Pre data: me he dado cuenta demasiado tarde que el mensaje con el que abría el hilo tiene una gran cantidad de fallos ortográficos y retóricos. Por eso, he repetido de nuevo el mensaje. La diferencia es que, además de corregirlo, he cambiado palabras y frases para hacerlo menos pasional. También he añadido una nueva crítica: la intelectual. Ésta era la que me faltaba para hacer una crítica completa al escritor cartagenero.

A los que hayáis leído el mensaje original os pido disculpas por los errores y por no haberme detenido en él lo suficientemente. Espero que la nueva versión lo compense.




Introducción


Arturo Pérez Reverte, miembro de la Real Academia Española y uno de los autores españoles más
exitosos, es seguramente el escritor de novelas de ficción histórica más exitosos de la España actual.

Asimismo, con sus más de 352.000 "me gusta" en Facebook y sus más de 1.350.000 seguidores en Twitter es, probablemente, el autor español con más influencia social. Rara vez es, en estas redes, cuando se realiza un comentario crítico a Reverte por algo que haya dicho. Por el contrario, le llueven los "me gusta" y sus mensajes son compartidos por cientos de usuarios.

Sin embargo, que la gente crea un escritor tenga razón no significa que la tenga. Es este el motivo de este hilo: realizar una crítica que, debido tanto a su influencia como a sus fuertes polémicas, no se reducirá al punto de vista histórico o literario.



Las consecuencias de su trabajo


Las novelas de El Capitán Alatriste han ayudado al público hispano joven a conocer la historia de España en general y a interesarse por los tercios españoles. Ésto se debe al uso de un lenguaje cercano al público en general. Además, su sonoro título y su prometedor inicio seguro que para el lector son un motivo para sacarlo de las estanterías.

Otra materia de gran atención en sus novelas es el modo en el que se escriben los hechos en el tiempo histórico-narrativo y animan a los lectores a buscar información sobre ellos.

Sin embargo, ésto tiene una gran desventaja: los errores históricos del autor se convierten en prejuicios colectivos. Algunos de estos, de los que se comentará a continuación, son los relativos a la Inquisición y a la relación de los tercios con los holandeses con los que se alojaban.



Crítica histórica


En Limpieza de sangre, la Inquisición española quemaba fácilmente a inocentes, cuando además de ser el tribunal que menos sentencias de muerte dictaba en Europa -Revolución Francesa incluida-, gozaba de gran popularidad entre la población española. Estos hechos no aparecen reflejadados en las novelas.

Reverte ha dado a los Tercios fama de violadores y ladrones gracias a el sol de Breda, afirmando de un holandés -no tengo las citas exactas, sino pongo lo que recuerdo- al menos conservaba la hacienda, algo que no pasaba en todas las casas donde se alojaban los españoles y de su esposa -que se había acostado con Alatriste- al menos lo hacía con uno y de buen grado, y no con varios y con la fuerza, del misma modo que había afirmado que los soldados cometían multitud de atropellos contra los moriscos durante se expulsión.



Crítica histórico-narrativa


Como escritor de novelas de ficción histórica, si de algo se caracteriza Reverte es en tomarse licencias en torno a los hechos y personajes históricos que trata.

En los personajes históricos pone como habituales a personajes históricos, como Francisco de Quevedo, lo que implica que el autor hace del personaje que sea más de ficción que histórico.

Otro ejemplo muy llamativo es en Un día de cólera, dónde pone en boca en uno de los principales héroes del Dos de Mayo, -si no recuerdo mal- Velarde, una frase inconfundiblemente del autor: el hecho de que podría haber luchado por una España mejor.

