Si puede reformarse en el todo, también podría ser criticada en su totalidad.
El problema de los constitucionalistas es que rápidamente te empiezan a señalar y a estigmatizarte socialmente por el hecho de decir públicamente que la constitución, vigente en el momento de la crítica, es objetivamente mala; o, lo que es peor, junto con el ataque mediático, las autoridades públicas te abren expediente o te incoan juicio administrativo o penal, en caso de que el crítico ocupe puestos públicos en el Estado.
Ésa es la incongruencia de los revolucionarios constitucionalistas. Primero te dicen que la constitución puede cambiarse totalmente (que, en el fondo, es lo mismo que decirte que no vale nada) y luego en la práctica te obligan a adorarla como documento "sagrado" o "sacrosanto", como si fuera un dogma irreformable.
Marcadores