Tártaro, sepultando a los otros en las entrañas de la ardiente Tena. Tan fausto acontecimiento deseo celebrar con la pompa de los inmortales, hoy que la Tierra, siguiendo su eterna carrera, ha vuelto a ocupar el mismo punto en su órbita, donde giraba entonces. Así que yo, el soberano de los dioses, quiero que comience la fiesta con un certamen literario. Tengo una soberbia trompa guerrera, una lira, y una corona de laurel esmeradamente fabricadas: la trompa es de un metal que, que sólo Vulcano conoce, más precioso que el oro y nácar, labrada también por el mismo Vulcano; pero sus cuerdas, obra de las musas, no conocen rivales; y la corona, tejida por las Gracias, del mejor laurel que crece en mis jardines inmortales, brilla más que todas la de los reyes de la Tierra. Las tres valen igualmente, y el que haya cultivado mejor las letras y las virtudes, ése será el dueño de tan magníficas alhajas. Presentadme, pues, vosotros, el mortal que juzgáis digno de merecerlas.
Otro autor que se destaca como novelista y dramaturgo es Antonio Abad. Nació en Barril, Cebú el 10 de mayo de 1894, y cursó estudios en el Colegio-Seminario de Cebú, hoy la Universidad de San Carlos, donde obtuvo el Bachillerato en Periodismo. Fue un dramaturgo prolífico. En 1918, compuso su primer drama, Calvario de un alma. Sus otras obras teatrales incluyen: La cicatriz (1920), Las hijas de Juan (1924); La redimida (1925); Los desorientados (1928); La gloria (1930); Cuando los lobos vuelven corderos (1932); Sor Sagrario (1932); Dagón (1939). En 1929, recibió el prestigioso Premio Zóbel con su primera novela La oveja de Narran. Ingresó como miembro de número en la Academia Filipina correspondiente de la RAE en 1938, y en 1939, ganó el primer premio en el Concurso Literario Nacional del Gobierno de la Mancomunidad con su segunda novela, El campeón. Sirvió como jefe del Departamento de Español de la Universidad de Filipinas entre 1948 y 1958, y en 1960, publicó su tercera novela, La vida secreta de Daniel España. Falleció el 20 de abril de 1970.
He aquí un fragmento del primer acto de su obra teatral La redimida:
ACTO PRIMERO
Reservado de un restaurante de moda. A la derecha del escenario, el reservado principal, que deberá ser el doble en dimensión del de la izquierda. Deberá conocerse claramente que estos reservados son de quita y pon, o sea, que pueden suprimirse los tabiques divisorios para que en un cuarto puede ponerse una mesa más grande que la ordinaria, que es sólo para cuatro cubiertos. Pintura discreta con cuadritos y un pequeño espejo colgado de la pared. En el reservado de la derecha, dos puertas al fondo, que corresponden a los dos reservados que se suponen suprimidos. dos perchas a la izquierda de cada puerta. en los dos rincones, ventiladores. Dos lámparas encendidas. A un lado, una o dos mesitas auxiliares. en el centro, una mesa larga como para seis personas. sillas en el reservado de la izquierda, la misma decoración y los mismos muebles, salvo que este reservado es sólo para cuatro personas a lo más. Son las diez y media de la noche. Dentro se oyen de continuo ruidos de platos y el repiqueteo de unos timbres eléctricos, llamando a la servidumbre. Alguna que otra vez, la bocina de un automóvil que pasa corriendo.
Al abrirse el telón, entran en escena BOBBY y CHUCHI. BOBBY es un "sportsman" rico, joven y libertino. Viste con mucha elegancia. CHUCHI es una chica alegre, que era antes vodevilista, y ahora es actriz de cine. También viste con elegancia.
BOBBY (mirando el reloj): Las diez y media...
CHUCHI: ¿Ya? No pueden tardar.
BOBBY: Debíamos de haber venido a las once.
CHUCHI: ¿Y qué íbamos a hacer en el Tom´s tanto tiempo?
BOBBY: Por lo menos bailaríamos.
CHUCHI: ¡Bah! Ya estaba cansada. Además, aquí por lo menos me ahorro el disgusto de oír las gansadas de Manolito Alcaraz.
BOBBY: ¡Buena la has hecho! Pues has de saber que Manolito vendrá también aquí.
CHUCHI: ¿Manolito? Pero, ¿es que también le ha invitado Leonardo?
BOBBY: Sí. ¿No te lo ha dicho? No somos más que seis: Leonardo y Remy; Manlito y Nena; tú y yo.
CHUCHI: ¿Nena también? ¡Ay! Y no puedo sufrir a esa mujer. Desde que Manolito le compró un Essex, ya no mira a la gente. ¡Como si yo no la hubiera conocido pobre, mucho más pobre que yo! Y ahora se gasta unos humos...
BOBBY: Mujer, eso es muy humano. Los nuevos ricos suelen siempre ser más insufribles que los que lo fueron toda su vida.
CHUCHI: ¿Y dices que Leonardo nos ha invitado porque Remy...?
BOBBY: Sí, porque esta noche Remy se viene con él.
CHUCHI: ¿Y es verdad que Remy va a dejar plantado a Don Ignacio?
