Decadencia (II)
Estoy en un bar y no sé que tomar: "Croissant","Sandwich","Muffins", "Dannish","Snacks" o una jodida "Tarta Bed Vebret".
Me voy.
Odio eterno al Mundo Moderno.
El Rincón de Don Rodrigo
Odio eterno al Mundo Moderno
Ya va siendo hora de que los menos acariciados por la diosa inteligencia entiendan que aquí no hay progresismo saludable.
Existe un "estilo" - un "ser" - que es propia metafísica de lo hispánico y que necesita desesperadamente desprenderse de una estructura mental atea , materialista y hedonista que , además de esclavizar al hombre ,ya no tiene más recorrido...ni por la derecha ni por la izquierda.
El Rincón de Don Rodrigo
Decadencia (II)
Estoy en un bar y no sé que tomar: "Croissant","Sandwich","Muffins", "Dannish","Snacks" o una jodida "Tarta Bed Vebret".
Me voy.
Odio eterno al Mundo Moderno.
El Rincón de Don Rodrigo
Stat Crvx, Dvm Volvitvr Orbis
El mundo moderno no tiene mañana; el hombre moderno no siente el mañana; el hombre moderno vive en una extraña embriaguez, cuyo síntoma principal consiste en el instintivo culto del momento y en el olvido de toda idea de continuación y permanencia.
No, el mundo moderno no cree en lo consecutivo, ni en lo eterno.
Y en el gigantesco horno de la modernidad caen diariamente nuevas teorías, nuevas probaturas y nuevos sistemas; pero la realidad, afirmada en las honduras del mundo, aguarda a las teorías y a las quimeras para reducirlas a humo. Y en el gran yunque de la práctica están probándose y contrastándose las que se llaman verdades; y solo son salvas las que poseen savia de vida y pueden arraigar en lo real, mientras las otras se desharán como polvo vano entre los dedos.
¡No pidas ya mas luz, hombre moderno!
Sigues siendo un enigma, y va a tu alma
Toda la sombra que del mundo ahuyentas.
No me digas que es luz eso que brilla:
Eso que atrae tu mirada enferma,
La luz no es eso que obedece al hombre,
Cuya llave regula su soberbia,
Con esa luz, si solo almas hubiese,
Toda la humanidad sería ciega.
STAT CRUX, DUM VOLVITUR ORBIS. LA CRUZ SUBSISTE INMÓVIL, EN TANTO QUE EL MUNDO GIRA.
EL BANDIDO REALISTA
Omnia perversas.
Claro que baja el paro. ¿Qué prefieres, cobrar el paro o tener un "minijob"?¿Qué prefieres adaptarte a lo que hay o quedarte sin oportunidades?. Todo este tipo de afirmaciones tajantes son aparentemente tan ciertas como perversas. Asimilan la situación desde la necesidad biológica de la supervivencia como algo inmutable, al margen de todo contexto, de toda posibilidad de cambio, sin culpables en su origen, sin soluciones en su perspectiva.
Bienvenidos al Estado Servil.
¡Ahí está el quid de la cuestión! Por eso era necesario separar la moral de la vida pública (hágase el liberalismo); por eso era necesario antes separar la Iglesia del Estado, el poder político de la tutela romana (hágase la "reforma") ... y Satán lo vió y dijo "hala, pa la buchaca!".
Contra el Mundo Moderno: Sin espíritu.
El hombre moderno es aquel cuyo espíritu está desnaturalizado por títulos y estiquetas, bañado en frases hechas que han sido tragadas sin el más ligero examen , creando una estructura mental incapaz de la menor crítica.
Su espíritu apela constantemente como autoridad final a cuanto ha sido dicho últimamente sobre el motivo que sea. Es un espíritu que ha perdido relación con la lógica y es demasiado reacio a la razón, que se nutre de una mala ciencia y una peor historia de tercera mano. Es el espíritu no del pueblo o de los eruditos , sino de los analfabetos.
