El concepto de "república" ("res publica" = "la cosa pública", "los asuntos públicos y la forma de gobernarlos") ha ido variando notablemente a lo largo de la historia. También se encuentran interpretaciones diversas según qué pueblos y naciones. En España en especial ha adquirido una forma degenerada sumamente peligrosa, por cuanto a diferencia de su sentido original o significado, nada tiene que ver con el mismo. En mi opinión, y para entender el fundamento mismo del significado verdadero de lo que es, resulta preciso leer el Tratado de La República de Cicerón, al que está indisolublemente unido el Tratado de Las Leyes. Y es que La República de Platón tiene un significado diferente y poco asimilado a nuestra teoría política actual. Tanto es así, que hace unos 25 tal vez 30 años, el Partido Comunista Francés puso a la venta para diversión de sus amigos y simpatizantes, una versión un tanto sui generis del "Juego de la Oca". El recorrido venía a ser una síntesis de la historia de la lucha de clases, y la primera casilla estaba ocupada por Platón.
En suma, la idea de república quedó absolutamente desnaturalizada a raíz de la revolución francesa, en la que un grupo de tiranos ocupó el ejercicio de la "res publica" tiñendola de la sangre de unos 300.000 franceses. En mi pueblo a eso se le llama lisa y llanamente "genocidio", y dado que según los criterios legales en vigor no prescribe, no se comprende cómo y por qué se aplicaron nuevas normas legisladas con posterioridad a los hechos atribuidos al Nazismo y no, en cambio, se aplican por justicia e "in memoriam" a los asesinados durante aquél abominable régimen.
Respecto a la idea que podemos tener hoy en día --que no concepto--, de "demagogia", se resume muy bien en esta frase: "gobierno desordenado del pueblo". Podrá parecer un contrasentido en si misma, pero si la traducimos a lenguaje popular veremos que no es así: "A río revuelto, ganancia de pescadores". Es lo que sucede hoy en España, mientras el pueblo está alterado, mientras está distraído con todos los problemas acuciantes de trabajo, dinero y bienestar perdido, no presta atención a los "liderazgos" de los Artur Más, Arnaldo Otegi, Sánchez Gordillo, Rubalcaba..., y toda una serie de "demagogos" a los que se les llena la boca con la palabra "pueblo" mientras obtienen los beneficios que sólo les interesan y convienen a ellos. Si a esas fatales circunstancias, se une el hecho de que el gobierno está en manos de la estulticia y las ineptitudes más ciegas y sectarias propias del liberalismo, tienes la bandeja servida con las cabezas del "pueblo" español. Toda la teoría vale menos que el papel mojado si nadie sabe de donde soplan los vientos, ni conoce el modo de cortarlos.
Última edición por Valmadian; 11/08/2012 a las 22:13
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Al hablar de las repúblicas de la Italia del Antiguo Régimen hay que hacer muchas distinciones según las épocas y circunstancias.
La base sobre la que estaban fundadas las ciudades (en toda la Cristiandad) era el antiguo municipium romano, sobre el que se fueron haciendo "parches" más o menos perfectos a lo largo de siglos. En general, los "vecinos" (las cabezas de las familias antiguas) deliberaban en ayuntamientos, con funciones que, según los casos y períodos, iban desde el simple consejo, hasta la actividad legislativa vinculante, pasando por la actividad judicial.
Evidentemente no eran democráticas (en el sentido moderno del término). En algunos momentos fueron aristocracias, en otros oligarquías plutocráticas, por ratos verdaderas dictaduras electivas vitalicias, etc.
El caso más interesante, a mi entender, es el de la Serenísima República de San Marcos (Venecia) porque duró 1000 años con muy pocas modificaciones y, hasta el estallido de la Revolución, logró resistir a muy grandes potencias. En realidad se trataba de una dictadura honoraria, vitalicia y electiva (el duque, dux, doge), donde lo que gobernaba en realidad era una muy compleja burocracia compuesta por dos o tres niveles de estamentos (patricios y ciudadanos originarios) muy celosos de sus prerrogativas y con cargos excluyentes entre sí, que se controlaban mutuamente. El esquema luego se repetía, detalles más, detalles menos, en las ciudades de Terraferma y del Levante (islas griegas, Creta, Chipre, etc.).
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