En Argentina, cuando era niño cuarenta años atrás, llamábamos gringos a los italianos, turcos a los sirio-libaneses, rusos a los judíos, a quién era un poquito oscuro de piel negro, todos vivíamos en paz jugábamos juntos y ninguno se sentía discriminado. Estábamos orgullosos de ser identificados por lo que eramos. Ahora si llamas a alguien judío, negro, ruso o lo que fuera estás discriminando, te denuncian ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) y hasta puedes tener una condena de prisión efectiva. Como decía el Negro Fontanarrosa "¿Cuándo fue que nos volvimos tan pelotudos"
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