Hacen falta más análisis como éste y personas que pongan encima de la mesa del debate la colección de errores y a los responsables de los mismos, los cuales han provocado la pesadilla educativa que hoy padecemos. No hay que olvidar que los estudiantes ya desde pequeños, son los futuros profesionales y trabajadores, por tanto son los que han de mantener la sociedad, si son aleccionados en la desestructuración social, es muy fácil controlar todos los resortes de poder e implantar una tiranía que sólo en la apariencia no lo es. Con estos planes lo único que se ha logrado es convertir al ciudadano en un autómata repetidor de consignas previamente elaboradas y que mantienen el sistema. Por supuesto, el Catolicismo se opone frontalmente a esta alienación y había que desprestigiarlo y apartarlo en la medida de lo posible del proceso aleccionador, que no educativo. Pero ya se sabe que "por los frutos los conoceréis", y los resultados son completamente nefastos, tal como se demuestra a través de la esperpéntica posición que ocupa España en el ranking educativo. Toda acción devenga responsabilidades, y lo suyo sería depurarlas en este terreno tan esencial y crucial en la vida de las personas, tanto consideradas a título individual, como societario.