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Tema: Señorío de Molina

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    Señorío de Molina

    Señorío de Molina

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    El Real Señorio de Molina


    por Francisco Angel Cañete Páez


    Una síntesis de su historia secular




    La Muy Noble, Leal y Fidelísima Ciudad de Molina de Aragón, antes llamada de los Condes y también de los Caballeros, capital del Señorío de su nombre, es una ilustre villa cargada de historia, en la provincia de Guadalajara, a las puertas de cuyo recinto amurallado llegué en una muy fría mañana de Diciembre de 1.978, al mando de una Patrulla Militar de Reconocimiento y con la misión de realizar unos levantamientos topográficos en la zona. Establecido el vivac de la patrulla en las inmediaciones del pueblo y tras cumplimentar al alcalde y al comandante de Puesto de la Guardia Civil – a quienes desde aquí, y después de tantos años les reitero mi gratitud y afecto por las muchas facilidades que me dieron para que llevase a cabo de la mejor manera la misión que tenía encomendada- me dispuse a aprovechar mis escasos ratos libres, en imbuirme en la historia y heroicas vicisitudes acaecidas a lo largo de los siglos, en tan ilustre villa.


    De origen celta, poco sabemos de Molina en la antigüedad. Sánchez Portocarrero. Ilustre molinés, aventura que su fundación pudo deberse a Molión, personaje mitológico; pasando con el transcurrir de los años a llamarse Moliona, y también Maulía y Maxilissa, y por fin Molina. Pasa Roma conquistadora de imperios y Molina siente sobre su calzada el paso marcial de las legiones, dejándonos como legado histórico, un magnífico puente romano sobre el Río Gallo, que aún hoy, después de tantos siglos, conserva firme su calzada y airosa su grácil silueta. Los árabes invadieron el territorio molinés después de haber puesto su planta en Toledo, y Molina pasa a depender del Califato de Córdoba, y al desmembrarse éste, depende unas veces de los reyes moros de Toledo y otras, de los de Zaragoza, Valencia y Albarracín. Reconquistada por Alfonso I el Batallador en 1.129, nueve años mas tarde, en 1.138, el Conde Don Manrique de Lara funda el Señorío de Molina y se convierte en su Primer Señor, dotándola en 1.142, de un magnífico tratado jurídico denominado FUERO DE MOLINA, que hoy, transcurridos mas de ocho siglos, aún se conserva custodiado en el Ayuntamiento de la ciudad. Este códice valiosísimo –que merced a la generosidad del Alcalde de Molina pude tener entre mis manos- joya de nuestros incunables, que comparte antigüedad y nobleza con el propio Cantar de Mio Cid, está escrito en romance castellano, sobre pergamino auténtico y cuya grafía ha permanecido inalterable con el paso de los siglos. No sabemos el nombre del escribano que lo realizó, pero desde aquí le rindo mi modesto homenaje de admiración por la pulcritud y belleza de su caligrafía. Posiblemente fuese un monje del “Mester de Clerecía”; aquél “Menester u oficio de clérigos” que cantaron a la Virgen Nuestra Señora, utilizando el curso rimado de la cuaderna vía, y que desde la soledad del claustro de algún convento de los que por aquellas calendas se fundan en Molina, lega a la posteridad esa joya inapreciable, cual es el Fuero de Molina.


    La ciudad, por este tiempo(Siglo XIII) se convierte en corte de la poderosa familia de los Lara, que la mandó repoblar, y que hizo del Monasterio de Huerta, en tierras de Soria, su panteón. A Don Manrique de Lara, Fundador del Señorío y su Primer Señor, le sucede su hijo el conde Don Pedro Manrique de Lara(1.167), y a este, el también su hijo Don Gonzalo Pérez de Lara, III Señor de Molina (1.212), que dota al Señorío de nuevas leyes y privilegios y combate con sus molineses, junto a Alfonso VIII, el día glorioso de las Navas de Tolosa (16 de Julio de 1.212). Por la “Concordia de Zafra” (1.223) se puso fin a las contiendas entre Don Gonzalo y el Rey Fernando III de Castilla, acordándose en la misma que Doña Mafalda Manrique de Lara, hija de Don Gonzalo contraería matrimonio con el Infante Don Alfonso, hermano del Rey Fernando, y que a la muerte de su padre heredase el Señorío de Molina –pese a tener Don Gonzalo un hijo varón- el cual cedería a su esposo Don Alfonso. La “Concordia de Zafra” fue el origen de la futura incorporación del Señorío de Molina a la corona castellana,


