Las denominaciones de los idiomas han sido variables y subjetivas dependiendo de las circunstancias políticas. En algún caso lengua navarra se puede referir a la de los navarros euskaldunes mientras que en otros a las de los navarros hablantes del romance. El catalán era llamado aragonés por los italianos de la edad media, por ejemplo. Aún hay una polémica entre denominar al idioma oficial de España castellano o español.
Voy a poner una cosa que escaneé en la enciclopedia navarra que muestra que inicialmente lo que se llamaba Navarra era un área restringida del reino, (y "lingua navarrorum" significaba vasco), y que más tarde, cuando la denominación navarra abarcaba a todo el reino, "lengoaje de Navarra" designaba al romance.
La presencia del romance en los documentos navarros conoce un proceso similar y paralelo, en cuanto a cronología, respecto de otras regiones españolas. Primero son rasgos aislados, cuya frecuencia y densidad van aumentando, hasta que en los primeros decenios del siglo XIII ya se escriben textos completos en romance. La condición trashumante de la corte real constituye un factor favorable para la expansión geográfica del romancce, que los documentos emanados de ella llevarán hasta el último rincón del reino, asegurando de este modo su establecimiento.
Pieza capital en el sentido expuesto, el Fuero general de Navarra y sus sucesivos amelloramientos, redactados, como es sabido, en romance navarro. Uno de los manuscritos de aquél prevé el caso de que «fuesse rey ombre de otra tierra o de estranio logar o de estranio lengoage». Esta última calificación de estranio, «ajeno», se aplicará, sin duda, en relación con el lenguaje del mismo fuero. Debe, por tanto, concluirse que ya en la primera mitad del siglo XIII se reconoce al romance navarro como la lengua propia del reino de Navarra, puesto que en esa lengua se ha redactado su ley fundamental, frente al latín de los documentos, al vascuence de muchos de sus súbditos, al occitano de algunos burgos.
Esta afirmación, deducida del análisis de unos datos, queda explícitamente declarada un siglo después. En el acta de coronación (1350) de Carlos II, escrita en latín, según requiere la importancia de su contenido, con minuciosa relación de los pormenores de la solemnidad, se alude a «quadam scedula scripta in ydiomate terre, prius palam et publice alta uoce por Pascasium Petri de Sangossa, notarium infrascriptum, lecta». La diferencia lingüística de dicha cédula con el acta en que se inserta, queda patente desde las primeras palabras: «Nos, Karlos, por la gracia de Dios Rey de Navarra et Conde d'Evreux, juramos a nuestro pueblo de Navarra... todos lures fueros, usos, costumbres... meillorando et non apeorando en todo ni en partida...»
La misma fórmula se repite literalmente en análoga situación y documento, con motivo de la coronación (1390) de Carlos III. El acta, en su texto latino, se muestra más precisa en la caracterización lingüística del juramento: In ydiomate Navarre terre. La secuencia latina se interrumpe en varios pasajes para recoger explícitamente los juramentos, asimismo en romance navarro, de los nobles, de los procuradores de las villas y de otros participantes en la ceremonia.
Existen dos menciones a la lengua de Navarra considerablemente anteriores a las incluidas en las actas de coronación. No cabe duda de que; designan el romance navarro, aunque les falte un texto anejo que explicite la referencia como en aquéllas. En ambas menciones la denominación resulta obligada porque se contrapone una versión navarra a otra francesa del mismo documento.
En 1329 las Cortes de Olite deciden que de sus acuerdos se hagan dos «públicos instrumentes... en lengoaje françes... a fin que los dichos seynnores rey e reyna los entendiessen. Et que cada uno ovies uno en françes e otro en lengoage de Navarra».
De modo similar, en 1344, Pedro de Laquidáin, escribano de Pamplona, hizo una traducción del Fuero de Jaca pro Domina Regina, in ydiomate Navarre, dimittendo totidem spacium in libro pro trasferendo dictos foros in ydioma gallicanum.
Todos los anteriores testimonios sobre la oficialidad y utilización generalizada del romance no implican contradicción con otros datos históricos, aunque, en un primer momento, pudiera parecer así. En una disposición (1167) de Sancho el Sabio sobre designación de ciertos mayores, se lee: Orti Lehoarriç faciet ut lingua Navarrorum dicitur unamaçter. Esta última palabra asegura la identificación de lingua Navarrorum con el vascuence. Ahora bien, aquí el gentilicio corresponde a la restringida extensión geográfica original del topónimo Navarra, que comprendía aproximadamente la zona media occidental de hoy. «Este territorio llamado Navarra por antonomasia, según tradición conservada hasta fines de la Edad Media, era pequeña y lindante con Pamplona. Es decir que así como Castilla era «un pequeño rincón y luego el nombre fue cargándose de contenidos geográficos distintos, así también ocurrió con Navarra» (Caro Baroja). El mismo sentido que en el citado documento de Sancho VI ocurre en el Fuero general: al introducir en el texto romance una palabra vasca, ésta suele ir precedida, indistintamente, de advertencias tales como dize el navarro o esclamada en basquenz. A finales de la época medieval, recordaba el príncipe de Viana en su Crónica que la antigua Navarra comprendía «las cinco villas de Goñi, de Yerri, Valdelana, Améscoa, Valdegabol, de Campezo e la Berrueza e Ocharán».
Aunque no se presente como cuestión exclusiva de Navarra, al llegar a este punto resulta inevitable plantearse por qué no se escribió el vascuence, originándose así un vacío histórico de tan desfavorables consecuencias. La respuesta satisfactoria a esta pregunta no se ha encontrado aún. Para Navarra, ilustres estudiosos apuntan, desde ángulos diversos posibles factores concurrentes a tal proceso negativo. "
El artículo sobre el romance navarro continúa...pero no es relevante respecto a esto.
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