El criterio de Reverte también lo podemos ver cuando a éste mismo personaje, a la pregunta de si llegaría refuerzos, sabiendo que no y para tranquilizar a su subordinado, responde como que hay Dios, que el lector avispado ve claramente que es una referencia al ateísmo del autor


En la forma de crear la realidad narrativa de sus novelas se puede observar cuál es la colosal diferencia entre el magno Galdós -como ya mostré en El secreto literario de Benito Pérez Galdós-: mientras que en la obra de Galdós el narrador es un personaje dentro de una realidad en la que el autor actúa como "juntaletras", en la de Reverte, el autor crea una realidad ideada por él, en la que el autor actúa como narrador disfrazado de personaje, es decir, de Iñigo Balboa en las aventuras del capitán Alatriste, o relata su realidad como narrador omnisciente -tal es el caso de cabo Trafalgar.

De hecho, en las novelas de Reverte, los sacerdotes que aparecen tienden a ser borrachos, fanáticos y retrógrados: en cabo Trafalgar, al capellán de a bordo de el Bahama se le llama borracho; y en Corsarios de Levante, el capellán del tercio en Orán afirma alegrarse de que de entre todas las almas que habían llevado al infierno, habían salvado una -refiriéndose a un niño que murió tras ser bautizado-, siendo evidente la sensación que esto le produce al lector corriente.



Crítica ética


Tras poner tela de juicio la falta de ética profesional como escritor de novelas "históricas" de Arturo Pérez Reverte, procederé a escribir sobre su ética en general tras ver las polémicas que ha producido con la serie de Alatriste creada por Telecinco.

Como algunos ya sabrán, este no es el primer intento de llevar a una pantalla: la película Alatriste fue estrenada en la gran pantalla en 2006. La película, que ha sido bien acogida por parte de los periódicos (Alatriste (2006) - FilmAffinity), ha sido vilipendiada por la crítica popular, especialmente, los que han leído los libros (El Capitán Alatriste - Crítica de la película de Rogorn, 'Alatriste': mucho ruido y pocas nueces yCrÃ*ticas de Alatriste (2006) - FilmAffinity).

Esta crítica, a decir verdad, es merecida: todos los libros que hasta la fecha habían salido ocupaban una fracción mínima de la película, y el resto no ha salido en ningún libro.
De hecho, los fans -en boca de una de ellos- vieron morir antes a Alatriste en una pantalla que un libro.

Reverte, más tarde, volverá a ceder los derechos de autor para otra adaptación, pero esta vez, en una serie.

Esta actitud contrasta mucho con otros autores, en teoría, menos serios o de temáticas menos serias.
En el caso de otros autores que han llevado sus novelas al cine -como J. K. Rowling, autora de Harry Potter y Suzanne Collins, autora de los Juegos del hambre-, sólo llevan sus libros tras haber completado las sagas.

En otros casos, como los escritores de literatura fantástica Laura Gallego y el irlandés Derek Landy -autores de Crónicas de Idhún y Skulduggery Pleasant sucesivamente- no consienten en ceder bajo ninguna circunstancia sus derechos de autor: Laura Gallego considera que para que fueran fieles a los originales, cada libro tendría que durar muchas horas, y Landy, a pesar de ceder en 2007 sus derechos de autor, logró recuperarlos en 2010.


Reverte, quién siempre se ha jactado de no tener pelos en la lengua, no se ha mostrado crítico en absoluto con la serie hasta que se vio el resultado final. Como muestra de ello podemos ver la siguiente afirmación de Reverte: Alatriste es una serie de calidad superior a la media de las series TV española. Destinada a ese público. Hay que verla así. Cómo lo que es.(https://twitter.com/perezreverte/sta...15490374389761).

Y sin embargo, desde que empezó, ha sufrido durísimas críticas que van desde la ambientación de la serie a los detalles históricos.

Una serie o una película no es como un libro: en el libro, el autor puede usar toda su imaginación, crear una buena historia y plasmarla en el papel -que se dice pronto-; pero en una serie, aparte de la historia y los diálogos, la imagen es extremadamente importante. Según esta lógica, un Alatriste de treinta y pocos no es lo mismo que uno que roza la cincuentena.
El Alatriste de treinta y pocos (treinta y tres, en 2014) hubiese implicado crear una historia cronológicamente anterior a los libros, pero no ha sido el caso.