    El año 1.239, fallece Don Gonzalo Pérez de Lara, heredando el Señorío –según lo pactado en Zafra- su hija Doña Mafalda, quien lo cede a su esposo Don Alfonso que se convierte así en el IV Señor de Molina. Los Infantes Don Alfonso y Doña Mafalda, fueron los padres de Doña Blanca Alfonso, V Señora de Molina, que heredó el Señorío en 1.262, y según el ilustre historiador molinés Don Claro Abanades López era :” de una belleza no común, valerosa, enérgica, amable, de alma grande y corazón magnánimo, cuidadosa del bienestar de sus súbditos y pendiente en el gobierno de su Estado”. A su fallecimiento en Molina (1) el 15 de Mayo de 1.293, y según cláusula testamentaria, legó el Señorío a su hermana Doña María (2)Reina de Castilla y León y, desde ese día, VI Señora de Molina. (Esto fue así, por haber desaparecido misteriosamente el esposo de Doña Blanca, el Infante Don Alfonso El Niño, hijo de Alfonso X El Sabio, y haberle precedido en el óbito su dos hijas Mafalda e Isabel). En el Señorío se lloró mucho la muerte de su Señora Doña Blanca, pues eran muchas las buenas cosas que había hecho por el mismo a lo largo de su mandato:. Añadió importantes cláusulas al “Fuero de Molina”, acabó las obras del impresionante castillo-alcázar que domina la ciudad; hizo un segundo recinto y lo cercó de murallas con torreones, fosos y barbacanas. En el apartado social, consiguió, a través de su hermana la Reina Doña María, la exención de ciertos impuestos y almojarifazgos a favor de los habitantes del Señorío; protegió a los trabajadores del campo y premió a los jóvenes que se distinguían en artes y oficios mecánicos. El Rey Don Sancho IV junto a su esposa Doña María hicieron su entrada solemne en Molina el día 10 de Junio de 1.293, disponiendo de inmediato la celebración de solemnes honras fúnebres por Doña Blanca en el templo de San Francisco y en el convento de Santa Clara, donde fue inhumado el cuerpo de la Infanta-Señora. Finalizadas las exequias, Don Sancho, tomó posesión del Señorío en nombre de su esposa la Reina Doña María.


    La Reina Doña María junto a su hermana Doña Blanca, son las dos mas egregias personalidades del Señorío de Molina. Tan es así, que Doña María, pese a los numerosos títulos, grandezas y señoríos que ostentó en su larga y azarosa vida – Reina de Castilla y León, por su matrimonio con el Rey Sancho IV El Bravo; Reina Regente a la muerte de su esposo y durante la minoría de edad de su hijo Fernando IV y de su nieto Alfonso XI- siempre prefirió adicionar a su nombre el título que le otorgaba la capital de su Señorío y donde vió la luz por vez primera OÑA MARÍA DE MOLINA, con el que ha pasado a la Historia. Desde su nacimiento, Doña María siempre llevó a Molina en su corazón, si bien y por desgracia, sus estancias en la capital del Señorío, fueron cada vez mas escasas y esporádicas, debido a las múltiples luchas y disputas que hubo de sostener en sus largas y dificilísimas regencias, al objeto de que no le arrebatasen la corona, primero a su hijo Fernando , y a la muerte de éste,(3) a su nieto Alfonso. La Reina Doña María , VI Señora de Molina, falleció en Valladolid el 1º de Julio de 1.321, siendo enterrada en el Monasterio de las Huelgas Reales, de dicha ciudad – fundado a sus expensas-, para descansar después definitivamente junto a su esposo Sancho IV, en la capilla de Reyes Nuevos de la catedral de Toledo. En su testamento dejaba el Señorío a su nieto el Rey Alfonso XI, que inicia la egregia nómina de Reyes de Castilla y mas tarde los de España, que ostentan el título de “SEÑOR DE MOLINA”.


