Madrid, 4 abril 2008. No nos referimos a la actitud canalla de quienes, pretendiéndose enemigos del aborto provocado, piden "que se cumpla la ley" vigente, es decir, que se asesine a unos pocos niños menos y que las clínicas-matadero cumplan ciertas normas. Actitud canalla en la que caen no pocos que se dicen católicos, entre éstos un número considerable de obispos. No.
Nos referimos esta vez a la actitud de desafiar las ilegítimas leyes vigentes, no para defender al no nacido, sino para perseguir y silenciar incluso a aquellos que se aplican a cumplir o hacer cumplir esas mismas leyes. La actitud de quienes exigen asesinar más a gusto, más impunemente. Las manifestaciones de hace semanas, el indulto sistemático a los asesinos abortistas que han venido practicando los sucesivos gobiernos del PPSOE (PP y PSOE), han encontrado clímax en los titulares con que salió esta mañana el diario El País. Reproducimos el editorial que les ha dedicado el director del confidencial digital Hispanidad, que suscribimos casi por entero.
Otra canallada de El País contra los más débiles
La edición del 4 de abril del diario El País podrá pasar al anuario de la Infamia periodística. Noticia de portada, a cuatro columnas. "Guardias civiles fabricaron el caso contra una clínica abortista". El pobrecito matadero no es otro que la clínica Isadora, obra de Marisa Castro, la diputada de Izquierda Unida y feminista de pro que decidió convertir su ideología en mercado y sus principios en negocio. En fino: luchó por la despenalización del aborto y luego puso una clínica para poder liberar a las mujeres de sus "paquetes" y a ella misma de la pobreza.
Por su supuesto la noticia es una manipulación de primer orden. Como los embustes más peligrosos y los artificios más dañinos, recoge hechos ciertos y los sitúa en contexto erróneos. Es sabido: toda gran mentira debe radicarse muy cerca de la verdad. De otra forma no es creíble.
Por supuesto que la denunciada contra Isadora fue "fabricada" por la Guardia Civil. Como casi todas las denuncias, en Isadora hubo un denunciante, la Guardia Civil investigó, un juez no vio indicios, y otro sí… y siguieron investigando. "La Guardia Civil fabricó"; por supuesto, es su trabajo. Y El País lo sabe.
La noticia, por supuesto, viene a cuento de que el juez que no le gusta a El País, el que permitido continuar las investigaciones, ha citado a declarar el mismo viernes a médicos y personal de la clínica Isadora, es decir a unos señores que se dedican a trocear, asfixiar o envenenar a niños no nacidos. Y claro, hay que defenderles -a los del abortorio, no a los niños-. Y todo ello en medio de un fraude de ley galopante, donde se utiliza el coladero ridículo, pueril y miserable del peligro para la salud psíquica de la madre. Y El País lo sabe.
Primer subtítulo (ideas-fuerza del Gran Hermano): "Los agentes desobedecieron al juez que les ordenó cerrar las pesquisas". Mentira. Un juez consideró que no había pruebas suficientes. Los agentes siguieron investigando y otros jueces descubrieron que sí, que había indicios. El mismo diario lo reconoce en el texto, pero recuerden que la clave de la manipulación en prensa -en los medios audiovisuales, que emplean el lenguaje oral, es otra cosa- los lectores de la noticia completa no llegan ni al 10% de los lectores de los titulares. Y El País lo sabe.
Naturalmente, El País sigue la técnica del verdugo que se convierte en víctima, pero su espíritu de matón le puede. Así, los dos firmantes de esta repugnancia profesional -lo siento, pero a mí sí me gusta mi profesión- Oriol Güell y Mónica Belaza, o sus jefes, han añadido un segundo subtítulo, que contiene la amenaza: "Interior abrió una investigación ante las irregularidades". Las irregularidades inventadas por El País se entiende, pero ese viejo amigo de PRISA que es el ministro del Interior, Rasputín Rubalcaba, siempre al servicio de Janli Cebrián y los Polanco, no podría por menos de echar una manita, "andecha", que decimos en Asturias, una colaboración desinteresada. En plata: se trata de amedrentar a los guardias civiles para que no investiguen lo que sus jefes políticos y editoriales no quieren que se investigue. Es la historia de esa perversión de la libertad que es el socialismo zapatista, otra secreción de El País: Si controlas los resortes de poder no hace falta que luches por tus principios, te basta con controlar a las personas, tener capacidad para infligirles dolor, que era la definición de poder que más gustaba a George Orwell. Te basta con luchar contra las personas: basta con abrir un expediente a un juez -acuérdense del juez Ferrín Calamita-, o de investigar a los investigadores, a los guardias civiles, que para eso su salario depende de Rasputín. Y El País lo sabe.
Cuando en España se asesinan a 100.000 niños no nacidos, seres inocentes e indefensos, mientras las clínicas abortistas hace unos millonarios, mientras se produce un permanente fraude de ley, mientras España se ha convertido en el paraíso del aborto... hay que ser muy, muy miserable, para publicar esta sarta de mentiras. Y esto, no creo que lo sepa El País. O, al menos, no creo que lo acepte. Sólo Lope de Vega era tan sincero consigo mismo.
A la postre, de lo que estamos hablando es de miles de casos como el de Fátima, una mujer musulmana que abortó en Isadora y que cuenta su historia de esta forma.
Eulogio López
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