Re: La política subordinada a la religión.
La gran obra de San Agustín, de donde procede la idea medieval de la política subordinada y transmitida hasta la Edad Moderna, es La Ciudad de Dios. ¿Cuál es el eje del pensamiento agustiniano en el plano político? Afirma que el hombre es ciudadano de dos ciudades. Por una parte de su ciudad natal (la idea de "polis" parece seguir implantada en el pensamiento de S. Agustín)--, y la Ciudad de Dios. Esto viene a significar que la naturaleza humana es doble: simultáneamente pertenece a este mundo por ser cuerpo material, y a la Ciudad Celestial por ser espíritu.
En relación al mundo tiene intereses terrenales, que son los propios del cuerpo; pero, también, tiene intereses espirituales que son propios del alma. A su vez, la ciudad terrena es el ámbito de Satán, el reino de éste, que identifica principalmente con los imperios paganos de Asiria y Roma. Mientras, la ciudad celestial es el reino de Cristo, manifestado primero entre los judíos y más tarde en la Iglesia y en el imperio de una Roma cristianizada.
Y la Historia es la lucha entre ambas ciudades, o tipos de sociedad. El triunfo final es de Cristo y sólo en Cristo cabe la paz y el reino Espiritual es eterno. De ello deducimos que todos los imperios o todos los Estados, en suma, todo el poder terrenal, habrá de desaparecer. Todo ello le hace considerar que la institución de la Iglesia por Cristo acabará por producir la unidad de todos los creyentes que tienen verdadera fe. Para San Agustín, el punto culminante de la Historia es la Iglesia.
Por tanto, después del advenimiento del Cristianismo ningún Estado puede ser justo, salvo que también sea cristiano. Y la naturaleza cristiana del Estado ha de estar inscrita en el principio de que la finalidad de dicho Estado es realizar la justicia y el derecho.
Dicho todo ello de una manera telegráfica.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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