LA PERSECUCIÓN YA ESTÁ AQUÍ...
LA PLUTOCRACIA EN EL BÚNKER, LA CRISTIANDAD A LA INTEMPERIE
Antes de continuar con las peripecias de Jacob Schiff y su socio Lev Davídovich Bronstein, más conocido como Trotsky, será bueno considerar que el socialismo internacionalista -utópico, anarquista o "marxista"- fue (y, a no dudar, sigue siendo) un instrumento del capitalismo cosmopolita.
La plutocracia apátrida se sirvió de los demagogos obreristas, tal y como la burguesía de 1789 se sirvió de los sans-culottes. Henri Coston lo dice con claridad:
"Los burgueses necesitados y ávidos que dirigen el partido obrero no lanzan a los proletarios contra los Bancos, símbolos de la explotación, sino contra la Iglesia, que predica, desde hace diecinueve siglos, el amor al prójimo y que se levanta contra la usura".
¿En qué revolución cruenta, de las habidas en Europa, se han asaltado los Bancos y masacrado a los banqueros? En ninguna. Prueba sobrada de quiénes son los que las maquinan desde la sombra, para lucrarse a la luz del día del botín empapado en sangre.
Si el lector pudiera ofrecer algún caso, a buen seguro que -analizándolo- terminaríamos encontrando que, en las puntuales excepciones en que haya podido pasar eso, detrás de los asaltos podríamos descubrir a un grupo banquero enemigo del asaltado, que ha instigado a la masa contra su enemigo, calculando el perjuicio.
Sin embargo, el asalto a las iglesias, a los conventos... La matanza indiscriminada de sacerdotes, religiosos y fieles nunca ha faltado en ninguna de esas revoluciones llamadas "obreras", cuando en justicia habría que llamarlas "revoluciones banqueras".
¿Por qué hablamos de todo esto?
Pues por una razón muy sencilla.
Opinamos que la crisis económica mundial que sufrimos no ha sido algo azaroso.
Creemos -a la luz de lo que hemos estudiado en la Historia- que alguien se está lucrando de todo esto, alguien no está padeciendo la crisis.
Que alguien está frotándose las manos con la situación caótica a la que todo se precipita.
Que alguien nos ha empujado, y vamos cuesta abajo.
Y, por si fuera poco, de forma semejante a lo que viene sucediendo desde el siglo XIX, a la par que crece la incertidumbre, se alimenta el laicismo más agresivo. Y así, volveremos a ver repetirse la historia...
La trágica historia en la que la Iglesia que da de comer a los pobres sufrirá, mientras los banqueros que se enriquecen con la democratización de la pobreza, reirán en sus mansiones. Y la izquierda -identificada con el laicismo y el internacionalismo- volverá a ser nuevamente el verdugo de la Banca internacional, el torpe sicario de dinastías que ejercen su poder sobre los gobiernos y sobre los Estados.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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