La primera beatificación del pontificado de Benedicto XVI ha sido de un prelado que se opuso al régimen nacionalsocialista alemán y a su programa de eutanasia. Se trata del arzobispo de Münster Clemens August von Galen (1878-1946), cuya vida prueba cómo los católicos combatieron a Hitler, pese a los intentos de la izquierda de acusarles, desde el papa Pío XII a los fieles alemanes, de colaboración.

En 1937, el obispo Von Galen organizó en su diócesis una campaña de difusión de ‘Mit brennender Sorge’, la encíclica contra el nazismo escrita por el papa Pío XI que el régimen trataba de censurar. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, los nazis procedieron a aplicar su programa de eutanasia. Entonces, Von Galen, apodado ‘el león de Münster’, leyó tres homilías contra el asesinato de discapacitados físicos y enfermos mentales; éstas llegaron a los Aliados, que las lanzaron impresas en octavillas por su aviación sobre diversos lugares de Alemania.

Al término de la guerra, el arzobispo de Münster levantó su voz contra las autoridades militares de ocupación aliadas, que dejaban morir a parte de la población civil y muchos de los prisioneros mantenidos en condiciones inhumanas.

Pío XII le creó cardenal en 1946 y monseñor Von Galen falleció al mes del nombramiento.

Benedicto XVI, que no asistió a al ceremonia de beatificación aunque fue el primero en venerar las reliquias de su compatriota, recordó que el conde Von Galen, undécimo de trece hermanos de una familia noble, “denunció la ideología neopagana del nacionalsocialismo, defendiendo la libertad de la Iglesia y los derechos humanos, protegiendo a los judíos y a las personas mas débiles que el régimen consideraba desechos a eliminar”.