Que no lo digo yo...es Palabra de Dios.
(...)¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desee ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.(...)
Santiago 4,4
¡Odio! qué término más feo, más demoniaco. Es lo opuesto al amor, es por ello lo opuesto a lo que nos pide el Señor cuando nos insta a que amemos a nuestros enemigos (Mt., 5, 44). Y es que resulta muy fácil amar a nuestros amigos y muy difícil a quienes odiamos. Una cuestión es rechazar el mundo moderno, rechazar sus tentaciones y sus errores, y otra odiarlo por cuanto ese mundo está constituido por esos "enemigos" que no nos gustan, que nos molestan, que no queremos en nuestras vidas, pero a los que Jesucristo si ama a pesar de todos sus errores. Amar es la fuerza primordial del espíritu dotado de actividad volitiva, fuerza afirmadora y creadora de valores (Dic. de Filosofía W. BRUGGER. Edit. HERDER) y yo añadiría demostración e intención de ejemplaridad, modelo a seguir para convencer. ¿Y el odio? ¿qué es el odio? Justamente lo contrario de lo que se acaba de exponer: vacío inconmensurable. Vaciedad e inutilidad para el espíritu, frío de panteón para el alma. Escrito está, el mundo se salvará con amor, con el amor de Dios cuando nuevamente venga Nuestro Señor, no con odio.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Depende de cuál sea el objeto del odio. Debemos amar a Dios, a su Madre, al prójimo e incluso a nuestros enemigos. Debemos amar a la Patria. ¿Pero acaso no debemos odiar el mal, odiar el pecado? Aunque la expresión suena un poco fuerte, yo creo que entendida en su contexto no es tan terrible. En la propia Sagrada Escritura ya habla el Señor, y aunque matizándolo se entiende sin problema, no deja de sonar muy fuerte que diga que para seguirlo a él hay que "aborrecer" (algunas versiones, como la de Jerusalén traducen "odiar"¡!) a la propia familia. Claro, es que a él hay que amarlo más y en comparación, por mucho que queramos a los nuestros, podría parecer que los odiamos. El lenguaje es muy fuerte, sí, pero lo dijo Nuestro Señor nada menos. Y volviendo al tema del hilo, está claro que el odio al mundo no se refiere a la gente del mundo, faltaría más, sino al mundo moderno, a la modernidad, a la Ciudad del Mundo que se opone a la de Dios como explicó San Agustín, a este mundo que le ha dado la espalda a Dios y por eso va tan mal. O sea, lo mismo que has dicho de rechazar al mundo moderno, sus tentaciones y sus errores. No se trata de odiar a nadie ni convencerlo a la fuerza. Así lo he entendido siempre, pero en todo caso, el propio autor de estos artículos podrá explicarlo mejor que yo.
En mi humilde opinión, comparto lo dicho por Hyeronimus, lo ha explicado a la perfección. Añado que el orbe moderno es la patria del príncipe del mundo, el ángel caído. Lo ha sido siempre, pero si hay un mundo que se ha amoldado a la perfección a su filosofía, ése es el mundo moderno: se odia pues todo lo que representa, pues en sí mismo es un gran pecado, un desafío constante a la obra virtuosa de Dios que pretende derribar por completo. Es hoy mas que nunca cuando se ha levantado e izado la bandera de lucifer con mas desparpajo y de un modo mas visible. Si hay un mundo que le pertenezca quasi en exclusividad, ése es el mundo moderno. A la legión de zombis hedonistas y superficiales que se arrastran por dicho mundo, no se les odia, se les compadece.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Estimado Valmadian, poco que añadir en realidad a lo aportado por Hyeronimus y Reke, aun aportando mi visión. Veamos lo que yo entiendo, que seguramente esté equivocado, no obstante me la juego.
