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Tema: Artículos de " Ahora Digital "

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    Artículos de " Ahora Digital "



    DON CÉSAR VIDAL
    Vivir con cuatro siglos y medio de retraso
    Carlos Ibáñez Quintana (12/01/06)
    Don César Vidal es un conocidísimo escritor y periodista. Licenciado en varias disciplinas, Doctor en otras, ha escrito numerosos libros. Colabora en “La Razón” y en la COPE lleva la sección “La Linterna”.
    En la política actual ataca al gobierno socialista y alguno de sus libros, como “Las Checas de Madrid” y “La Masonería” le sitúan como hombre de derechas.
    Don César Vidal es protestante. Así lo dice él mismo y lo manifiesta en sus escritos. Hace unas semanas hacía en “La Razón” un resumen de la película “Lutero”. Acaba de llegar a mis manos un ejemplar de su obra “El Último Ajusticiado”.
    En el artículo citado primeramente, elogiaba al reformador. Especialmente por su doctrina condensada en la frase “solo la fe, sola la Escritura y solo Cristo”.
    Don César Vidal es teólogo, un servidor no. Pero el sentido común me permite discrepar de él y afirmar que en dicha frase se contienen dos absurdos de mucho bulto. “Sola la Escritura”. La Escritura sola no tiene ningún valor. Es necesario que haya una Iglesia que nos la presente como Palabra de Dios”. Por creer en la Iglesia creemos en la Escritura. La Escritura había sido leída por generaciones de cristianos antes de que Lutero llegara al mundo. Los Santos Padres habían escrito centenares de obras basadas en la Escritura. La Escritura por tanto no estaba sola, aunque ella fuera el fundamento de todo lo demás.
    “Sólo Cristo”. Ya advirtió un teólogo alemán de principios del siglo XIX, que el mal de los protestantes era que no habían asimilado el misterio de la Encarnación. Efectivamente: El Verbo Encarnado es Hombre. Tiene Madre, tiene familia, tiene amigos, NO ESTÁ SOLO. Fue su Pasión la que nos redimió. Pero en ella, de algún modo, participó su Madre que “estaba junto a la Cruz”, y también otras mujeres y San Juan. Ese “sólo Cristo” se presta al equívoco. Pues si bien es cierto que solo El nos redimió, no estuvo sólo cuando nos redimía. Y en la Gloria, junto al Padre y el Espíritu Santo, están también quienes de algún modo han participado de su sacrificio.
    Cierto es que la Iglesia en los tiempos de Lutero necesitaba una reforma. Pero una rebelión que origina multitud de organizaciones religiosas profesando diferentes (incluso opuestas) doctrinas, no era la reforma requerida. La Iglesia necesitaba una poda. Lo que hizo Lutero fue asestarla tres hachazos, con sus tres “solo”, que dejaron a sus seguidores sin unidad, sin Sacramentos y a merced del primer iluminado que se creía profeta.
    De su libro “El último ajusticiado” he llegado a leer cuatro de las seis historias. Todas ponen “a caldo” a la Iglesia. No dudo de que mucho de lo que cuenta es verdad, aunque en algunos casos le echa mucha imaginación. Pero la misma verdad, cuando se cuenta de manera tendenciosa, se convierte en mentira. Vidal nos presenta una Iglesia en la que no hay más que corrupción, ignorancia y superstición. Y en una Iglesia que ya había enviado cientos de misioneros a América tenía que haber algo más que curas de “olla, misa y doña luisa”.
    La reforma era necesaria y la reforma se hizo en el seno de la misma Iglesia, como prueba de la asistencia del Espíritu Santo. La historia posterior lo demuestra. Santos, nuevas órdenes y congregaciones, nuevas formas de espiritualidad…. ¿Podrá presentarnos el señor Vidal entre los seguidores de Lutero algún místico de la talla de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, amante de los pobres como San Vicente de Paúl, etc. etc.?
    Me impresionó el juicio que la novelista Peral S. Back hace de su padre, misionero protestante en China, en su obra “El Ángel Luchador”: “Así era mi padre antes de que Jesús le tocase el corazón y Calcino se lo secase”.