    En cuanto a su denominación de Molina de Aragón, con la que se conoce a la capital del Señorío, no deja de ser curiosa por demás, sobre todo si se tiene en cuenta que Molina sólo ha pertenecido a lo largo de su historia, seis años a Aragón : desde el 5 de Julio de 1.369, en que fue cedida por los molineses a Don Pedro IV El Ceremonioso –disgustados estos por la cesión que del Señorío había hecho Don Enrique de Trastámara a Don Beltrán Dusguesclin-, hasta el 20 de Mayo de 1.375, en que el Señorío revierte a la Corona de Castilla, por la boda del Príncipe Don Juan, hijo del Rey de Castilla, con la Infanta Doña Leonor, hija del de Aragón.


    En la guerra de Sucesión entre Doña Isabel de Castilla y Doña Juana la Beltraneja, Molina toma parte activa por la Reina Doña Isabel, y dícese que molesta ésta con los habitantes de Medina del Campo, por haberle negado en Cortes convocadas en dicha ciudad los créditos oportunos para hacer frente a las exigencias de la guerra, hasta el punto de tener que echar mano de un tercio de los bienes de la Iglesia, y habiéndose distinguido en defender los intereses de la soberana un caballero apellidado Malo, de la villa de Molina, Doña Isabel pronunció la siguiente frase que ha recogido la historia “Mas que buenos de Medina valen Malos de Molina”; con lo que ensalzó el Señorío de este nombre y refundió en uno solo el ilustre apellido del noble molinés, legando a sus descendientes el apellido de “Malo de Molina”.


    Durante la Guerra de la Independencia se creó en Molina de Aragón una Junta de Defensa presidida por el Corregidor Don Antonio Vilariño, que en la mañana del 10 de Junio de 1.808 movilizó y reclutó alzando bandera por Don Fernando VII, a todos los hombres útiles del Señorío, formando un batallón de cuatro compañías y un escuadrón de caballería que se cubrió de gloria en el transcurso de la guerra. El general francés Roquet, penetró al frente de sus tropas y tomó la ciudad, pese al bravo pelear de los molineses, quienes cuenta la tradición que, al carecer de artillería, hacían sus cañones ahuecando troncos de olmo, a los que reforzaban con cuerdas embreadas. Roquet sitúa su puesto de mando en Molina, hasta que hostigado casi a diario por las guerrillas de Juan Martín El Empecinado, abandona la ciudad el 2 de Noviembre de 1.810, tras ordenar que le prendan fuego a toda ella. Arde Molina en la noche de tan fatídico día, presa de las antorchas francesas, sin mas delito que el de haber luchado con tesón por la independencia de la Patria.


    De su esplendor medieval, conserva Molina las torres vigilantes de su recinto amurallado sobre el cerro a cuyos pies reposa. Cuatro torres de evocadores nombres quedan aún en pie del otrora poderoso recinto defensivo. De las once parroquias que la ciudad tuvo en épocas pretéritas, se conservan tres, a las que hay que añadir el viejo convento de Santa Clara, obra de transición románico-gótica, donde está sepultada la Infanta Doña Blanca, su fundadora. Y ya en apretada síntesis resaltar, que durante el siglo XIX y primeras décadas del XX, hijos de Molina participan en cuantas contiendas se llevan a cabo bajo los colores de la bandera de España. El héroe mas destacado es el insigne molinés Don Félix Arenas Gaspar (aunque nacido accidentalmente en Puerto Rico, se crió y educó en Molina) Capitán de Ingenieros y Caballero Laureado de la Real y Militar Orden de San Fernando, muerto gloriosamente por la Patria en tierras de África en el trágico mes de Julio de 1.921. Molina, agradecida erigió un monumento en honor de su heroico hijo; monumento que fue descubierto el día 5 de Junio de 1.928, en solemne acto presidido por S.M. El Rey Don Alfonso XIII, Señor de Molina, que se desplazó hasta la capital del Señorío a tal efecto, tributándosele un grandioso recibimiento por parte de todo el vecindario y con la hidalguía y nobleza que se desprende de la leyenda que reza en el escudo nobiliario del Fundador del Señorío “NOS NON VENIMOS DE REYES, QUE REYES VIENEN DE NOS”. Este apoteósico recibimiento se repetiría cincuenta años mas tarde, en la persona de un nieto de Don Alfonso XIII, S.M. El Rey Don Juan Carlos I, quien en unión de la Reina Doña Sofía, hizo su entrada triunfal en Molina, en la mañana del 20 de Abril de 1.978, para tomar simbólica posesión del Señorío, como su XXXI Señor.


