Re: La democracia, ¿ha fracasado en España?
Personalmente me inclino a pensar que la democracia NO ha fracasado en España. Más aún, es un sistema que adopta muchas formas y me temo que sea capaz de perpetuarse durante siglos, tal y como ha venido sucediendo en otros países.
Lo que ha fracasado en España es la sociedad civil, eso que acá llamamos "pueblo". Generalmente y bajo el predominio de la propaganda oficial y oficiosa, así como por la influencia de los medios de comunicación, particularmente la Prensa, se suele proceder a todo análisis desde una perspectiva de arriba a abajo, pero quien da lugar a la existencia de toda la estructura comunitaria es la sociedad sobre la que se sustenta, por tanto, el enfoque debería ser justamente el contrario.
Verdaderamente es insustancial en España el principio de "un hombre, un voto" y lo es a causa de la desestructuración social que tenemos. Acá no se vota "a favor de", sino "en contra de". Y esos votos de "sentido negativo" se acaban volviendo siempre contra un sector de la sociedad: rojos y azules; separatistas o centralistas; catalanes o vascos contra castellanos o andaluces o viceversa". Para ello los votos se depositan en manos de los más incapaces de dirigir la sociedad, que por pura paradoja no sólo son los peores enemigos que ésta puede tener, sino que la parasitan a su antojo. El problema aún se agudiza más cuando el parasitismo se hace endémico, pues para ello se ha ocupado de controlar y poner a su propio servicio toda la infraestructura intermedia del Estado: funcionariado, policía, educación, sanidad y judicatura.
A mi no me importa si el sistema se ve o siente desde la óptica de los griegos clásicos, enfoque demasiado trasnochado y escasamente válido para las sociedades actuales, pues mientras las poléis griegas apenas rebasaban a lo sumo unos cientos de miles de ciudadanos, nuestras actuales sociedades se cuentan por cientos de millones y, por otro lado, no era lo mismo estar obligado a tener responsabilidades públicas, incluso sin ocupar cargo alguno, que el nihilismo acendrado que el individualismo como doctrina se ha encargado de implantar.
Hay seis modelos empíricos de democracia con cuatro sistemas diferentes de partidismo medrando en ella, o sea 24 modelos posibles o combinaciones que se adaptan a las circunstancias según convengan y frente a las cuales la sociedad civil desestructurada no tiene apenas defensa alguna. Por tanto, la "solución" al problema no está en pensar en revoluciones, guerras, "crisis salvadoras" que den un vuelco a la situación, porque las otras 23 caras de ese dado de 24 lados, que ya es un poliedro irregular, también contienen la palabra "democracia". La única "solución" posible pasa por "re-estructurar" la sociedad desde su misma base para, así, devolver el significado real de sociedad civil. Ahora bien, ¿es viable esta propuesta?
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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