Tres marroquíes fueron detenidos el pasado sábado en Perugia (Italia) -uno de ellos el imán de la mezquita de Ponte Felcino- acusados de supuesta pertenencia a una red terrorista próxima a Al Qaeda relacionada con grupos sospechosos de haber apoyado los atentados del 11-M en Madrid. Así lo afirmó el director de la Oficina Central de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales (Ucigos), Carlo de Stefano, explicando la operación contra el terrorismo islamista afectuada en la capital de la región de Umbría.
De Stefano manifestó que los investigadores descubrieron que un extranjero que visitaba la mezquita abandonó Perugia con destino presumiblemente a Iraq y que mantuvo contactos con "numerosos extranjeros residentes en otros países europeos y en Siria". Según el jefe de la Ucigos, los agentes comprobaron relaciones de este extranjero -cuyo nombre no fue facilitado- con dos marroquíes residentes en Bélgica y arrestados hace dos años "en cuanto miembros de una célula del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, sospechoso de haber prestado ayuda a los que atentaron en Madrid en Marzo del 2004". "Las investigaciones realizadas han evidenciado que la mezquita de Ponte Felcino era una verdadera escuela de terrorismo practicado por pequeñas células que actúan de manera autónoma", precisó.
Los detenidos son el imán de la mezquita, Korchi El Mustafá, de 41 años, con permiso de residencia en Italia, y sus compatriotas Mohamed el-Jari, de 47, y Driss Safika, de 46, residentes ilegales que se alojaban en el centro religioso. La policía italiana busca a otro marroquí, que huyó al extranjero. Los detenidos han sido acusados de supuesto adiestramiento de personas, entre ellas niños, con finalidad terrorista en materia de armas, explosivos y sustancias tóxicas. Según la policía, las investigaciones han permitido documentar cómo los marroquíes, mediante películas, programas y documentos descargados de Internet, instruían en la mezquita, en horas de culto, a fieles y los adiestraban en el uso de las armas, lucha cuerpo a cuerpo y atentados. En esa documentación se daban, según los investigadores, "minuciosas" indicaciones de cómo usar sustancias venenosas y material explosivo, cómo llegar a zonas de conflicto de manera segura, envío de mensajes codificados a través de Internet e incluso clases de cómo pilotar un avión Boeing 747.
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