Madrid, 26 junio 2012, festividad de S. Pelayo, mártir, patrón de los jóvenes carlistas; y de los Stos. Juan y Pablo, mártires. Desde que al romper la década de 1980 desapareciesen, en sucesión bastante rápida, El Pensamiento Navarro, el ovetense Región y El Alcázar (éste a pesar de su ambivalencia y su confusionismo), los diarios españoles, especialmente aquellos con aspiración al ámbito nacional, se han ido convirtiendo en portadores de una misma versión con muy pocos matices. La prensa en manos de grandes grupos, además de suprimir de hecho (aunque conserve algunas cabeceras) la mayoría de los periódicos locales, los convirtió a todos en medios de desinformación totalitaria.
Unido lo anterior al precio excesivo de los diarios (cuando en Norteamérica, por ejemplo, los diarios de gran formato se venden como media a un tercio del precio que se obliga a pagar a los lectores en España), a la sobreabundancia de publicidad, obscenidad y pornografía, a abusos como el de sobrecargar los precios con toda clase de inservibles suplementos en color de venta inseparable, y al trabajo evidentemente desganado de unos redactores mal formados y peor pagados, las ventas han caído en picado. Seguramente no se debe tanto a la competencia de la prensa electrónica: los diarios en papel que mantienen ediciones electrónicas gratuitas y de calidad aceptable no parecen perder tantas ventas.
PRNoticias publica hoy los últimos datos al respecto, que pueden leerse pinchando en el siguiente enlace:
Agencia FARO
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