Siempre a la defensiva, siempre aguantando la provocación de los vecinos malolientes y maleducados que han perdido la vergüenza por sabernos gobernados por una chusma todavía peor que ellos.
Pues todo esto, no se nos olvide, nos pasa por culpa de la blandenguería -y la traición- de politicuchos españoles, de los que Dios se sirve para castigo de nuestros pecados.
La solución de nuestra postración pasa por la abolición del sistema en su totalidad. Mientras existan esos, no seremos nosotros mismos. Ni habrá una recuperación de España en todos los órdenes.
Miserere, Domine.
Templa, Señor, tu rigor, no nos mires airado por haberte sido infieles.
Todavía, Señor, tienes hijos en España que te suplicamos que fulmines a nuestros enemigos internos y externos.
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