¿Hay que obedecer siempre a los obispos?
Especialmente cuando un obispo es un perfecto imbécil, discrimina y no sirve a los mandatos de Cristo. Véase el siguiente enlace de un hecho inaudito sucedido en Barcelona el día 12, día de la Hispanidad, en una parroquia. Conmigo no hubieran tenido pelotas para decírmelo, es más, hubiese agarrado al cuervo en cuestión y lo hubiese sacado a la calle a empujones.
En tiempos de la "Republicaca", los "rojelios" solían entonar una cancioncilla cuya letruja hago mía aunque sólo aplicable en determinados casos, por ejemplo como el que nos ocupa:
"Si los curas y frailes supieran
que paliza les vamos a dar,
subirían al coro cantando,
¡libertad, libertad, libertad!
Señores, ya va siendo hora de que a cada uno se le ponga en el lugar que le corresponde. De todos modos no estaría de más enviar un "comando-información" que corroborase el asunto y, caso de ser cierto, florear la parroquia con la enseña nacional.
Expulsada de misa por llevar una bandera de Espaa en Barcelona el 12 de octubre - Libertad Digital
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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