    Por eso me adherí al juicio que emitió hace años la novelista Mercedes Salisachs cuando la preguntaron qué opinión tenía de los protestantes. “Pobrecitos; me dan mucha pena”. Dan pena almas que sinceramente quieren seguir a Nuestro Señor y carecen de lo necesario para ello. Ni Sacramentos, ni multitud de prácticas. Solamente la Escritura mutilada y enfocada a determinados pasajes, prescindiendo del más importante “tomad y comed, que esto es mi Cuerpo; tomad y bebed que esto es mi Sangre”.
    Por eso Lutero ya no es para mí “un fraile que se casó con una monja”, sino un cristiano fervoroso que se equivocó con trágicas consecuencias para sus seguidores.
    Don César Vidal, por lo que escribe, sigue anclado en los prejuicios anticatólicos de los luteranos del siglo XVI. Parece que no se ha enterado de que en el siglo XX católicos y protestantes han padecido persecuciones por parte de los mismos enemigos de Cristo. Que en Alemania, olvidados los agravios de siglos pasados, en los años inmediatos a la guerra, unos y otros se prestaban los templos para la celebración de la Santa Misa o de los oficios
    La manera con que César Vidal relata sus historias, me hace recordar la que emplean los derrotados de 1939, para contar las suyas. Uno y otros escriben como si desde entonces no hubiera pasado el tiempo. Como si aún estuviéramos en la lucha de aquellos años y de nuestra pasión dependiera el resultado. Incluso llegar a un resultado distinto del que se dio. El señor Vidal ha combatido a los rojos y nacionalistas. Pero no se da cuenta de que cae en sus mismos errores. Con una diferencia en su contra. Que rojos y nacionalistas pretenden cambiar la historia de hace setenta años. El señor Vidal va más lejos aún. ¡Llega hasta cuatro siglos y medio!

    ¿DEFENSA DE LOS VASCOPARLANTES?
    C.I.Q. (12/01/06)
    Informa la prensa de San Sebastián y Bilbao que el Gobierno Vasco ha creado una inspección para defender los derechos de los vascoparlantes. Se trata de vigilar que sean atendidos en vascuence cuando ellos se dirijan a un comercio u organismo oficial en dicho idioma.
    El Gobierno Vasco ha reconocido el fracaso de sus campañas de euskaldunización. A base de hacer obligatorio su aprendizaje en la enseñanza, puede presentar unas cifras que demuestran que hoy conoce el idioma mucha más gente que hace veinte años. Pero lo que no se ha conseguido es que se hable más. Se conoce más pero se habla menos.
    Los vascoparlantes de cuna que acceden al conocimiento del castellano, acaban por preferir expresarse en este idioma que en el que aprendieron de sus padres. ¿Por qué? Que contesten a ello los expertos. Es un fenómeno que hemos observado en muchas familias.
    El idioma no se conserva sabiéndolo, sino usándolo. Cierto es que para usarlo hay que conocerlo. Pero si se ha adquirido el hábito de expresarse en castellano, el vascuence queda arrinconado en la mente y paulatinamente se va olvidando.
    Ante tal situación el Gobierno Vasco reacciona creando un organismo de vigilancia. Un organismo: más funcionarios que se elegirán entre los miembros del partido. Vigilancia: más intromisión del Gobierno en la vida de los ciudadanos. Un paso más en la marcha hacia la tiranía.

    LA MADRE
    J. Echegaray (30/12/05)
    Elevo mis preces, con todo el dolor de mi corazón y la conmiseración espasmódica de mi alma, por esas legiones de mujeres desnortadas que deambulan en este Occidente petulante que se cree más civilizado que nunca; han sido heridas mortalmente por el engaño de la esperanza falaz en una vida mejor, en el resurgir de sus potencias humanas, en la “realización” de sus más “altas” aspiraciones.
    Sus mentes torturadas de hoy han sido absorbidas por ese fenómeno actual de la desinformación planeada en las covachas de la criptocracia y expandidas con la notoria procacidad de los poderosos medios de comunicación a los que sucumben las masas, incapaces de penetrar el arcano de sus mentiras, la base de sus injusticias, la médula de sus perversidades.
