También hubo reyes visigodos que transmitieron la corona a sus hijos sin elección.
Más que a la ley había que apelar en la elección (y mantenimiento) de los reyes visigodos a la fuerza bruta de bandos nobiliarios en liza: Rey absoluto apoyado por un bando nobiliario, frente a la nobleza de otro bando encabezada por un noble con visos de ser nuevo rey.
¡O diremos que había una ley que regulaba la elección de monarca visigodo y otra que permitía asesinarlo y ponerse en su lugar!
Hay que hablar en ese caso de costumbres ancestrales y brutales de elección, mejor que de leyes reguladoras de elección, tal como hoy las entendemos.
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