    Y cierro estas líneas sobre Molina, con las palabras del gran escritor y periodista César González Ruano, cuando dice “ Molina me parece una de las ciudades históricas mas bellas y completas que he conocido. Cargada de escudos, de recuerdos, de grandeza admirada y serena; parece Molina una gran señora que se ha apartado del mundo y vive sola y retirada leyendo su Libro de Horas; un Libro de Horas sin manecillas de minutos. Esta es la Molina de hoy”.
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    Francisco Angel Cañete Páez
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    Antonio Aparisi

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    Re: Señorío de Molina

    Real Señorío de Molina



    El Real Señorío de Molina fue un señorío jurisdiccional medieval en España establecido en torno a la villa de Molina de Aragón, en la actual provincia de Guadalajara. Fue fundado como señorío independiente entre los reinos de Castilla y de Aragón por Manrique Pérez de Lara. Desde 1321 el título de Señor de Molina quedó ligado los de Rey de Castilla, primero, y Rey de España, después. Mantuvo el fuero casi invariado desde su fundación hasta su abolición en 1813 y tuvo una división administrativa similar a la de las comunidades de villa y tierra.


    División administrativa


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    Mapa de las sexmas del Señorío de Molina.



    El Señorío de Molina, al igual que las otras comunidades de villa y tierra de la Extremadura castellana, estaba estructurada en torno a una villa principal, en este caso Molina, rodeada por las tierras que se dividían sexmas, cuatro en este caso en lugar de las seis más habituales. Estas sexmas eran la del Campo, la del Pedregal, la del Sabinar y la de la Sierra. A su vez, cada sexma se dividía en unas veinte veintenas, que correspondían a cada una de las aldeas de la sexma y sus tierras, que a su vez se dividían cada una en unos cinco quiñones con el fin de repartir las tierras de cada pueblo.[1]


    Sexma del Campo
    La sexma del Campo es la más septentrional y más extensa, abarcando los valles altos del Mesa y y del Piedra y la paramera nororiental de Molina.


    Algar de Mesa, Amayas, Anchuela del Campo, Campillo de Dueñas, Chilluentes, Cillas, Concha, Cubillejo de la Sierra, Cubillejo del Sitio, Embid, Establés, Fuentelsaz, Hinojosa, Labros, Milmarcos, Mochales, Pardos, Rueda de la Sierra, Tartanedo, Torrubia, Tortuera, Villel de Mesa y La Yunta.


    Sexma del Pedregal
    La sexma del Pedregal se sitúa al este de Molina en torno al camino que llevaba a Teruel y Valencia.


    Aldehuela, Anchuela del Pedregal, Anquela del Pedregal, Castellar de la Muela, Castilnuevo, Chera, El Pobo de Dueñas, Hombrados, Morenilla, Novella, Otilla, El Pedregal, Pradilla, Prados Redondos, Setiles, Tordellego, Tordelpalo, Tordesilos, Torrecuadrada de Molina y Torremochuela.


    Sexma del Sabinar
    La sexma del Sabinar se sitúa al oeste de Molina y comprende sobre todo los cursos del río Arandilla y del medio y bajo Gallo.


    Aragoncillo, Baños de Tajo, Buenafuente del Sistal, Canales de Molina, Castellote, Cobeta, Corduente, Cuevas Labradas, Cuevas Minadas, Escalera, Fuembellida, Herrería, Lebrancón, Luzón, Olmeda de Cobeta, Rillo de Gallo, Selas, Taravilla, Teroleja, Torete, Torrecilla del Pinar, Torremocha del Pinar, Valhermoso, Valsalobre, Ventosa y Villar de Cobeta.


    Sexma de la Sierra
    La sexma de la Sierra es la más meridional y comprende los pueblos que se sitúan en la orilla oriental del Alto Tajo, frontera natural con el común de villa y tierras de Cuenca, y en la sierra de Molina.


