Me llega un e-mail con el siguiente contenido:
"Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por ejemplo,
Y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha.
Eso me lo manda mi inteligencia de hombre de izquierda. Votad al honrado, al ladrón no le votéis aunque tenga la hoz y el martillo."
Firmado por Julio ANGUITA y publicado en:
www.facebook.com/14 de abril
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
No es una cita nueva, sino de hace ya algunos años. Forma parte de su vieja diatriba contra el voto útil, que se encuadraba dentro del 'discurso de las dos orillas'. Un discurso político que tantísimo nos entusiasmó a algunos (y tan poco les gustó a bastantes dirigentes de su partido). Un pensamiento discursivo (el de las dos orillas) por el que Anguita se ganó, en buena medida, su fama de político 'joseantoniano'.
¿Recuerdan aquello que decía Alfonso Guerra de que a Anguita se le notaban todavía los correajes?.
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Julio Anguita es el único político del régimen al que he admirado, aunque también tengo que decir que últimamente no me convencen ya tanto sus palabras como me convencían antaño. Creo que Anguita ha perdido en sus discursos un poco de esa bella pátina joseantoniana que tanto nos gustaba a algunos joseantonianos heterodoxos. Una pátina que, del mismo modo que a algunos nos gustaba, también molestaba en demasía a muchos compañeros de su partido; sobretodo a aquellos que querían formar parte de la pérfida y repugnante progresía socialista.
Última edición por jasarhez; 02/06/2014 a las 18:12
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