El artículo tiene alguna conclusión errada y ofrece opiniones discutibles, pero como información resulta muy interesante.
SAHARA
Cerca de 9.000 niños saharauis, entre los siete y los doce años, procedentes de los campamentos de refugiados pasaran en España los meses de julio y agosto gracias al programa "vacaciones en paz" puesto en marcha, desde hace 23 años, por las asociaciones solidarias con el Sahara que hay repartidas por toda la geografía española. Más de 100.000 familias contribuyen al éxito de este programa que tiene tres vertientes: la lúdica, la deportiva y la sanitaria.
Es el ejemplo más hermoso de solidaridad en el respeto que existe en el mundo. Mientras el Consejo de Ministros incumple sus compromisos éticos e internacionales con estas tribus que un día tuvieron nacionalidad española, los ciudadanos se unen para dar un poco de amor a los hijos y nietos de aquellos que un día fueron cobardemente abandonados por el gobierno de España. Muestra como el hombre corriente entiende la compasión hacia el otro en su sentido más profundo, aunque posea una cultura y religión diferentes, mucho mejor que el político de turno con sus definiciones huecas solamente pensadas para la propaganda, y lo que es más importante también es capaz de ponerla en práctica a pesar de la carencia de medios materiales.
Los documentos desclasificados por Washington han permitido conocer lo que sabíamos sin la constatación oficial; que la apropiación fáctica del Sahara por Marruecos, tiene su factor determinante en el análisis geoestratégico que realizan los EEUU en aquella época y que les lleva a sopesar las variables que pueden incidir decisivamente en el equilibrio regional: 1ª los acontecimientos políticos de Portugal abren una interrogante sobre la operatividad futura de la base de las Azores y, en consecuencia, el control en profundidad sobre el estrecho de Gibraltar; 2ª la incertidumbre originada en España por la enfermedad del general Franco acentúa el riesgo de inestabilidad al norte del estrecho por un cambio incierto del régimen político; 3ª la vieja aspiración de Argelia, firme aliada de la URSS, de alcanzar la costa atlántica y lograr así la hegemonía en el Magreb 4ª la riqueza en petróleo y fosfatos que posee el territorio, EEUU y Marruecos son los mayores productores mundiales de este último, y desde el ácido fosfórico puede obtenerse uranio. Estos cuatro factores son orientados por el director adjunto de la CIA, Vernon Walters amigo personal de Hassan II desde 1942, en una dirección: la estabilidad del mediterráneo occidental y la libertad de movimientos de la VI Flota, esencial para el mantenimiento de los intereses de EEUU sobre Oriente Próximo, pasan por reforzar a Marruecos económica y militarmente, con la colaboración de Francia, en detrimento de Argelia para así lograr que el control inmediato de la costa atlántica del norte de África pertenezca al reino alauí por si la hipótesis más peligrosa: la inestabilidad de España, Portugal o ambas, termina por hacerse realidad.
La "marcha verde" se organiza con dinero kuwaití por agentes de la CIA y con el visto bueno del Secretario de Estado H. Kissinger una vez que se ha obtenido la colaboración de Francia. España no presenta problemas puesto que el mayor obstáculo lo constituye Franco que cuando es informado por Arias Navarro, en uno de sus momentos de lucidez, llega a ordenar la declaración de guerra a Marruecos. A los pocos minutos vuelve a entrar en crisis y Arias con la colaboración de Carro y Solís incumplen la orden y se aprestan a seguir las instrucciones del amigo americano para abandonar el Sahara. Previamente Cortina Mauri, ministro de Asuntos Exteriores, había sido apartado oportunamente de este asunto y sustituido en la gestión del mismo por Solís Ruiz, que además de ministro en el último gobierno de la dictadura llevaba la representación de los intereses económicos del rey de Marruecos en España.
