Me gustaría aclarar que el objeto de traer estos artículos sobre el suicidio de Herranz tenía una finalidad puramente informativa sobre un acontecimiento de nuestra historia reciente, cuyo conocimiento pensaba que podía ser de interés general para el Foro. Pero de ninguna manera traje esos textos con el fin de dar a entender o de insinuar que el suicidio sea un acto justificado, aún incluso cuando una situación pueda verse como aparentemente insoluble o insalvable, ya sea a nivel religioso o a nivel político.
La desesperación es una estupidez a nivel religioso (las promesas divinas son promesas divinas).
Pero es que también es una estupidez la desesperación a nivel político. En este sentido me gustaría citar lo que dijo en su día D. Miguel Ayuso, en el programa sobre Carlismo que Juan Manuel de Prada realizó en su espacio televisivo "Lágrimas en la lluvia":
Y finalmente la Monarquía es el gobierno personal; es decir, frente al artefacto del Estado moderno, que también se desmorona, la Monarquía es el poder personal y sacral. Lo que pasa es que hoy la Monarquía no existe, y como no existe la Monarquía, pues hablar de Monarquía resulta… Hoy hay subproductos de la Monarquía, pero no hay Monarquía. Entonces, por esto, a veces hablar de Monarquía… Pero claro, el Carlismo, en este sentido, el principio del Rey, es un principio político de extraordinaria eficacia y virtualidad, y de diferente y de difícil concreción en nuestros días. Ciertamente de difícil concreción. Lo que ocurre es que, como digo, estamos en un momento de debacle, de descomposición. Entonces, lo que un día parece imposible, al día siguiente puede ser posible. Morrás –y por citar a un autor heterodoxo dentro de la Tradición del legitimismo monárquico– Morrás explicaba, de una manera magistral, que en política la desesperación era una estupidez; que en la vida humana, en la vida personal, uno puede caer en la desesperación, porque los mimbres de nuestra vida son tan escasos que, uno, en un momento, se puede ver aplastado por los acontecimientos, caer en depresión profunda; pero que los pueblos están hechos de tal cantidad de factores, la Providencia de Dios que los gobierna son de tal tipo, que lo que parece asentadísimo un día, al día siguiente se ha desmoronado por los suelos; de tal manera que la desesperación se puede comprender en la vida particular, en la vida personal, pero que es una completa sottise, una completa “absurdidez”, una tontería, en el orden colectivo.
Fuente: YOUTUBE. Minuto 2:20:20 del vídeo.
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