23 de noviembre de 2005. ¿Qué es la derecha, tanto en España como en el resto del mundo occidental? Es esa piedra en el camino que no sirve más que para obstaculizar el paso de los demás. Nunca aporta nada, nunca propone nada, sobre todo en España. Se limita a esperar sin mover nunca un músculo. Su lema es: me opongo. Pero nunca pasa de ahí.

Otra posible definición: la derecha es la izquierda con quince años de retraso. Porque, ¿no se ha fijado, amigo lector, en que la derecha asume como propias las ideas y principios que la izquierda defendió quince o veinte años atrás y a las que en aquel momento se opuso? Haga un poco de memoria y comprobará cómo, en cualquier campo de la política, los pasos dados por la izquierda –hasta los más demostradamente perniciosos–, a los que la derecha se opuso y contra los que protestó en su día, unos años después pasan a fosilizarse, a eternizarse como algo dado por la naturaleza de las cosas e inamovible por una derecha que, además, hasta los acabó haciendo suyos.

Tan sólo dos ejemplos: el aborto (que ya nunca volverá a ser prohibido) y la catástrofe educativa (aunque ahora proteste contra lo que debió haber solucionado cuando gobernó). Y en cuanto a la aprobación de los matrimonios homosexuales, necesitarán bastante menos de quince años. No tardaremos en verlo.

Por eso la derecha llevará siempre las de perder. En primer lugar, porque la pillarán siempre con el paso cambiado. Y, en segundo, porque quien siempre niega y nunca da un paso al frente jamás levantará el entusiasmo de nadie por un proyecto político amorfo o simplemente inexistente. Y no sirven como excusa las últimas manifestaciones con las que parece que la derecha ha empezado a perder el miedo a salir a la calle a reivindicar sus principios, pues una vez más han ido contra iniciativas ajenas, no a favor de iniciativas propias.

"Dicho al oído de los conservadores: No hay remedio: hay que ir hacia delante, quiero decir, avanzar paso a paso hacia la decadencia (ésta es mi definición del progreso moderno). Se puede poner obstáculos a esa evolución, y, con ellos, embalsar la degeneración misma, conjuntarla, hacerla más vehemente y repentina: más no se puede hacer".

Este párrafo lo escribió Nietzsche a finales del siglo XIX. La derecha de principios del siglo XXI lo ha olvidado. O nunca lo leyó.

Pues bien: o la derecha se remanga y no ceja hasta quitarle la razón al filósofo alemán o ya puede ir cerrando el tenderete, retirarse a casa y dejar de molestar.

O se rompe la inercia o la derecha desaparecerá junto con el mundo en el que vive.

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