    Adobes, Alcoroches, Alustante, Checa, Chequilla, Megina, Motos, Orea, Peralejos de las Truchas, Pinilla de Molina, Piqueras, Terzaga, Terzaguilla, Traíd y Villanueva de las Tres Fuentes.


    Historia
    Con la conquista cristiana de la península Ibérica se establece en la zona de frontera con las taifas andalusíes, las Extremaduras aragonesa y castellana, un nuevo régimen administrativo basado en los fueros y en las comunidades de aldeas del Reino de Aragón y comunidades de villa y tierra del Reino de Castilla. La taifa de Molina fue conquistada en 1129 por Alfonso I de Aragón, pero la repoblación corrió a cargo del Reino de Castilla, lo que provocó las disputas de ambas coronas por el territorio molinés. Manrique de Lara, conde y señor de Lara, con influencia ante ambos reyes, hizo de mediador en la concordia de Carrión de 1137, donde Castilla devolvió a Aragón las plazas de Calatayud y Daroca, y donde se consiguió que todas las tierras de Molina fueran declaradas solariegas y que ambos soberanos le aceptasen como señor de Molina y de Mesa, naciendo así en 1138 el Señorío de Molina, independiente de ambas Coronas durante más de siglo y medio, y recibiendo un fuero propio.




    María de Molina, VI señora de Molina. Hija del infante Alfonso de Molina y nieta del rey Alfonso IX de León, contrajo matrimonio con Sancho IV el Bravo, rey de Castilla, y fue madre del rey Fernando IV.
    En 1281, María de Molina, sexta señora de Molina e hija del infante Alfonso de Molina y de Mayor Alfonso de Meneses, heredó el señorío de Molina y amplió su fuero, propiciando el auge económico de la villa de Molina de los Caballeros. Contrajo matrimonio con Sancho IV de Castilla, sobrino-nieto de su padre. El matrimonio solicitó una dispensa papal del sumo pontífice para legitimar su situación conyugal, pues los contrayentes eran parientes, y en 1284 la consigue de manos de Martín IV, declarado enemigo de la Corona de Aragón, lo que hace que María de Molina, en la guerra entre las coronas de Aragón y de Francia por los condados del Rosellón y la Cerdaña y el señorío de Montpellier, se declare afín al segundo dentro del debate suscitado entre la nobleza castellana ante tal hecho.


    En 1293 los reyes de Castilla heredaron el señorío tras la muerte de la hermana de la reina, Blanca Alfonso de Molina y desde 1295, tras la muerte de Sancho IV, María de Molina se convirtió, hasta la mayoría de edad de su hijo Fernando IV de Castilla, en tutora de su hijo. Tras la muerte del rey Fernando IV en 1312, María de Molina volvió a desempeñar el cargo de tutora del rey, en la persona de su nieto Alfonso XI el Justiciero, que alcanzó la mayoría de edad en 1325, cuatro años después de la muerte de su abuela, el cual heredaría también el señorío de Molina, que quedó vinculado desde ese momento a la Corona de Castilla.


    Pedro I de Castilla heredó en 1350, como Rey de Castilla, el Señorío de Molina tras la muerte de su padre, Alfonso XI. Durante su vida se ve involucrado en una nueva guerra con el Rey Pedro IV de Aragón, la conocida como guerra de los Dos Pedros, en la que el señorío de Molina se encuentra profundamente inmerso. Con la muerte de Pedro I en 1369 de manos de su hermanastro Enrique de Trastámara, futuro rey de Castilla, éste le entrega el señorío de Molina al monje francés y capitán de las Compañías Blancas, Bertrand du Guesclin, en forma de ducado como agradecimiento a su colaboración. La Villa y el Señorío no aceptaron a Duguesclin como su señor y se entregaron a Pedro IV de Aragón que le reconocieron como señor de Molina. Desde entonces, en su homenaje la villa de Molina substituyó el apellido de los Caballeros por el de Aragón y llamó como este Reino a la torre más alta de su fortaleza. Con la Paz de Almazán de 1375 el señorío es devuelto al Rey de Castilla y el título de Señor de Molina quedaría desde entonces al de Rey de Castilla, primero, y al de Rey de España, después.


