Re: ¿Se debería suspender la final de la Copa del Rey?
Antes de emitir una opinión al respecto, prefiero hacer un breve análisis del tema:
1.- Es un torneo deportivo que se organiza en nombre del Jefe del Estado, luego independientemente de posiciones particulares o de posiciones políticas muy concretas, no debería haber ninguna relación entre la política y el deporte.
2.- En relación directa con esto mismo, la política abarca un espacio de la vida pública y el deporte otra.
3.- El escenario donde se va a dar el encuentro se encuentra en una región-ciudad con una percepción y sensibilidad diferente de una parte, --no caigamos en la tentación de pensar que todos--, de los seguidores de ambos equipos de fútbol. Por tanto, presentarse en casa de los anfitriones de dicha final para ofender sus símbolos, como mínimo es una falta total de respeto, algo que ninguno consentiríamos en nuestras casas particulares.
4.- La participación en dicho torneo es voluntaria para los clubes, y éste es un aspecto esencial del asunto. Por tanto, o se aceptan las reglas generales o fuera.
Personalmente entiendo que es un torneo que debería desaparecer. Nadie en el mundillo del fútbol lo considera de importancia, excepto los clubes más pequeños que ven en él una oportunidad que habitualmente en los diferentes niveles de la liga no suelen tener. Yo comprendo perfectamente que para un equipo de Segunda B y hasta de tercera división, recibir en su campo a uno de los grandes es todo un acontecimiento, pero esto se puede sustituir por partidos amistosos.
Ahora bien, ya que con toda probabilidad el torneo no va a ser eliminado, entiendo que se debería regular con mayor concreción, como, por ejemplo, determinar al principio de cada temporada en qué estadio se jugará la final y, además, que dicha designación se haga con carácter rotativo a través de todos los campos de Primera División y aún de Segunda A. Cuando se viese que una final como esta igual se tendría que celebrar en el "estadio de Vitigudino de Arriba" (no menciono así ningún estadio auténtico) estas mamandurrias se habrían terminado, porque una final como la del viernes no se daría ni en un siglo en el estadio del club que ha ganado la liga de este año, ni en ningún otro similar o con connotaciones políticas.
Y, ya concretando, yo empezaría por sancionar a los presidentes de ambos clubes por incitar a la violencia, lo han hecho por activo y por pasiva. Continuaría sancionando al club anfitrión si las cosas se salen de madre, pues en su estadio se producirían. Por supuesto, impondría multas a los espectadores que incurriesen en delito y que fuesen detectados por las cámaras y los servicios de seguridad del estadio, pasando por el juzgado correspondiente. Pero no lo suspendería para que se vea bien el bochornoso espectáculo que la legión de energúmenos está dispuesta a montar, a ver si así a los socios y aficionados "normales" de ambos clubes les ponen los puntos sobre las íes a semejante bazofia.
Última edición por Valmadian; 23/05/2012 a las 00:37
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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