El "mundo" lo podemos entender de varias formas, principalmente de dos: la primera como creación física buena y la segunda como aquello mismo corrompido por el hombre. Bien, hasta aquí es sencillo, el problema radica en cuanto empleamos el adjetivo "moderno" para referirnos a lo que en las Escrituras se denomina como "del siglo"... es decir, como un adjetivo peyorativo --->«Los hijos del siglo», que forman el mundo, quedan contrapuestos a los «hijos de la luz» (Lc 16,8; +Rm 12,2; 1Cor 2,6; 3,18).
Si no me he vuelto medio loco, vengo a decir que el siglo, lo secularizado, lo mundanizado, el mundo moderno al fin y a la postre, es aquel sujeto a una subversión de los valores naturales del ser humano. El mundo moderno pretende cambiar el orden de las cosas.
No obstante sigue siendo difícil definirle por su misma complejidad, es en última instancia el ambiente anticristiano que se respira dentro de una sociedad cada vez más asfixiante que olvida a Dios y se entrega a las cosas de la tierra, donde se nos bombardea con falsas máximas en oposición a las verdades evangélicas sobre las que se construyó España.
Ese Mundo Moderno , siempre ha existido, no es el mundo como creación, más bien es el mundo que el hombre pretende "increar", y es incapaz de generar ningún sentimiento de amor real hacia él.
El Mundo Moderno es un ambiente, no un ser ,ni tan siquiera un objeto, y por lo tanto no es ilícito el odiarlo, es más, Alfonso Salmerón S.J. y demás padres de la Compañía (y de Trento) en el siglo XVI entendían el odio como la ausencia de amor y en este caso, la ausencia de amor hacia determinado ambiente no es contrario al cristianismo, de hecho esa ausencia de amor la veo necesaria para adoptar posturas defensivas frente a ese mundo moderno, cuyo Principe todos tenemos la deshonra de conocer.
Un abrazo amigo.
Bien entendido en mi opinión, y es algo clave que el mundo moderno siempre ha existido siendo más manifiesto en determinados momentos históricos. Hoy se asocia a la "tecnología" y es correcto que así se haga, pero cuando los judíos adoraron el "becerro de oro" hicieron lo equivalente. Del mismo modo podríamos afirmar que a finales del Imperio Romano, también hubo "mundo moderno" bien explícito en la "escuela cínica", la misma que siempre aparece en etapas críticas. Así se ve que nuestra sociedad es muy cínica, no hay valores, sólo hay intereses.
En todo eso que habéis comentado estoy de acuerdo, pero mi interés se ha centrado en el "odio" que, al igual que el amor es una fuerza primordial en del espíritu humano. Entiendo que se debe rechazar, reprobar, atacar, los fundamentos del mundo moderno actual, pero se puede proceder con la máxima firmeza, con el más intenso de los sentimientos y hacerlo sin odio. Ya sé que el autor del blog expresa una idea, una intención y es toda una declaración de guerra, pero la cuestión no es únicamente semántica, hay mucho más en ello y mucho más profundo. El odio es la negación del amor, pero no sólo hacia lo odiado, sino desde quien odia. Aun prescindiendo de las personas -que suelen ser las que reciben el odio de otros más que las cosas, hay que ser sinceros-, a las que se privaría de su valor propio como "persona", lo cierto es que quien odia se vacía de si mismo. El amor es creador de valores y el odio los mata, pero afectando a quien odia. Cuando alguien está inmerso en ese sentimiento negativo, acaba plasmándolo en lo que le rodea, sean personas o cosas, sea el mundo moderno, o lo que se quiera, porque de si no surge más que negatividad que nubla todo entendimiento. Si el odio embarga a alguien no es difícil colegir que es incapaz de amar. Por ello, yo lo definí en mi anterior mensaje como "vaciedad e inutilidad para el espíritu" y "frío de panteón para el alma". Quien odia de un modo real está muerto en vida. Pero, si se trata de una expresión lingüística es diferente, aunque no deja de ser fea y cuidado con el autoconvencimiento, porque empezando por la formulación de una idea, se puede acabar yendo por el sendero erróneo.
