Hace unos días, repasando la actualidad informativa di con la noticia de que el Constitucional Alemán daba luz verde a su país para participar en el fondo de rescate que combata la crisis (en el fondo quieren agravarla) llamado MEDE, o Mecanismo Europeo de Estabilidad. Sin embargo, lo que me llamó la atención no fue el cuerpo de la mala nueva que estaba leyendo, sino algo mucho más sutil.
Estos excelsos señores son los jueces del Tribunal Constitucional de Alemania, que son los encargados de interpretar -palabras textuales - la Constitución alemana para resolver casos como el planteado arriba, de si el MEDE es anticonstitucional o no lo es.
La palabra subrayada y en negrita es lo que más risión me causó. Porque denota algo que ya nos han metido los liberales (menos a algunos que resistimos todavía) en lo profundo de nuestro subconsciente, y es esa asociación de las constituciones como si fuesen libros sagrados que necesitan de sacerdotes especializados para ahondar en sus divinos misterios y poder dar una interpretación con la ayuda de los Padres del Liberalismo; John Locke, Montesquieu, Mefistó... Voltaire, Rosseau, etc.
A nadie sorprendo con este nuevo tema. Los prelados del constitucionalismo son implacables fanáticos que no consienten crítica alguna a la misma, y si llegan a escucharla, se tiran de los pelos y te tildan de fascista a la mínima de cambio. La explicación de esto, es que las llamadas Cartas Magnas, al erigirse como pilares de la positivización de la ley natural y divina, se cree por encima de ambas, junto a los sofistas juristas que las han creado, los cuales apartan de un lado a Dios y se colocan a ellos. Después, la sociedad berreante babea y les proclama: ¡Sois los Padres de la Constitución!
Si no está en la Constitución, no vale la pena ni siquiera pensar en que es valioso. Los Sumos Obispos Constitucionales, en su éxtasis intelectual recibieron la iluminación de... de... ¡Recibieron la iluminación y se sirvieron de la misma para otorgar a la sociedad ese cuerpo jurídico que arrasase con cualquier cuerpo intermedio que brotase de simples comunidades de mortales! No vaya a ser que estos les den una libertad que escape de su control, o peor, que sea mejor que la que ellos hacen.
Pero esto no ocurre en el tradicionalismo, en el que la suma de las experiencias pasadas y las nuevas que ocurren en el presente pueden eliminar o crear nuevas leyes con el fin de que acondicionarlas a la efectividad de nuestro tiempo actual. No somos reaccionarios arqueológicos o conservadores inamovibles. Y en este concepto, reside la esencia del verdadero progreso, valorando, pesando la tradición y mejorándola. Seleccionando lo mejor de lo mejor de esta para que tenga vigor en el presente, y la fuerza necesaria para continuar en el futuro. A esto se le llama evolución. Lo contrario, lo que hacen los religiosos liberales es arrancar de cuajo toda la herencia pasada, hacer un contubernio entre ellos en una logia si es posible, y diseñar desde 0 un nuevo corpus. El cual sí que es fijo e intocable. A esto se le llama revolución.
El templo de los Obispos (espantoso, por cierto).
Todo esto no deja de recordarme al profundo cinismo de los sanguinarios revolucionarios franceses con su declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789. Fecha desde la que poco han avanzado, y luego tienen la caradura de decir que el tradicionalismo no tiene crédito porque es viejo.
Ya desde el primer momento se daban pistas de qué se buscaba. Eliminar la Religión y sustituirla por la religión liberal. Como apreciamos en la imagen, la hipocresía y el sarcasmo de organizar los derechos de esta declaración, en presencia del Ser Supremo (el GADU masónico), y distribuirla en formato de los 10 Mandamientos a mí por lo menos, hace que las tripas se me remuevan. Aún así, esa referencia a Dios es una concesión que le hacen para que el pueblo lo pueda asimilar mejor. Más tarde ya se diría eso de que Dios ha muerto, y surgirían abominaciones aún mayores como el marxismo en todas sus variantes y los fascismos.
De aquellos barros, vinieron estos lodos.
¡Viva la Tradición!
Última edición por Fidelitas; 20/09/2012 a las 11:39
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