Duro pronunciamiento de Bergoglio
La Iglesia advirtió que la muestra de Ferrari "es una blasfemia"
El cardenal primado convocó para el martes a un día de ayuno como acto de reparación
- Considera ofensiva la exhibición en Recoleta
- Réplica del artista y del gobierno porteño
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Instalaciones polémicas: Jesucristo se cocina en una plancha y en una tostadora; los santos se fríen en una sartén Foto: Alfredo Sánchez
La Iglesia criticó fuertemente ayer la muestra retrospectiva del artista plástico León Ferrari, que se exhibe en el Centro Cultural Recoleta, a la que calificó como "una blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad". Además, convocó para el martes próximo a "una jornada de ayuno y oración" para que "el Señor perdone nuestros pecados y los de la ciudad", en referencia al gobierno porteño, que propicia la polémica exhibición.
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, fue la voz de la fe católica que se levantó en contra de la muestra, en cuyas obras se combinan símbolos religiosos con imágenes eróticas, mientras que Cristos, vírgenes y santos "arden" en la representación que Ferrari hace del infierno.
"Desde hace algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos", dijo Bergoglio en una carta pastoral, dirigida a los sacerdotes, consagrados fieles de la arquidiócesis, difundida a los medios.
"Hoy me dirijo a ustedes muy dolido por la blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una exposición plástica. También me apena que este evento sea realizado en un Centro Cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y personas de buena voluntad aportan con sus impuestos", añadió el purpurado. Y exhortó a que "frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad, todos unidos hagamos un acto de reparación y petición de perdón el próximo 7 de diciembre", vísperas del Día de la Inmaculada Concepción.
Bergoglio invitó, así, a los creyentes a "un día de ayuno y oración" como desagravio a lo que entiende es una ofensa a los símbolos religiosos más sagrados.
Con estas palabras el arzobispo quiso poner punto final a las tensiones y controversias entre la Iglesia y el Centro Cultural Recoleta, que se habían iniciado con el reclamo del párroco de Nuestra Señora del Pilar, Rómulo Puiggari.
Alertado por los artesanos de la feria de Recoleta y por una empleada del propio centro cultural que entre sollozos le rogó que "hiciera algo para detener esta ofensa", el párroco -según contó a LA NACION- había objetado a las autoridades que muchas de las obras agraviaban la fe católica. Como no obtuvo respuesta, aconsejó a los fieles que enviaran e-mails reclamando la suspensión de la muestra.
Ante los cuestionamientos de la Iglesia, Gustavo López, secretario de Cultura porteño, señaló que "la muestra no expresa la opinión del gobierno de la ciudad y que debe entenderse sólo como un hecho artístico".
"En ningún momento pensamos que se tratara de un ataque al cristianismo o que violara alguna ley", señaló López, en relación con los reclamos ante el Inadi que iniciarían individualmente los laicos católicos por consejo del Arzobispado.
"La retrospectiva de Ferrari tiene una parte provocadora, que es propia del arte de hoy", agregó López y pidió que "la muestra pueda exhibirse en un clima de libertad y tolerancia". Sin embargo, se dispuso un refuerzo del personal de seguridad ante los incidentes de anteanoche, cuando el visitante Agustín Durañona y Vedia, abogado, intentó romper un objeto de una instalación de Ferrari.
Si bien Durañona y Vedia fue retenido una hora y media por personal de seguridad, ni el artista Ferrari ni el Centro Recoleta levantaron cargos contra él.
Lamento del artista
En diálogo con LA NACION, Ferrari respondió al arzobispo: "Más lamento yo que la religión que Bergoglio profesa castigue a los que piensan diferente", disparó el artista, que debió exiliarse en San Pablo en 1976 y que en 1991 volvió al país. "Si algo avergüenza a nuestra ciudad no es esta muestra, sino que se sostenga que hay que torturar a los otros en el infierno", dijo.
Consultado el curador en jefe del Malba, que coprodujo el libro-catálogo de Ferrari y que negoció sin éxito para que la muestra se realizara en el museo de Palermo Chico, Marcelo Pacheco calificó los dichos de Bergoglio como "una discusión bizantina y absurda".
"Bergoglio opina desde su fe; que los feligreses católicos no vayan a ver la muestra. Pero la discusión es otra: Ferrari es un referente del arte local e internacional. Su calidad artística está fuera de discusión", sentenció Pacheco, que el jueves de la semana próxima mostrará en la terraza del Malba cuatro esculturas que Ferrari hizo a fines del 70 durante su exilio en San Pablo.
Por Loreley Gaffoglio
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