Re: J.R.R. Tolkien escribió gracias al vino de Osborne
En J.R.R. Tolkien, una biografía de Carpenter se comenta ampliamente acerca de la influencia decisiva del Padre Francis Morgan en la educación y formación del autor, pero sus relaciones no siempre fueron totalmente cordiales, particularmente por las objeciones -e imposiciones- del sacerdote-tutor a raíz de la relación de Tolkien con la que después fue su mujer Edith Bratt a causa de la extrema juventud de ambos. Y así, fueron obligados a separarse durante tres años. En 1913 él se traslada a la ciudad en la que residía Edith y le pide que rompa su relación con el pretendiente que tenía con George Field -entonces no había "ligues", ni zarandajas semejantes-, y le pide en matrimonio. A la primera persona que se lo comunicó, por escrito, fue al Padre Morgan y a raíz de la aceptación de ella, Edith se convertiría al catolicismo. Por entonces, el Padre Morgan ya no era el tutor legal de Tolkien, pero seguía ayudándolo económicamente.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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