Estimada Triaca, lo que le pueda pasar, tanto si le pasa como si no, Nuestro Señor se lo agradecerá, como sólo Él sabe hacer, por dar testimonio. Pero hay dos cuestiones que me planteo al hilo de este tema: ¿porqué somos nosotros los que hemos de temer? Respuesta: porque nos callamos y tragamos con todo. Por otra parte, hay unas leyes que asisten a todos, por ejemplo artículo 14 de la vigente Constitución, y que los "amenazadores" han de cumplir, si o si. En caso de amenazas la respuesta es: ¿me lo pone usted por escrito? es que lo voy a llevar al juzgado de guardia, pues la norma me asiste y está usted vulnerando mis derechos (la mención de los derechos es esencial, no debe faltar nunca). En cualquier caso, nos queda una tercera alternativa: "A Dios rogando y con la estaca sacudiendo" . Personalmente, garantizo unos resultados muy positivos, porque lo negativo es callar, agachar la cabeza como pidiendo perdón y ceder, ceder, ceder...

Hay un chiste "irreverente" pero muy expresivo de la situación:

"Iba nuestro Señor por los caminos de Galilea junto a los apóstoles, cuando se encontró con una gran muchedumbre, e iban llorando todos. Pregunta el Señor por la causa de sus lloros y la respuesta es que los habían pegado. ¿Pegado? -responde el Señor extrañado-, pero si sois miles, ¿cómo os van a pegar, cuántos eran ellos pues? volvió a preguntar, ¡¡¡Eran sólo cuatro, pero nos rodearon!!!

Pues eso, estimada amiga, eso es lo que pasa hoy en día, que 1.200.000.000 de cristianos dejamos que 4 pelagatos mal contados nos acochinen. ¿Qué pasaría en el mundo si esos 1.200.000.000 reaccionásemos con la debida energía? Respuesta: ¡mamáaaa, caca! gritarían estos terroristas morales, luego la responsabilidad es nuestra y puedo asegurar que conmigo no se han atrevido todavía.

Saludos en Xto.