Durante la época de los reinos de Indias, los indios, mestizos, negros, o mulatos no eran considerados jurídicamente españoles. Tan sólo lo eran aquellas personas de la península ibérica, o los descendientes de estas con mayoría de sangre española. Es decir, podría darse el caso de mestizos que por ser admitios en la familia de su padre español gozasen un estatus similar, pero no siempre ocurría. No olvidemos que lo que el sistema indiano predicaba era la separación física, institucional, y jurídica de las razas. Los estatutos de limpieza de sangre están presentes en este período, junto a otras leyes que prohíben a los indios acceder a las universidades (los nobles indígenas tenían colegios separados para ellos), ser sacerdotes, u ocupar puestos de oficiales en instituciones para españoles. Asimismo, los españoles no podían residir en pueblos de indios, ocupar ciertos cargos políticos en sus jurisdicciones, etc. Otra cosa es que en la práctica estas leyes no siempre se cumpliesen.
El único momento en el que se pudiese considerar "español" a un indio, o a un mestizo es durante la Constitución de Cádiz, que extiende la ciudadanía a los habitantes de los dos hemisferios del Imperio Español. Sin embargo, durante toda la época virreinal, un indio nunca es considerado "español" ni por su naturaleza, ni por su condición jurídica. De hecho, después de la independencia, cuando las nuevas repúblicas liberales realizaban censos de población empleaban las antiguas categorías coloniales de raza y casta para su definición. La mayoría de frailes y clérigos del siglo XVI, XVII, y XVIII entienden, al igual que los otros oficiales civiles españoles, que el indio es menos inteligente que el blanco (literal), y que son como niños o mujeres; que pueden tener una gran espiritualidad, pero que son más fácilmente engañados por el diablo. Por ello, frailes como Motolinía, o Jerónimo de Mendieta, defienden la separación de poblaciones para que los españoles, como tiburones, no hiciesen daño a los indios. La Corona trató de aplicar estas medidas por todos los medios durante toda la presencia española en América.
Indios, españoles, negros, mulatos, y "gentes de casta", son todos súbditos de Su Católica Majestad, pero no por ello son españoles. En los propios documentos que generaron los cabildos de indios durante el virreinato, los propios indígenas nunca se refieren a ellos mismos como españoles, y esto no era óbice para que fuesen súbditos leales del rey. De hecho, lo normal es que para área quechua los indios se refiriesen a ellos mismos como "runa" (ser humano, gente), o "macehual" (persona, pero también no-noble en la lengua Nahua) en Mesoamérica, por poner un ejemplo. Una de las maneras en las que un no-español podría obtener esta condición era mediante las "gracias al sacar", que eran la compra de un título que te proporcionaba este estatus, pero la mayoría de la población no se lo podía permitir porque había que pagarlo.
Insisto en que el hecho de que los indios, mulatos, negros, o "castas" no fuesen considerados españoles, no significa que estas gentes no tuviesen auténtica devoción por la causa de Su Católica Majestad, o que fuesen menos leales a la Religión Católica que los españoles y criollos. De hecho, es sobradamente conocido que quienes con más fidelidad apoyaron la causa real en las guerras civiles de independencia fueron las poblaciones indígenas de los distintos virreinatos, ya que sabían que muchos de sus derechos y privilegios los podrían perder si la causa liberal ganaba. Como nos muestra la historia, estos indios no se equivocaron en absoluto, pues a los pocos años de la separación con España, los próceres secesionistas, apoyados por la masonería y la Pérfida Albión comenzaron a rapiñar tierras indígenas y a enajenarlas para apropiárselas. Ya lo dijo el propio historiador peruano Heraclio Bonilla. La independencia fue un día de duelo para indios, negros y mestizos.
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