El príncipe Juan Carlos, como Jefe de Estado interino, no representa precisamente un papel airoso pues en su viaje relámpago al Aaiun convence con facilidad a los mandos militares de la firmeza del gobierno y de la necesidad de mantenerse firmes, mientras negociaba con Hassan II, utilizando los buenos oficios de Vernon Walters, la retirada de las tropas españolas y la anexión de la antigua provincia española al reino marroquí.
Por el tratado de Madrid, España cede la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania con el compromiso de las nuevas potencias colonizadoras de organizar un referéndum en el que los saharauis elijan su destino final. Una vez que España abandona el territorio, 1976, se inicia una guerra de resistencia por el Frente Polisario que impide el control territorial efectivo y el abandono, en 1979, de Mauritania. La ONU respalda este tratado una vez constatado por su Secretario General, Kurt Waldheim, que los EEUU sólo contemplan la anexión final por Marruecos sin hacer cuestión de los plazos. De esta manera el acuerdo tripartito permite, al dejar abierta la ventana del referéndum, salvar la cara a España y a la ONU. La primera por su acatamiento a las resoluciones descolonizadoras del Consejo de Seguridad, aunque conlleve desentenderse de los saharauis, y la segunda al permitirla preservar en el papel uno de los principios de la Carta de san Francisco: el derecho inalienable de los pueblos a elegir su destino.
La estrategia de Kissinger adoptada por el Presidente Gerald Ford resultó con el paso del tiempo errónea, las previsiones para la hegemonía marroquí en el Magreb no se han producido gracias al espíritu de resistencia demostrado por los hombres del desierto. La guerra del Sahara ha supuesto una losa para el desarrollo de Marruecos que ha visto impotente como además de no ser capaz de controlar todo el territorio sus políticas de colonización e integración se convertían simplemente en represión y tortura para aquellos que no aceptaban el sometimiento al Sultán.
Las causas objetivas que permitieron "la marcha verde" han desaparecido: 1ª la hipótesis más peligrosa que contemplaba la inestabilidad de la Península Ibérica no ha tenido lugar; 2ª el fin de la guerra fría deja sin sentido estratégico beneficiar a un país del norte de África en detrimento de otro, en lugar de buscar el equilibrio regional por la vía del entendimiento y el libre acceso a las materias primas existentes; 3ª hoy la hipótesis más peligrosa en esta zona, no reside en que un país u otro sea hegemónico sino en el auge y fortalecimiento del fundamentalismo islámico y, este no aparece por generación espontánea sino por el fracaso social de las políticas que han implementado los diferentes regímenes de estos países.
Si la política auspiciada por los EEUU se basaba en la defensa de sus intereses en el Mediterráneo. La de España era el resultado de la cobardía de una clase dirigente durante los últimos estertores de la dictadura, lo más curioso es que el dictador era el único al que no se podía acusar de cobarde. Los demás implicados obtuvieron el pago generoso a su colaboración en forma de dinero, de poder o de ambas cosas a la vez. A costa, claro está, del prestigio internacional de nuestra nación y de lo que es mucho más importante de la vida de varios miles de nómadas. Aunque la clase política emergente no era mejor, a pesar de la postura inicial del PSOE favorable al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, la diplomacia española se ha ido distanciando progresivamente de este y asumiendo, con el patrocinio francés, las tesis favorables a Marruecos.
El actual Presidente tan sensible, con razón, al sufrimiento en Irak y a los monjes budistas actúa activamente en favor de las tesis de Mohamed VI a pesar de que su país esta acusado por las principales organizaciones defensoras de los Derechos Humanos de practicar de manera sistemática la tortura, los secuestros y las desapariciones en los territorios ocupados, como recientemente ha reconocido el ex ministro de Hassan II Khali Khenna ould Errachid, quien ha declarado: "tres o cuatro oficiales del Ejército que han cometido lo que se podría llamar crímenes de guerra contra prisioneros, pero fuera del ámbito de la guerra... muchos civiles fueron lanzados al vacío desde helicópteros o enterrados vivos porque eran sospechosos de simpatizar con las tesis independentistas" elnistro de Hassan IIecientemente por Khali Khenna ould Errachid. Así el factor geográfico parece ser para nuestro Presidente el factor esencial en la defensa de los Derechos Humanos: cuanto más lejos se vulneran, más cerca están de la sensibilidad humanitaria del gobierno español.
