Roma, 2 septiembre 2014, San Esteban, Rey de Hungría, confesor. Una noticia de La Repubblica que llega tarde: separación de Juan Alfonso y Sofía. Muchos años tarde; décadas. El diario italiano titula Le vacanze separate di Juan Carlos e Sofia: "Divorzio vicino" y da por segura la próxima formalización de la separación entre Juan Alfonso (más conocido como Juan Carlos, el "abdicado" Jefe de Estado constitucional) y Sofía de Schleswig-Holstein-Sonderburgo-Glucksburgo (llamada "de Grecia").
La noticia, en todo caso, la constituiría sólo el anuncio de esa separación. La omertà de los medios oficiales de la Transición impuso hasta hace poco el silencio público sobre lo que era sobradamente conocido en relación con Juan Alfonso y su entorno. En este caso, el hecho de que, tras algún tiempo viviendo en alas separadas de La Zarzuela, Sofía se había trasladado a Londres, donde vivía habitualmente (a costa del erario público español, al igual que buena parte de la familia de ella) y sólo acudía a España para apariciones públicas y actos oficiales, cada vez más escasos.
Tampoco es ningún secreto que Sofía siempre detestó a España y a lo español y nunca se sintió a gusto en Madrid. No se esforzó en ocultarlo. El desdén por la Fe católica lo comparte con Juan Alfonso.
Siempre es de lamentar la ruptura de un matrimonio. Uno válido lo sigue siendo hasta la muerte de uno de los cónyuges. Sin embargo, la validez del extraño doble matrimonio (católico y cismático) de Juan Alfonso y Sofía se ha dudado: aparte de otras consideraciones, aquel 14 de mayo de 1962, a pesar de las advertencias, Juan Alfonso (notoriamente ignorante en cuestiones religiosas) recibió la comunión de manos del obispo cismático griego, lo cual constituía communicatio in sacris cum haereticis.
Desgraciadamente tal situación resulta coherente con las responsabilidades de Juan Alfonso, el máximo enemigo del matrimonio y de la familia en España, como firmante y promulgador de las sucesivas leyes del divorcio, del aborto, del "matrimonio" civil y del simulacro de matrimonio entre aberrosexuales, etcétera. Y parece llamada a tener continuidad con la de Felipe Juan y Letizia (divorciada ella misma), presuntos sucesores de Juan Alfonso y Sofía al frente del tinglado constitucional que oprime y sofoca a España.
Agencia FARO
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