    Se dejan absorber, porque son muy pocos los que se sienten con fuerzas para sustraerse a esa machacona e insistente influencia y de luchar contra la corriente arrasadora de sus manejos de cloaca. Y una vez absorbidas por la fuerza irresistible de sus plan-teamientos, una vez inmersas en esa corriente que se convierte en riada que todo lo asola, cuando acaso están en condiciones de detectar el error al que han sido llevadas, ya no hay remedio, hay que continuar o morir.
    Observad en las calles de nuestras ciudades, en cada mañana de invierno, casi de madrugada, a esas pobres mujeres que se juegan la vida en un ciclomotor, engullidas en la vorágine del tráfico enloquecido, tapadas sus caras hasta los ojos por una bufanda que lucha con poco éxito contra el témpano frío del alba, ateridas y presurosas por llegar a tiempo a sus destinos. Van a trabajar, van a “realizarse”, van a lograr la independencia y la huida de ese submundo aterrador que las mantenía esclavas en sus casas, dominadas por los cínicos varones que las explotaban inmisericordes en sus hogares. Figuras poéticas que, repetidas machaconamente durante tres o cuatro generaciones, han llegado a mellar sus entendimientos y sus sentimientos.
    La realidad es muy otra: van a teclear cansinamente, con la angustia de las prisas que reclama su rendimiento (la rentabilidad es hoy uno de nuestros más poderosos dioses), una máquina de escribir o un teclado de ordenador, a atender tediosamente una ventanilla en la que leen sin leer los documentos monótonamente iguales que les presentan pobres gentes que esperan el pago de una deuda, el acceso a un permiso, una subvención comprometedora… Mientras que cuidan atentas su retaguardia para que el jefe de turno, dueño de sus destinos (porque lo es de sus ascensos, de sus descensos o incluso de su futuro) no se pase de ciertos límites y llegue a tentarles partes delicadas de sus cuerpos. O incitándolos a ello para hacer menos penoso el ascenso en el mísero escalafón. Alcanzan con la misma angustia de las prisas, a la hora de comer, un garito que expende comida basura (eso sí, muy rápida) que deforma sus cuerpos y destroza sus estómagos; y vuelta a la rutina del tecleo hasta agotar la jornada laboral.
    Recogen presurosas a sus crías que han abandonado al impersonal cuidado de una guardería y regresan con ellas, aún tan tiernas, a sus hogares. Las desnudan para el baño, las cubren de besos, juguetean con ellas. El instinto materno que no han podido dominar quienes las dominan a ellas (se pueden superar muchas cosas, pero jamás la naturaleza humana) y que les ha martilleado todo el día (como un eco de sus intuiciones más íntimas con luminosidades eventuales que hacen que sus almas sollocen por el recuerdo concreto y consciente de la criatura) les lleva a añorar, aún desconociéndola, la bendición de estar cada día, cada hora, cada minuto, cuidando y acariciando a ese niño que han parido y que se transforma, después del parto, en el único objeto de sus atenciones y de su felicidad.
    Las lágrimas asoman a sus ojos y piensa cada madre que esa sí sería su función, su vocación, su aptitud, su dicha, su consuelo… Ese pedazo de carne que tiene ante ella… ese sí, hace temblar todas sus fibras sensibles y colma sus emociones. Los movimientos convulsivos e incontrolados de esas piernecitas, de esos bracitos tan tiernos, tan indefensos.. y sueña; sueña con otra vida en la que el alba fría y desoladora le sorprendería en sueño reparador solo interrumpido por los gorgojeos del niño en la cuna vecina. Ella sacaría su brazo de la sábana caliente y balancearía suavemente, con cariño, la camita. El bebé sentiría el amor de esa carne que es su madre, lo único que le liga al mundo exterior que empieza a sentir de manera vaga; y otra vez el sueño reparador invadiría las dos almas gemelas, hasta que la hora de preparar alimentos sanos que no dañarán los cuerpos y las mentes de la familia y que compartirán en la mesa común, le lleva al sagrado recinto en el que ella es dueña y señora, reina omnipotente.