Claro que esa política cobarde e hipócrita no es nueva. Recuerdo que en 1990 cuando estuve destinado en la embajada de Rabat, entraron tres muchachos saharauis en la representación diplomática solicitando asilo en base a la represión y persecución que estaban sufriendo en el Aaiun. Informé al embajador que debía atenderse la petición ya que se poseía información absolutamente segura que confirmaba que estaban produciéndose torturas y desapariciones masivas en los territorios ocupados; además España se había adherido al Convenio de Ginebra sobre el respeto a los Derechos Humanos. Con esos elementos me propuse para negociar con el Servicio Secreto marroquí la salida de los tres jóvenes hacia España. Sólo necesitaba el respaldo oficial, pues el del CESID ya lo tenía. El embajador no le presentó al gobierno esta alternativa y sólo planteó una solución: la entrega a la policía de los tres saharauis para evitar la tensión diplomática. Él en persona se trasladó al Ministerio del Interior y trajo en su coche oficial a la policía marroquí, acompañada de un alto cargo de ese ministerio, que en sólo diez minutos convencieron a los tres jóvenes para que salieran y se entregaran. El embajador no me permitió estar presente en la breve reunión, por lo que me dijeron después en la conversación se utilizó el hassanía, a pesar de haber insistido al ministro consejero en la conveniencia de hablar en español o francés y evitar así el chantaje o la amenaza dentro de la sede diplomática. La salida "voluntaria" de los tres jóvenes de la embajada constituye el momento más triste de mis trece años en el servicio diplomático, más tarde pude constatar que esa decisión incorrecta no llevaba aparejada una ganancia para nuestro país sino sencillamente desprestigio.
La ONU en todos estos años se ha mantenido firme en reconocer el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, pero se ha mostrado demasiado comprensiva con las tácticas dilatorias y el incumplimiento de los acuerdos de Madrid. La penúltima jugada ha sido el informe de Peter van Walsun, enviado personal del Secretario Ban Ki Moon, animando a los nómadas a aceptar la oferta marroquí de acogerse a una amplia autonomía dentro del reino de Marruecos. A nuestro representante ante la ONU, Yañez Barnuevo, le ha faltado tiempo para salir en defensa de las opiniones de van Walsun, cuando a este último le ha desautorizado el propio Secretario General que lo había designado.
A nuestro diplomático le parece la opinión del enviado "tan respetable" como la de Ban Ki Moon. Sin embargo, el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui reconocido por varias resoluciones del Consejo de Seguridad, no puede escamotearse en base a una oferta unilateral de Marruecos con el único objeto de obviar una consulta respaldada por la comunidad internacional. Además, el embajador español ante la ONU debería saber que la articulación de una autonomía auténtica en el reino alauí es imposible, ya que estamos hablando de un régimen autoritario en el que las leyes nacen en palacio, las sentencias también y dónde el sultán le comunica al ministro del Interior, cada vez que hay elecciones generales, cuantos escaños ha de sacar cada partido político y lo más curioso es, ¡Oh! Sorpresa, que el rey nunca se equivoca en la predicción. En definitiva, para que Mohamed VI pueda ofrecer una autonomía tiene antes que cambiar toda la superestructura del Estado, en la situación actual no pasa de ser un ejercicio retórico al ir el concepto de autonomía contra la propia naturaleza de lo que es un sultanato.