Un saludo en Xto a todos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Palabras sabias las de Valmadian, pero yo sigo pensando que odiar el Odio que representa el Mundo Moderno hacia la Verdad, es legítimo: el amor sea sin fingimiento, aborreced lo malo, seguid lo bueno (San Pablo).
Se entiende que aborrecer es sinónimo de odiar, abominar, detestar. No debemos entender el odio como una furia extrema y ciega hacia algo o alguien, en el sentido de fanatismo; fanatismo que ciega en la mayoría de los casos los sentidos y la percepción que del mundo tenemos. No solo nubla muestra mente, también pervierte el alma. Se debe entender el odio como sinónimo de aborrecimiento, y por eso hay que acudir al verdadero sentido del étimo:
Aborrecer: del latín aborrescere, el que se aparta de algo o alguien con horror y terror (de ab- alejamiento, horrere- horror).
El Señor aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes siguen la justicia (Proverbios 15:9).
Porque Yo, el Señor, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad (Isaías 61:8-10).
Por tanto el verdadero odio no es un acto irracional, fanático y desmedido, sino un mecanismo de defensa y salvaguarda: probablemente también esté equivocado, pero es lo que yo pienso.
En Xto.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
Le he dado un víctor a tus palabras, Valmadian, porque estoy de acuerdo en todo lo que has dicho. Y me ha perecido muy acertado el recuerdo que nos has hecho de que eso que aquí denominamos despectivamente como "mundo moderno", ha existido siempre. Unas veces por 'unas' cosas y otras por 'otras'... Y me ha parecido acertada la mención que has hecho, a modo de ejemplo, de cuando Moisés encontró a su pueblo adorando el becerro de oro. También él debió de gritar: "¡Odio al mundo moderno!", mientras rompía de rabia las Tablas de la Ley.
Pero, con esto también quiero decirte que sentir odio es tan humano como lo es sentir amor, y tampoco podemos vaciarnos de nuestra forma de ser, porque correríamos el peligro de dejar de ser humanos. Como nos ha recordado Reke_Ride, hasta del mismísimo Dios se nos dice en la Sagrada Biblia que odia: "El Señor odia el camino de los malvados, y ama a quienes siguen la Justicia". Me gustaría saber (no he encontrado ningún texto teológico que hable sobre eso) si Jesucristo N.S. también padeció ese sentimiento tan humano (Él, que era Dios y hombre verdadero) mientras expulsaba con un látigo a los mercaderes y prestamistas del Templo.
Lo que sí nos dice claramente la Sagrada Biblia es que Dios Padre odia (quizás sea solo, como tu dices, una fea expresión lingüística). Pero, escrita así en la Biblia, todos entendemos de maravilla lo que se nos quiere decir con ella. Por eso, yo también digo que "¡Odio al mundo moderno!", y además tengo que reconocer que es bien cierto y no es pura metáfora. Pero es que las personas, Valmadian, nos entendemos con este tipo de expresiones lingüísticas que expresan cosas como éstas, mejor en blanco o negro, en frío o caliente... Y según se desprende de los textos bíblicos (que son palabra de Dios), nos solemos entender así desde tiempos bíblicos y Dios también nos habla de esa misma manera.
Y tampoco creo que exista ahora, en estos 'tiempos modernos' ninguna razón ahora para cambiar nuestros ancestrales modos de pensar y de sentir, así como la terminología que empleamos para definirla. Pero, es cierto lo que dices... "quien odia de un modo real está muerto en vida", por eso a tu mensaje también le he dado un Victor.
Un abrazo en Cristo
Última edición por jasarhez; 12/03/2014 a las 22:34
Reflexiones castellanas: Nada nuevo.
La modernidad es un mundo de "remakes", precuelas, reinicios y recreaciones , que a su vez genera hombres que son "remakes", precuelas, reinicios y recreaciones .... no existe en él nada nuevo, se ha convertido en un cansino bucle que se repite, una y otra vez, prometiendo la eterna novedad sin fin.
