J.R.R. Tolkien escribió gracias al vino de Osborne
Habrá quien al leer el título de la entrada puede pensar que el creador de El señor de los anillos bebía vino de Osborne, e incluso quizás encontrará en ello la explicación a algunas de las partes del texto. Pero no, la historia es mucho más interesante y sorprendente. Tolkien, que había nacido en 1892 en lo que hoy es Sudáfrica, emigró a Inglaterra con su madre y sus dos hermanos, mientras su padre se quedaba en África por motivos de trabajo. El progenitor murió poco después repentinamente y la situación familiar se volvió muy complicada para la viuda y los tres niños. Mabel, la madre de los Tolkien, se convirtió al catolicismo ya en Europa y recibió la ayuda para salir adelante de un sacerdote llamado Francis Xavier Morgan. Así fueron tirando hasta que en el año 1904 Mabel también fallecía y Tolkien se quedaba huérfano con tan sólo 12 años.
A partir de entonces, el sacerdote, Morgan, siguió ocupándose de la educación del futuro escritor, surgiendo una relación estrecha entre ambos. El dinero que recibía el padre Morgan desde España le permitía mantener y ayudar a los huérfanos Tolkien, cosa que hizo durante años, proporcionándoles y buscándoles constantemente un lugar donde vivir y empeñándose en que pudieran estudiar. Incluso en algunos aspectos él mismo se ocupó de formar a Tolkien. Al fallecer en 1935, el padre Morgan les dejó a cada uno de los hermanos Tolkien en herencia mi libras. Probablemente, dinero que tenía su origen en El Puerto de Santa María, en la comercialización del vino de Osborne.
Francis Xavier Morgan había nacido allí, en El Puerto de Santa María, y su nombre completo llevaba un Osborne detrás del Morgan. Era hijo de Francis Morgan, un galés que hizo fortuna como bodeguero y exportador de vinos en el sur de España, y de María Manuela Osborne, hija del fundador de las Bodegas Osborne. Su vida se encauzó por el sacerdocio, como ya hemos visto, y aprovechó la posición y los recursos de su familia para ayudar a muchos niños. Así, los beneficios del vino de Osborne iban desde el sur de España hasta Inglaterra para que Tolkien pudiera tener la tranquilidad suficiente para formarse y prepararse para escribir, años después, sus famosas obras.
Por último, tengo que dar las gracias a mi amigo Miguel Álvarez por contarme todo esto ayer durante una comida.
Manuel J. Prieto
http://www.curistoria.com/p/quien-es-curistoria.html
En J.R.R. Tolkien, una biografía de Carpenter se comenta ampliamente acerca de la influencia decisiva del Padre Francis Morgan en la educación y formación del autor, pero sus relaciones no siempre fueron totalmente cordiales, particularmente por las objeciones -e imposiciones- del sacerdote-tutor a raíz de la relación de Tolkien con la que después fue su mujer Edith Bratt a causa de la extrema juventud de ambos. Y así, fueron obligados a separarse durante tres años. En 1913 él se traslada a la ciudad en la que residía Edith y le pide que rompa su relación con el pretendiente que tenía con George Field -entonces no había "ligues", ni zarandajas semejantes-, y le pide en matrimonio. A la primera persona que se lo comunicó, por escrito, fue al Padre Morgan y a raíz de la aceptación de ella, Edith se convertiría al catolicismo. Por entonces, el Padre Morgan ya no era el tutor legal de Tolkien, pero seguía ayudándolo económicamente.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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