Los efectos negativos de la guerra sobre Marruecos comienzan a visualizarse en el ámbito internacional. Recientemente, se han producido dos hechos de gran importancia, el primero son las declaraciones del embajador saliente de los EEUU en Argel: "la administración norteamericana no tiene intención de presionar al Frente Polisario para que acepte la proposición de autonomía... EEUU desea una solución pragmática bajo los auspicios de la ONU... los EEUU han acogido favorablemente las ideas contenidas en la proposición saharaui". El segundo ha sido la petición realizada por numerosos parlamentarios europeos, en la Asamblea francesa, para que Francia respete el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui en vísperas de asumir este país la presidencia de la UE. Ambos, muestran que cada día que pasa se hace más insostenible defender la aspiración marroquí sobre el territorio, por su violación sistemática de los Derechos Humanos. Es evidente, que la colaboración francesa se producirá en el momento que el pragmatismo norteamericano tome carta de naturaleza efectiva y no sólo declarativa. La Moncloa debería acelerar esa adopción de realismo político por parte de la Casa Blanca en su condición de antigua metrópoli, en lugar de apuntalar opiniones "tan respetables" que por no tener futuro político sólo conducen a la debilidad y el desprestigio.
Desgraciadamente, el Consejo de Ministros de España en lugar de adoptar acciones diplomáticas como la señalada más arriba y que facilitarían alcanzar la solución en menos tiempo, se dedica a vender, a precio simbólico, armamento al reino de Marruecos. En concreto, el 18 de enero ocho juegos de lanzadores de bombas de fragmentación para aviación al precio total de 1€; el 27 de junio seis torpedos ligeros MK – 46 (de servicio en varios países de la OTAN) por el precio total de 1€.
Semejante política de abastecimiento militar a un régimen que: vulnera los acuerdos firmados en 1976; viola el Convenio de Ginebra sobre los Derechos Humanos; incumple de forma sistemática las resoluciones de la ONU sobre el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y utiliza la tortura y el crimen para suplantar una soberanía que no le pertenece. Convierte a nuestro gobierno en cómplice de los desmanes de Marruecos y la fundada sospecha que al igual que en 1976, cuando se organizó la marcha verde, existen graves responsabilidades en altas instancias del Estado, de personas que actúan en beneficio de una potencia extranjera y en contra de los intereses nacionales.
También es una cruel burla a esos niños saharauis que vienen a España todos los años. El programa "vacaciones en paz" va a ser presentado al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, lo que además de ser una buena noticia es una mejor cortina de humo. Esperemos que el influyente republicano de la Casa Real no tenga que pedir permiso previo a Mohamed VI.
Diego Camacho López Escobar
Coronel de Infantería
EN la región de GUERGUERAT
¿Vuelve la guerra al Sáhara? Máxima tensión entre Marruecos y el Polisario
Nunca hubo tanta tensión entre ambos beligerantes desde el alto el fuego de 1991. Nunca tampoco el riesgo de que se reanuden las hostilidades ha sido tan elevado
Un oficial del Frente Polisario habla con la prensa sobre un F-5 marroquí derribado en 1991. (Reuters)
Ignacio Cembrero
20.12.2016 – 05:00 H.
De día, un puñado de cascos azules de la Minurso (contingente de la ONU para el Sáhara Occidental) se interpone entre los gendarmes marroquíes y los saharauis en armas del Frente Polisario, separados por tan solo 120 metros. De noche, en cambio, ya nadie se coloca entre los antiguos beligerantes que desde hace casi cuatro meses se vigilan de cerca en Guerguerat, en el extremo sur del Sáhara Occidental, en una tierra de nadie de cinco kilómetros entre el muro militar marroquí y la frontera de Mauritania.
Desde el alto el fuego de 1991, nunca las espadas han estado tan en alto entre Marruecos y el Polisario, que se disputan esa antigua colonia a la que España renunció en 1975. Nunca tampoco el riesgo de que se reanuden las hostilidades ha sido tan elevado, a juzgar por la preocupación expresada por los responsables de la ONU.
El enfrentamiento larvado pareció tan peligroso a la diplomacia española que su número dos, Ignacio Ybáñez, mantuvo excepcionalmente un contacto político con el Polisario, al que Madrid suele dar la espalda. Llamó a Mohamed Khaddad, encargado de la relación con la Minurso, para pedirle “prudencia y contención”. Hizo después otro tanto con los marroquíes, según Exteriores, que rehúsa precisar con quién habló en Rabat.
