LA PAZ: EXPLICADA HASTA PARA EL MÁS TONTO
LA PAZ Y SUS ASPECTOS, MUY CLARITOS
Recurrimos al argumento de autoridad, claro que sí. Con ciertas cosas no hay que experimentar, pues los experimentos pueden salirnos por la tapa de los sesos.
Y vamos a Francisco Suárez, S. J. (Granada, 1548-Lisboa, 1617). A modo de cartilla.
¿Qué es la paz?
"La paz es un precepto, porque es una manifestación esencial del amor, el cual busca la unión entre los hombres..."¿Cuántos aspectos tiene la paz?
La paz tiene dos aspectos: uno positivo y otro negativo.
Aspecto positivo de la paz:
"armonía de voluntades y consecuentemente en la unidad de criterios, de fines y de palabras".Aspecto negativo de la paz:
"Implica renunciar a todos aquellos actos que disuelvan esa armonía".Cuando el que hable de la paz sepa estos elementos tan simples y esté diciendo esto y no otra cosa, como puede ser bajarse los pantalones, a lo mejor hasta dice algo.
Por otro lado, todos aquellos que parlotean de la paz sin saber ni de lo que hablan, mejor que estén callados o estarán alentando el conflicto.
NOTA AL MARGEN:
Los de siempre, esos que nunca han visto nada bueno en España (aunque nacieran por accidente en España) dicen que España no ha dado filósofos.
¿No será más bien que nadie ha leído a los filósofos españoles?
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
Bueno, no estoy del todo en desacuerdo con Suárez, pero siempre aflora su voluntarismo por sobre la esencia de las cosas. La definición que da, si es que lo es, más parece hablar de la amistad; pero no es una buena definición porque puede aplicarse a varias cosas. Al respecto, resulta inmejorable la de Santo Tomáa, la paz es la tranquilidad del orden. Más que un precepto es el efecto de la recta disposición de las partes, específicamente del todo moral potestativo, la sociedad. En definitiva, la paz reclama una autoridad que vele por dicho orden-ahí se aplica lo de Suárez-para asegurar la armonia de las voluntades o imponerl por la violencia (la violencia y el orden son un binomio inseparable en el estado de naturaleza caída).
De todos modos da gusto que alguien saque a colación a los emienetes filósofos españoles, prácticamente los últimos que hicieron verdadera filosofía hasta el renacimiento del tomismo.
Aprovechando la ocasión, vale la pena recordar la enorme admiración que Leibniz sentía por Suárez. Frente a él y a los escolásticos españoles se consideraba a sí mismo y a los filosofos de su tiempo como unos diletantes.
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
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