    La importancia estratégica militar del señorío y de Molina de Aragón durante los siglo XIV y XV, como zona fronteriza, continuó siendo clave en tanto en cuanto se sucedían las batallas entre las coronas de Castilla y de Aragón. Aun así, el Señorío de Molina había continuado teniendo inalterados los fueros.


    En 1465, Enrique IV de Castilla quiso entregar el Real Señorío de Molina a su valido Beltrán de la Cueva. Los molineses se levantan en armas contra De la Cueva y vencen a sus tropas en la acción de Rueda, lo que haría que el Rey y su valido desistiesen de la empresa y el Señorío de Molina pudiera mantener su fuero.


    La unión de las Coronas de Castilla y de Aragón produjo una estabilidad en el señorío en lo referente a las batallas militares, y genera un rico comercio lanar y merced a su situación fronteriza y de paso aduanero entre Aragón y Castilla. Sería durante la época del reinado de los llamados Reyes Católicos cuando se produce una mayor entrada de capital al señorío lo que hace crecer económica y urbanísticamente a Molina de Aragón.


    En la década de los años 1630 vuelve a convertirse en centro de batallas durante la Guerra de los Treinta Años y, sobre todo, en 1641 cuando Felipe IV y el Conde-Duque de Olivares reúnen a las Cortes y a los ejércitos en Molina para preparar la marcha a Cataluña con el fin de apaciguar su sublevación.


    Entre 1704 y 1710, durante la Guerra de Sucesión española, el Real Señorío de Molina se mantuvo fiel a Felipe V de Borbón y fue campo de batalla entre los Austrias, apoyados por Aragón, y los Borbones, apoyados por Castilla. Molina fue ocupada por las tropas austracistas en 1706 y recuperadas ese mismo año por las borbónicas de Juan de Nassau. Estas batallas y las epidemias de peste que asolaron la península Ibérica durante el siglo XVIII dieron lugar a que el Real Señorío de Molina comenzase una decadencia económica y demográfica. Aun así siguió manteniendo sus fueros pese al proceso de deseñorialización desde finales de siglo hasta que fue incluido en la intendencia de Cuenca, primero, y en la de Guadalajara, desde 1802, aunque durante la guerra de la Independencia se constituyó en Molina una Junta Superior y en la Constitución española de 1812 se citara como una entidad regional más.[2] En 1813 se constituye la que llamarían Diputación Provincial de Guadalajara con Molina, germen de la actual provincia de Guadalajara creada en 1833, donde se integra el señorío de Molina, produciéndose así su disolución y abolición definitiva de su fuero.[3]


    Señores de Molina

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    Escudo de la Casa de Manrique de Lara.


    El primer Señor de Molina fue Manrique de Lara que consigue el fuero independiente de los reinos de Castilla y de Aragón tras mediar entre ellos por la disputa de aquel territorio. El título fue heredándose de padres a hijos, que fueron emparentándose con la alta nobleza de la época hasta que cayó en manos de Alfonso XI, nieto de María de Molina y bisnieto de Blanca de Molina, últimas señoras independientes de Molina, momento en el que quedaría ligado a los títulos primero de Rey de Castilla y después de Rey de España.[4]


    I. Manrique Pérez de Lara ( fallecido el 9 de julio de 1164). Fundador del señorío (1138-1164)
    II. Pedro Manrique de Lara (1164-1202)
    III. Gonzalo Pérez de Lara (1212-1239)
    IV. Mafalda González de Lara y su esposo, el infante Alfonso de Molina, hijo de Alfonso IX de León. (1239-1272)
    V. Blanca Alfonso de Molina, y Alfonso Fernández "el Niño", hijo ilegítimo de Alfonso X el Sabio (1262-1293)
    VI. María de Molina, reina consorte de Castilla (1293-1321)
    Desde entonces el título de señor de Molina quedó vinculado al reino de Castilla.


    VII. Alfonso XI de Castilla, (1321-1350)
    VIII. Pedro I de Castilla, (1350-1369)
    El título de Señor de Molina pasó a ser del Rey de Aragón


    IX. Pedro IV de Aragón; (1369-1375)
    Desde este momento el título de Señor de Molina queda definitivamente ligado al de Rey de Castilla.