El episodio de tensión empezó el 14 de agosto cuando contratistas de ingeniería civil escoltados por gendarmes marroquíes cruzaron el muro erigido por el Ejército de Marruecos en los años ochenta para asfaltar una pista, por la que circulan camiones, hasta la aduana mauritana. Diez días después, el Gobierno civil (Wilaya) de Dajla confirmó la operación, que busca “garantizar la seguridad de los usuarios de esa carretera”. Precisó en un comunicado que se trataba también de “limpiar” el área y “acabar con las actividades de contrabando” que allí se desarrollan.
El Polisario llamó entonces a todas las puertas, desde la de la Minurso hasta la de Christopher Ross, el enviado especial para el Sáhara de Ban Ki-moon, secretario general de la ONU. Les pidió que detuviesen el asfaltado que constituía, en su opinión, una violación del alto el fuego concluido en 1991. Este acuerdo prohíbe cualquier actividad militar en esa zona más allá del muro. Confiaba en que la Minurso reaccionaría como ya lo hizo hace 15 años parando un proyecto similar marroquí. Esta vez no fue así.
Los independentistas saharauis sospechaban que, bajo el pretexto de asfaltar, Marruecos pretendía asentar su control sobre una zona que ellos describen como 'territorio liberado'. La ausencia de autoridad en esa franja que discurre entre el muro y la frontera mauritana ha propiciado todo tipo de tráficos.
La ONU permaneció de brazos cruzados. Su portavoz adjunto, Farhan Haq, llegó a afirmar, el 18 de agosto, que ningún material militar marroquí había sido detectado más allá del muro. Días después, un informe confidencial del departamento de operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, revelado por la agencia de prensa Associated Press, señalaba, sin embargo, que Marruecos sí había violado el alto el fuego.
La guerrilla independentista decidió actuar por su cuenta. El 28 de agosto de madrugada envió a una treintena de hombres armados —ahora son ya más de 100— para bloquear la operación de asfaltado. Violó así, a su vez, el alto el fuego, pero logró que la ONU reaccionase. Ese mismo día a mediodía, sus cascos azules se interpusieron entre los beligerantes. Al caer la noche, se retiran y vuelven al amanecer.
También la diplomacia se movilizó. Ban Ki-moon manifestó, el 29 de agosto, su preocupación y pidió a los contendientes la retirada de “todos los elementos armados y la vuelta al 'statu quo”. Reunido el 9 de septiembre el Consejo de Seguridad de la ONU, no hizo nada para que se cumpliera la petición del secretario general. Algunos de sus miembros “alertaron del riesgo de escalada”, pero “Francia, Senegal y España advirtieron contra una reacción excesiva de la ONU", según el 'think tank' Security Council Report, que analiza la actividad de la organización. En definitiva, las potencias afines a Marruecos impidieron una reacción.
La jefa de la Minurso, Kim Bolduc, trató, sin embargo, de mediar. Solicitó a ambos bandos que primero se alejasen hasta una distancia de 300 metros —180 más de los que les separan hoy en día— y después propuso que fuesen sus cascos azules los que asfaltasen la pista en lugar de los marroquíes. Un no rotundo fue la respuesta del Polisario. “Eso significaría que la ONU se encargaría de llevar a cabo un proyecto marroquí que hasta ahora tachaba de violación del alto el fuego”, argumentó Ahmed Bujari, representante del movimiento independentista en Nueva York.
Satisfecho de haber bloqueado la operación marroquí en Guerguerat, el Polisario se atrevió a ir más lejos. Desplegó a sus hombres armados, según la ONU, en Bir Lehlou y Mijet, dos caseríos de la franja del Sáhara que Marruecos no controla. Su líder, Brahim Ghali, osó incluso viajar hasta el océano Atlántico y se hizo fotografías en algún punto de la costa entre el muro marroquí y el pueblo abandonado de La Güera. Hacía más de un cuarto de siglo que ningún dirigente saharaui había pisado esa zona costera.
