Breve apunte a España y su Cristiandad
S. XVI y S. XVII. Están en pugna dos concepciones de la vida: la MODERNIDAD, que pretendían los herejes protestantes como idea antropocéntrica y racional, para un nuevo orden mundial; y la CRISTIANDAD, el legado de Carlos V y Felipe II, al que España se aferraba en medio de un esplendor cultural que avasalló toda Europa.
Por otro lado, ya con predominio de sentido político y secular no religioso, estaba la Francia "Iscariote", de orientación marcadamente personalista a diferencia de la España de orientación universal, que se dedicó casi durante dos siglos (salvo contadas excepciones) a acabar con esa hegemonía e idea de la Cristiandad española (Universal, esto es, católica), no dudando en aliarse con el Turco, con los protestantes orangistas de los Países Bajos o la Inglaterra anglicana, e incluso con los electores luteranos del Sacro Imperio en los tiempos de Richelieu.
La España de los Austrias, no obstante casi en solitario, pudo antes de desangrarse en su decadencia, en un último esfuerzo mártir, preservar (aunque parezca exagerado, no lo es) en la Cristiandad, a la Francia de Clodoveo y a los Países Bajos del Sur, de los que hoy, Bélgica como ente político le debe su propia existencia. Dejando, legando y perseverando parte de su idiosincrasia en la nueva Cristiandad: las Américas y Filipinas.
No se puede entender esta agonía y sacrificio, sin comprender el eterno ideal quijotesco que caracterizó a España desde la conversión de Recaredo y que sucumbía por el gran peso que soportaba, durante el reinado del Felipe IV.
EL BANDIDO REALISTA
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