    X. Enrique II de Castilla, (1375-1379)
    XI. Juan I de Castilla, (1379-1390)
    XII. Enrique III de Castilla (1390-1406)
    XIII. Juan II de Castilla (1406-1454)
    XIV. Enrique IV de Castilla (1454-1474)
    XV. Isabel I de Castilla (1474-1504)
    XVI. Juana I de Castilla (1504-1516)
    Desde este momento el título de Señor de Molina queda ligado al de Rey de España.


    XVII. Carlos I de Austria, rey de España (1516-1556)
    XVIII. Felipe II de Austria (1556-1598)
    XIX. Felipe III de Austria (1598-1621)
    XX. Felipe IV de Austria (1621-1665)
    XXI. Carlos II de Austria (1665-1700)
    XXII. Felipe V de Borbón (1700-1746)
    XXIII. Fernando VI de Borbón (1746-1759)
    XXIV. Carlos III de Borbón (1759-1788)
    XXV. Carlos IV de Borbón (1788-1808)
    XXVI. Fernando VII de Borbón (1808-1833)
    XXVII. Isabel II de Borbón (1833-1868)
    XXVIII. Amadeo I de Saboya (1871-1873)
    XXIX. Alfonso XII de Borbón (1875-1886)
    XXX. Alfonso XIII de Borbón (1886-1931)
    XXXI. Juan Carlos I de Borbón (1975-)



    http://es.m.wikipedia.org/wiki/Señor%C3%ADo_de_Molina
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    Antonio Aparisi

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    Re: Señorío de Molina

    Molina, señora del Señorío







    image.jpg


    Molina de Aragón, como su propio nombre no indica, pertenece a la provincia de Guadalajara. Esta ingeniosa frase esconde una confusión histórica que todavía corre por la mente de muchos españoles. La historia nos dice que Molina fue independiente en tiempos del dominio árabe y llegó a ser capital de uno de los reinos de taifas. Alfonso I "El Batallador", rey de Aragón, se la arrebató a los moros cuatrocientos años después de iniciada la Reconquista para cedérsela a su esposa, doña Urraca de Castilla.




    La independencia de Molina, puesta de manifiesto durante el dominio musulmán, siguió siendo una constante en el siglo XII. Tuvo durante 200 años su propio fuero, otorgado por el noble don Manrique de Lara verdadero artífice de la prosperidad medieval de la villa y mentor de sus monumentos más destacados. Por entonces, Molina era un estado independiente dentro de Castilla.





    El primer Señor de Molina fue Manrique de Lara que consigue el fuero independiente de los reinos de Castilla y de Aragón tras mediar entre ellos por la disputa de aquel territorio. El título fue heredándose de padres a hijos, que fueron emparentándose con la alta nobleza de la época hasta que cayó en manos de Alfonso XI, nieto de María de Molina y bisnieto de Blanca de Molina, últimas señoras independientes de Molina, momento en el que quedaría ligado a los títulos primero de Rey de Castilla y después de Rey de España, hasta la actualidad, de tal modo que Juan Carlos I es señor de Molina.


    El castillo


    Al primer señor de Molina le debe la ciudad la reconstrucción del viejo castillo árabe, que ya dominaba la ciudad en tiempos de los celtíberos. Como una corona en lo alto de un cerro el castillo de Molina de Aragón atrae las miradas de todos los visitantes por encima del resto de monumentos -muchos, hay que reconocerlo- de esta villa.


    El castillo fue edificado sobre un antiguo castro celtibérico utilizado por los árabes durante su dominación. Declarado Monumento Nacional en el año 1931, es sin duda la fortaleza más grande y expresiva de Castilla-La Mancha. De las ocho torres que llegó a tener este magnífico alcázar tan sólo cuatro han conseguido llegar en pie hasta nuestros tiempos: son las de Doña Blanca, de Caballeros, de Armas y de Veladores. Todas ellas se encuentran comunicadas entre sí por un adarve protegido de almenas. El recinto externo de la fortaleza, lo que podríamos denominar albácar de la alcazaba, o campo de armas, es muy amplio. En tiempos de doña Blanca albergaba un barrio entero.