El resultado: que un personaje le diga al Alatriste de treinta y pocos que llevan sirviendo juntos treinta años, -por ende, hagan la cuenta.


Visto esto, Reverte aunque ha realizado varias críticas (https://twitter.com/perezreverte/sta...rc=twsrc%5Etfw yhttps://twitter.com/perezreverte/sta...rc=twsrc%5Etfw), se ha empecinado en que los actores y el guión eran buenos -a lo mejor por separado sí que lo eran), hasta que ha estallado: primero afirmó que no vendió los derechos a Telecinco y que había recomendado contratar a un asesor (https://twitter.com/perezreverte/sta...=twsrc%5Etfw); finalmente, (https://twitter.com/perezreverte/sta...rc=twsrc%5Etfw) ha estallado contra las series españolas: en la HBO, Alatriste sería distinto. Pero esto es España. Las series que se hacen aquí, todas, nada tienen que ver con la HBO.​

Hasta que finalmente alabó a una serie española que hizo un guiño a Alatriste (https://twitter.com/perezreverte/sta...01679089340419), el Ministerio del Tiempo, que pese a sus errores históricos, es una de las mejores series que se han producido en la España de los últimos años.



Crítica intelectual


La crítica es política en el más estricto sentido de la palabra, es decir, de la administración de un Estado.

Al Arturo Pérez Reverte que hay detrás de los libros lo podemos conocer bien en sus artículos.

Reverte es un ateo anticlerical: casi se alegra de la expulsión de los jesuitas y ve las Desamortizaciones positivas -a pesar del irreparable daño que causaron- sólo porque lograron debilitar a la Iglesia.

Como resultado, desprecia las tradiciones españolas, se queja cuando los españoles defendemos nuestras tradiciones -como en el motín de Esquilache y
considera que lo que viene de fuera implica progreso, como si en España fuésemos incapaces de crear nada.

Tiene una concepción de la historia de España muy negativa, sin duda consecuencia de prejuicios: resalta de la mayoría de los reinados las materias negativas y omite las positivas, da un trato mayor a aquello que le interesa y tiene una mentalidad histórica muy contemporánea y, en cierto modo, simple.

Toda crítica que realiza tiende a ser destructiva, salvo aquellas en la que bien él, bien sus ideas, se ven beneficiados: de esta forma alaba a los actores de Alatriste (serie y película), llama democracia a la Segunda República -a pesar de que llegó al poder mediante unas elecciones que ganaron los monárquicos y redujo el número de diputados de derechos a la mitad de los que habían sido elegidos.

Durante su Una historia de España, Reverte no ofrece ninguna innovación al contar la historia de España, es más, con la excepción del resalte de varios episodios de interés como los almogáraves, su estilo no se diferencia en nada de los pésimos libros de texto actuales o algunos errores de la historiografía española: Reverte apenas hace mención a hechos que suceden en países distintos de España que nos afectaron dramáticamente, su radio de acción se limita a la España actual y no se dirige hacia lugares que formaron parte de la Monarquía Católica salvo para decir que se ganaron o se perdieron.

En el campo de la ideologías políticas, podemos decir que Reverte pertenece al campo de lo que en países con una clase política normal llaman "izquierda", pero que en España -ni la izquierda francesa, ni la venezolana, ni la más "progresista" de la Segunda República Española durante el frente popular se les ocurriría abrir una vía en una Constitución para que una parte del país se independice, a diferencia de lo que pide el partido de izquierdas español más moderado- llamamos "centro".

De esta forma, podemos concluir que Reverte no ha introducido ninguna idea nueva en el campo intelectual, o al menos ni sus artículos ni sus novelas lo muestran así.