Es , en fin, una tortura.
Cosas que contarte.
El mundo moderno está completamente desesperado y buena muestra de ello es que rebosa optimismo por las orejas.
Odio Eterno al Mundo Moderno
El Estado Servil se empeña en mostrarnos que la capacidad de una familia para tener hijos es proporcional a su desentendimiento de la "realidad" social donde se desenvuelve su actividad vital .
Incluso en términos económicos, los liberales han abandonado su tesis del hijo como activo económico, pues la propia naturaleza de la "prole" desnaturalizada bajo un sistema industrial ha conseguido alcanzar derechos innatos (o no tanto) para esos "activos económicos".
El caso es que ya no vivimos bajo un sistema industrial sino financiero y los liberales - progresistas/conservadores - han capitalizado su tesis , revolucionándola aun más, induciendo el concepto de hijo como un pasivo económico, un gasto que no se puede afrontar, algo que paraliza "tu" vida.
Para el Mundo Moderno la concepción clásica/cristiana de la familia carece por completo de sentido, se trata de hacernos tragar con el "matrix moderno" donde un hijo es un problema y por ello tenemos el "derecho" de exterminarle antes de que nazca.
El Rincón de Don Rodrigo
Asfixia
Nuevos Ministerios , 7 de la mañana, levanto la mirada del libro y lo primero que veo es una cafetería que no estaba la semana pasada; se llama "Sweet & Coffe" y , asaltándonos, nos ofrecen -dos pobres chicas a las que sus jefes han ataviado con un ridículo uniforme de camarera yanki de los 50- un puto "sweet frappe"...
Primera náusea de la mañana.
“El despertar de la señorita Prim” de Natalia Sanmartin Fenollera
HOY ES EL DÍA MUNDIAL DEL LIBRO, Y PARA CELEBRARLO HE ELEGIDO EL LIBRO QUE MÁS ME HA GUSTADO DE LOS ÚLTIMOS QUE HE LEÍDO
No se sorprenda si descubre finalmente que la belleza no es un qué, sino un quién
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Cubierta de: El despertar de la señorita Prim
El despertar de la señorita Prim es un oasis de delicadeza, de cultura y de belleza en un mundo marcado por el ruido interior y exterior. Natalia Sanmartin Fenollera, a lo largo de dos años en sus pocos ratos libres, ha escrito un exquisito relato sobre el amor, la amistad y la belleza de las cosas pequeñas. Y lo ha hecho con un estilo que tiene mucho de las grandes novelas del XIX. Es un homenaje a la vieja Europa.
Atraída por un sugestivo anuncio en el periódico, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto en medio de la campiña francesa, cuyos habitantes, ciertamente inconformistas, han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno y se han unido con un fin común. Un encantador pueblecito donde nada resulta ser lo que parece.
La señorita Prim, exquisita y delicada, siempre ha sentido el anhelo de huir del estruendo del mundo moderno, ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Natalia Sanmartin no le pone nombre al Hombre del Sillón en un claro guiño a un protagonista de la novela de Elizabeth Von Armin titulada Elizabeth y su jardín alemán. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes.
Narrado con ingenio, brillantez e inteligencia, El despertar de la señorita Prim nos sumerge en un inolvidable viaje en busca del paraíso perdido, de la fuerza de la razón y la belleza y de la profundidad que se esconde tras las cosas pequeñas.
En conversación con la autora, me comenta que ha querido escribir una historia primero, en cierto modo sobre la vida moderna y sus demonios; y una historia sobre el valor de las cosas pequeñas, pequeñas pero valiosas, de la vida sencilla, de toda una serie de cosas que en el camino hacia el progreso hemos ido dejando de lado y puede que haya llegado el momento de detenerse, reflexionar y mirar hacia atrás y pensar que nos hemos dejado en el camino.