BOBBY: Lo ha dejado ya. Desde esta noche, Remy sólo pertenecerá a Leonardo.
CHUCHI: Me parece que no debimos de haber aceptado esta invitación.
BOBBY: ¿Por qué?
CHUCHI: Ya tú sabes que Don Ignacio no es hombre que se deja escamotear así como así sus cosas.
BOBBY: Ya. Se las hace pagar muy caras antes de soltarlas.
CHUCHI: Tú los has dicho. Y me temo que quedemos complicados en un enojoso lío.
BOBBY: No seas boba, mujer. A nosotros, ¿qué nos va ni qué nos viene en este asunto? Hemos sido invitados a una cena para celebrar el triunfo alcanzado por Leonardo, quitándole de la boca del carcamal de Don Ignacio un bocado tan exquisito como Remy. ¿Qué nos importa de Don Ignacio ni del barrenchín que le va a dar cuando vea que el pájaro ya no está en la jaula?
Otros dramaturgos que destacaron durante el s. XX fueron Severino Reyes, conocido por sus zarzuelas. Escribió El cablegrama fatal que trata del cablegrama del gobernador general de Filipinas, Polavieja, enviado al Ministro de Ultramar, anunciando el fusilamiento de Rizal; Francisco Varona y Ramón Torres, periodistas de profesión, quienes escribieron Los hijos de Sisa. (Sisa es uno de los personajes de Rizal en su novela Noli me tangere); Alejo Valdés Pica con su obra inspirada por Oscar Wilde, Salome; Luis Nolasco, poeta y dramaturgo, con su drama La verdad de las verdades; Antonio Serrano, miembro de la Academia Filipina, periodista y dramaturgo con su excelente obra Orgullo de raza; y Guillermo Gómez Rivera, con dos dramas, El caserón y Por los fueros filipinos, obras que expresan la explotación de los filipinos por los norteamericanos en el s. XX.
CONCLUSIÓN
Claro que España ya ha cambiado mucho, desde que Francisco Franco murió, ahora con la globalización y su entrada a la Unión Europea--ya no es la España de El Cid y de los caballeros quijotescos en que la literatura hispanofilipina fue basada. Es lamentable la situación ahora del mundo con su falta de fe y religión, y la falta de moralidad que viene con la internacionalización, el Internet, y otros factores de la globalización, pero, a pesar de todos estos negativos, aún hay esperanza. Durante una conferencia de la lengua española en México hace 6 años, donde muchos académicos reflejaban sobre la globalización como instrumento de otra explotación norteamericana y, en particular, con el predominio del inglés en el Internet, yo proponía que se podría también utilizar el español como instrumento de la globalización. Se podría también crear www. sitios en español tal como en inglés, y precisamente, hoy día en el Internet – hay varios sitios en español—revistas, noticias, diarios, etc. En el campo hispanofilipino, existen actividades de intercambio en el Internet--revistas, como la que dirijo, REVISTA FILIPINA, sobre temas literarios y lingüísticos de Filipinas, o el sitio de CIREF fundado poco después por Ing. Ramón Terrazas Muñoz, de Toluca, México, una organización para influir a los políticos en Filipinas de educar a los filipinos en español, en vez del inglés. En 1999, el Ing. Andreas Herbig de Berlín, organizó un círculo hispanofilipino por el Internet, donde los miembros son de varias ciudades del mundo, desde Buenos Aires y Montevideo, hasta Montreal, Madrid y Roma. Alemanes, italianos, latinos, filipinos de Norteamérica y Canadá, chabacanos de Zamboanga participan en este círculo donde se habla de varios temas hispanofilipinos.
Quisiera concluir diciendo que ha habido avances en el interés sobre el español en Filipinas. El académico, colega mío en la Academia Filipina, Guillermo Gómez Rivera, escribió a los colegas del Círculo, para decir que hay varias publicaciones ahora de obras sobre la cultura hispanofilipina. Me cuenta que acaban de publicar un libro sobre la película hispanofilipina, y el mes pasado, el editorial Maeva en Madrid publicó la versión española de una novela filipina, ANOCHECER, de Francisco Sionil José. En el campo de poesía, hay un renacimiento de poetas filipinos en español. Un poeta filipino, muy joven, Edwin Lozada acaba de dar una conferencia en Barcelona. Ya ha publicado dos colecciones de sus poesías.
Para los jóvenes filipinos, es nada más que una cuestión de despertar el espíritu hispánico que está dentro de nosotros, dentro de todos los filipinos, y por eso, los académicos filipinos insistimos en la importancia de la lengua, que en las palabras del académico filipino y dramaturgo Antonio Serrano, es "el orgullo de la raza". Vosotros, los franceses, tienen ese orgullo porque para ustedes, la lengua es el eje de la cultura, la nación y la razón de ser franceses. Pasa lo mismo en Québec, Canadá, donde el Parti Quebecois defiende su razón de ser franco-canadiennes.Y para estos francocanadienses, la lengua francesa es el instrumento clave de su sobrevivencia. Los filipinos tenemos que imitar a los franceses, de esta manera, porque los filipinos somos por naturaleza más hispánicos que asiáticos, y aunque nuestra facha es asiática, nuestros corazones y almas son españoles. |
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