Brahim Gali, durante su visita en la región de La Guera-Guerguerat. (Elconfidencialsaharaui.com)
Hace poco, los combatientes saharauis han levantado un edificio frente a los marroquíes para almacenar víveres y “protegerse de una posible agresión”, según Mohamed Khaddad. El general marroquí Bouchaib Arroub, comandante en jefe de la zona sur, replicó enviando refuerzos, pero sin cruzar el muro, e informó a la ONU de su iniciativa. Algunas webs afines al Polisario, como 'El Confidencial Saharaui', mostraron la semana pasada fotografías de carros de combate marroquíes en esa área.
Por ahora, la guerrilla saharaui no controla ni las mercancías ni la documentación de los camiones que, al circular entre la aduana marroquí de Guerguerat y la mauritana, situada a cinco kilómetros, atraviesan la posición que instauró a mitad de camino en agosto. Sus jefes dan, sin embargo, a entender que si Marruecos persiste, ellos podrían empezar a inspeccionar los vehículos y a sellar los pasaportes de los camioneros con la estampilla de la República Árabe Saharaui Democrática.
“Esta eventualidad corre el riesgo (…) de retrotraer el conflicto al periodo previo al 6 de septiembre de 1991”, es decir, a los tiempos de la guerra, advirtió 'Le 360', el diario digital marroquí más cercano al palacio real. Aunque los guerrilleros saharauis serían barridos por el Ejército marroquí, es poco probable que este pase a la ofensiva. “Sería ofrecer un argumento de peso a los detractores de Marruecos en el contexto de su regreso a la Unión Africana”, según la web informativa de Casablanca 'Le Desk'. Esta organización empezará a debatir el enero si acepta a Marruecos como miembro.
Los responsables del Polisario se declaran en privado satisfechos de cómo ha evolucionado el enfrentamiento. Han logrado detener la operación marroquí; su nuevo líder —Ghali fue elegido en julio al frente del movimiento— ha consolidado su autoridad pavoneándose al borde del Atlántico y, por último, confían en que la crisis dará cierta visibilidad a un conflicto sepultado. Podría incitar incluso al Consejo de Seguridad a tomar de verdad cartas en el asunto.
Marruecos anhela, por su parte, seguir adelante con el asfaltado y asentar de paso su control sobre el sur del Sáhara, pero desea evitar a toda costa que el contencioso con el Polisario, y en última instancia con Argelia, cobre de nuevo el protagonismo que tuvo años atrás. Eso perjudicaría su reincorporación a la Unión Africana y, sobre todo, podría obligar a la ONU a ejercer un mayor papel. Rabat se esfuerza más bien en reducirlo, y por eso expulsó en marzo a 80 agentes civiles de la Minurso, aunque más tarde aceptó el regreso de 25.
Las potencias amigas de Marruecos en el Consejo de Seguridad tratan también de evitar que la crisis de Guerguerat tenga trascendencia. En las webs de los ministerios de Asuntos Exteriores de España y de Francia, se publican a diario comunicados sobre los asuntos más variopintos, pero ninguno sobre el Sáhara Occidental, que fue colonia española.
España, que preside este mes el Consejo de Seguridad, no programó ninguna sesión sobre Guerguerat. A petición de otros países, el tema sí fue debatido el 13 de diciembre, pero la presidencia española no facilitó a la prensa ninguna información sobre lo allí tratado, según el diario 'online' 'Inner City Press', especializado en la cobertura de Naciones Unidas. El representante adjunto de España ante la ONU, Juan Manuel González, sí dio cuenta, en cambio, de lo que se debatió en el consejo sobre Gambia.
Fuente: EL CONFIDENCIAL
Última edición por Martin Ant; 21/12/2016 a las 12:43
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