INDICELa incorporación a Castilla
1. La incorporación a Castilla
2. El Consejo Real de Navarra
3. La Corona de Navarra
En 1513, las Cortes de Navarra juraron como monarca a Fernando II de Aragón (ahora I de Navarra), Juana I de Castilla (proclamada en 1504) recibiría el título de reina de Navarra en el mismo momento en que recibió el resto de títulos por parte de su padre: tras la muerte de éste en 1516. Esto deja patente que en el Reino de Navarra había sido anexionado a Aragón.
Debido a su incapacidad mental, el gobierno lo recibiría el hijo de Juana, Carlos I de Castilla, quién gobernaría a partir de entonces. Pero antes debía llegar desde Flandes a España y, mientras tanto, debía gobernar un regente. Fernando II nombró a dos: el Cardenal Cisneros, por Castilla y Alonso de Aragón –hijo bastardo de Fernando-, por Aragón.
Sin embargo, los asuntos navarros quedarían bajo la órbita de Cisneros, de esta forma Navarra quedaba anexionada a Castilla.
El año anterior, en 1515, Fernando II, como regente de Castilla había solicitado a las Cortes la anexión del reino de Navarra a la Corona de Castilla.
En resumen, Navarra fue anexionada a Castilla tres años después de lo que comúnmente creemos.
El Consejo Real de Navarra
La característica principal de la Corona de España bajo los Austrias fue el uso de Consejos para gobernar. Aparte de Consejos para temas específicos (Hacienda, Órdenes, Inquisición…) había consejos territoriales (Flandes, Italia, Indias...).
Estos últimos consejos eran herederos -en España- de los Consejos Reales de los reinos medievales españoles establecidos por distintos reyes. En dos ocasiones, la Corona española se vio obligada a crear Consejos a partir de otros ya existentes. Esto fue lo que sucedió con el Consejo de Indias (a partir del de Castilla) y el de Italia (del de Aragón).
Cuando el Reino de Navarra fue anexionado a la Corona de Castilla, el primero quedó bajo la órbita del Consejo de Castilla y se introdujo en 1525 las castellanías (consejeros castellanos nombrados por el Rey), lo que ocasiono quejas constantes para que todos los consejeros fueran navarros. Sin embargó esto no menguó el poder del Consejo Real, que siguió siendo el órgano judicial supremo –y le valió roces con la justicia castellana-. Este poder se vería incrementado en 1561 cuando obtuvo de las Cortes el derecho de sobrecarta o pase foral –que ya tenían los tres señoríos vascos- siendo el Consejo de Navarra el único capaz de oponerse de forma directa la voluntad del Rey o su gobierno –los otros consejos podían oponerse, pero un rey poco dispuesto a colaborar -como sucedió una vez con un Felipe V influenciado por Isabel Farnesio- simplemente podía ignorarlos.
El pase foral sería abolido en 1829 por Fernando VII y el Consejo Real desapareció en 1841 con la abolición de los fueros y con ellos, el Reino de Navarra.
La importancia del Consejo Real fue tal que fue nombrado en igualdad de condiciones al resto de Consejos por el Conde-Duque de Olivares en su Gran Memorial y en no pocas ocasiones se habló de la Corona de Navarra.
La Corona de Navarra
El concepto de Corona se usaba tanto para referirse al Trono de Navarra como para referirse a reino, forma que se empleaba en obras históricas tanto como la Corona de Navarra como la Corona de Pamplona en ambos casos independientemente de la fecha a la que se refiere (aunque cuando se habla del siglo XIII en adelante se deja de usar esta última denominación).
El término Corona de Navarra parece que se empleó menos que el de Reyno de Navarra, sin embargo, en su testamento Carlos II decía que debía sucederle el duque de Anjou en todos mis reinos y señoríos, así pertenecientes en las Coronas de Castilla, como las de Aragón y Navarra(…).
Es decir, este concepto fue tan importante que el mismísimo rey de España Carlos II hablaba de la Corona de Navarra en su testamento.
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