Es una historia coral, comenta la autora, es la historia de un pueblo pequeño, donde el periódico local, que es propiedad de un ama de casa, edita cuatrocientos ejemplares, y que declara la guerra al mundo moderno, en el fondo, y como dije antes es un pueblo de inconformistas.
El libro tiene varios niveles de lectura y se tratan muchos temas. Uno de ellos es el de la educación. La educación es tan fundamental en San Ireneo de Arnois, tan básica, que es el “pilar” que recibe toda la atención. No solo educan a sus propios hijos sino también a los de los demás. El que sabe lenguas clásicas, da clase de lenguas clásicas; el que sabe de botánica, da clases de botánica; una farmacéutica imparte clases de pintura; una antigua empresaria regenta una panadería, hay una especie de acuerdo entre el pueblo para formar a los niños fuera de planes de estudio y de barreras pedagógicas.
La inteligencia es algo que no se puede limitar, ni se puede hacer tabla rasa. De ahí viene la figura de el Hombre del Sillón, y que es un amante de la tradición y todo el pueblo considera la tradición como un muro de contención frente a la incultura y a la degradación. «Uno no puede construirse un mundo a su medida, pero lo que si puede hacer es construirse un pueblo. Aquí todos pertenecemos, por decirlo así, a un club de refugiados. Su patrón es uno de los escasos habitantes que tiene raíces familiares en San Ireneo. Él volvió aquí hace unos años y puso en marcha la idea».
Estamos ahora, nuestra sociedad, en una especie de quiebro cultural que pagaremos más adelante, y debemos reflexionar sobre el mundo moderno y sus peores demonios.
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Natalia Fenollera y Guillermo Lorén
Una parte muy graciosa del libro lo conforma la “liga feminista”, pues en una de sus reuniones a la que asiste la señorita Prim, y en la que el último punto del orden del día es buscar marido a la señorita Prim. Ella naturalmente siendo tan moderna se escandaliza y después de una graciosa discusión se va dando un portazo. Pero prefiero que se recreen ustedes en la escena porque merece la pena.
A lo largo de la novela, la influencia del hombre del sillón, de los niños y de las gentes del pueblo hará que la bibliotecaria se replantee ideas sobre si misma que nunca antes había puesto en duda.
La obra está escrita como con capas y la historia es aparentemente costumbrista. Habrá gente que la vea como una historia de amor, otros la verán como la reivindicación de lo pequeño, pero hay más cosas. Hay trascendencia en la novela; hay búsqueda de la belleza y de la verdad, hay filosofía, trascendencia, espiritualidad
Pero El despertar de la señorita Prim es también una magnífica reflexión sobre el mundo; sobre el talento y su utilización, sobre el arte y su apreciación, sobre el retornar al placer de las pequeñas cosas, sobre el auténtico sentido de la vida.
En realidad es un libro bello e inteligente. Y la prueba de ello es que los derechos los han comprado las editoriales más importantes del mundo y pronto estará publicado en más de setenta países.
Lee las primeras páginas del libro.
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Natalia Sanmartin Fenollera
Natalia Sanmartin Fenollera nació en 1970. Es periodista y ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en el ámbito de la información económica. Licenciada en Derecho por la ULC, es Máster en Periodismo por la Escuela de Periodismo de El País y la UAM y cuenta con un PIDD por la Escuela de Negocios ESIC. Ha estado al frente de las secciones de “Cinco Sentidos” y de “Vida Profesional” en el dario económico Cinco Días, donde actualmente es jefa de “Opinión”.
El despertar de la señorita Prim ha sido publicado por la Editorial Planeta en su Colección Autores Españoles e Iberoamericanos. Esta encuadernada en rústica con solapas y tiene 352 páginas.
Puedes comprarlo en Casa del Libro
Como complemento pongo el vídeo promocional del libro:
Booktráiler “El despertar de la señorita Prim”, de Natalia Sanmartin Fenollera
“El despertar de la señorita Prim” de Natalia Sanmartin Fenollera | Las lecturas de Guillermo
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
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