    El castillo ha sido protagonista a lo largo de la historia de múltiples batallas, tanto en la Edad Media, como en la Guerra de la Independencia y guerras carlistas. En el castillo molinés destaca además la presencia de una gran torre aislada, al norte de la fortaleza, y en su punto más elevado, que se denomina la Torre de Aragón. Fue la primitiva construcción, sede del castro celtíbero, puesta en forma de defensa por los árabes, y diseñada por sí sola como un auténtico castillo independiente, que sin embargo estuvo siempre comunicado con el castillo mayor a través de una galería subterránea.


    Se llegó a barajar construir sobre este castillo el Parador Nacional, que tanto ansía Molina, pero la idea se desechó y ahora están a la espera que comiencen las obras de un edificio de nueva planta en un paraje próximo a esta fortaleza.


    Otros monumentos


    Otros de los símbolos medievales de Molina es el puente románico sobre el río Gallo, que atraviesa la ciudad de noroeste a sur. Conocido popularmente como el Puente Viejo, fue construido en la época de la repoblación del burgo, hacia los siglos XII-XIII. Construido con sillar de arenisca roja, está formado por tres arcos escarzanos, tamajares triangulares y redondeados, con "giba" acentuada en el centro.


    Históricamente la urbe molinesa ha estado jalonada de numerosos y palacios, de un tipismo constructivo muy acusado. Aunque muchos han desaparecido a lo largo de los siglos, entre los que quedan deben destacarse el Palacio del Virrey de Manila, del siglo XVIII, con su magnífica portada barroca.


    En la arquitectura religiosa destaca la Iglesia de Santa Clara. Aparece adosada al Convento de las Clarisas por el norte y poniente. Es de la segunda mitad del siglo XII, protogótica. También la Iglesia de Santa María la Mayor de San Gil, que rimero fue un edificio románico del siglo XII, siendo posteriormente reedificada en el XVI.
    Por último reseñar la Iglesia de Sta. María del Conde, junto al Ayuntamiento, la más antigua de las fundadas por Manrique de Lara, en el siglo XII.


    De gran interés son sus construcciones civiles que salpican sus calles estrechas y pintorescas. No deben dejar de admirarse, por ejemplo, la casona del llamado Palacio de los Molina (hoy un emblemático establecimiento de restauración), con escudos, rejas y el tradicional portón central adovelado, y la Casa del Obispo Juan Díaz de la Guerra, en el Arrabal de San Francisco, de finales del siglo XVIII.


    Pata de vaca, dulce típico molinés


    La pata de vaca consiste en un bizcocho hecho a base de huevos, azúcar y harina, que se acompaña con “una especie de crema de pastelera que,viene de tradición familiar. Además se cala por un jarabe para conseguir una textura más esponjosa.


    Y todo ello en menos de una hora y media. La elaboración de dulce molinés, a pesar de no ser excesivamente prolongada, no está exenta de una cierta complejidad. Todo comienza con los huevos. Primero se baten y se unen a la harina. Una vez hecha la mezcla, se tira con una manguilla a unas latas -especie de bandejas de gran tamaño-, con el fin de preparar la masa del bollo.


    Seguidamente, se introduce al horno y, una vez cocinada, se incorpora la crema pastelera. Por último, se cortan, se les da jarabe y azúcar.


    Tras seguir todos los pasos, ya se puede degustar una pata de vaca, tal y como las conocen en Molina de Aragón.


    Molina, señora del Señorío
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  4. #4
    Avatar de Luis de Lucena
    Luis de Lucena está desconectado Procurador de la Tierra
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    Re: Señorío de Molina

    La verdad es que el Señorío de Molina es una zona preciosa, muy similiar a las estepas del sur de Soria y el norte de Guadalajara. Molina, bella y gloriosa en la miseria, como gran parte de la Castilla y el Aragón celtibéricos. ¿Eres de la zona, Michael?
    Castella duplex est: Vetus et Nova


  5. #5
    Avatar de Michael
    Michael está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Señorío de Molina

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Hola estimado amigo:

    No soy de la zona pero me siento muy orgulloso de ser español y siempre publico cosas que hablen de España y su organización político-tradicional. Amo a España y lo más que deseo es su restauración.

    un abrazo.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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