    Imagina esa escena de sueño y siente en su alma, en su trigémino, la necesidad perentoria de cumplirlo, de aislarse de la tabarra del mundo “brillante” en el que ha pensado “realizarse”, ser “ella misma”, “liberarse” gloriosamente. Pero ya es tarde, ya es imposible, ya se ha convertido en una meta inalcanzable, en un privilegio del que jamás podrá gozar. El marido (si lo hay) se pega también diariamente de calamazones con todos los límites que le han impuesto por su parte. Hay que pagar las letras de un piso supercaro, las letras de todas las comodidades que adornan ese piso, las del coche que solo sirve para ir a trabajar… Y el piso no es un hogar porque nadie lo ocupa y está vacante y solitario; y los muchos artefactos electrónicos son inútiles para calentar el piso, que no tiene calor ni lo tendrá jamás. Es como ese famoso tubo de la risa en el que uno se mete y ya no puede salir, que da vueltas y más vueltas golpeando y torturando nuestros cuerpos, ajenos ya al control de sus movimientos. Hay que trabajar, hay que pagar, hay que salir, hay que entrar; la cena de los López, el regalo a la niña de los Pérez que se ha casado para iniciar un ciclo igual, viajes a un lejano extranjero en el que nada nuevo aprenden pero que les libra del pecado mortal de no poder contar paraísos exóticos de otras tierras…
    ¿Y el niño? El pobre niño lo tiene aún más duro, su presente es aún más crudo: privado del calor que solo la madre es capaz de proporcionarle porque el cordón umbilical no se ha desvanecido con el tijeretazo del médico partero sino que sigue uniendo a los dos seres en el espíritu, se ve vejado por el trato impersonal y frío de profesionales de su cuidado que les atenderán asépticamente, aplicando toda la nueva tecnología del tratamiento técnico de un bebé. ¿Qué le importa a ese ser la técnica y la profesionalidad? Lanza su manita y no tropieza con la falda de su mamá ni encuentra la mano firme que le protege. Busca con su boca el pecho maternal que debe alimentarle y no encuentra más que el frío roce de una goma y los mejunjes, también estudiados técnicamente, que no le aportan ese calor que solo es humano y que le sigue ligando al claustro en el que se ha mecido por la friolera de nueve meses, todos los de su vida.
    Las gentes, histéricas y desalmadas, hablan de enfermedades que jamás el ser humano adulto había experimentado: las depresiones, la angustia vital… Yo os digo que no hay más angustia vital que la que sobreviene y marca a un neonato que ha buscado incesante a su madre y no la ha hallado. ¿Qué nuevas generaciones nos espera contemplar? ¿Qué harán de nosotros y de nuestro mundo?
    La misma educación torticera ha conseguido en el género humano, en nuestros días, cotas de inhumana crueldad que roza lo satánico, de maldad y perversión hasta hoy desconocidos, de bestialidad demoníaca de la que no son capaces ni los animales más salvajes: se propone como remedio a la cruel experiencia de los hijos sin hogar, sin calor, sin mimos y sin madre, la conjura del aborto. Y se legisla y se le da carta de naturaleza. Los babeantes imbéciles del progreso, amigos y defensores de cualquier perversión por envilecedora que sea, gritan en algarabía de gallinero loco cuando alguna voz sensata se eleva, llama a las cosas por su nombre y tilda de monstruosidad tal crimen: ¿Quién se atreve a desposeer a la mujer del “derecho a interrumpir voluntariamente su embarazo”? No, repudiados monstruos satánicos, “progres” porque progresáis hacia lo negro de la nada; no llaméis a las cosas con nombres rimbombantes que desfiguran su auténtica naturaleza: se llama “el crimen más fiero, sañudo, sanguinario, desalmado, despiadado, monstruoso, perverso, salvaje y cruel” que puede cometer un ser humano. Crimen que realiza la misma madre contra su hijo, que lo comete en el momento más débil, más indefenso de la vida del niño. Y que lo ejecuta precisamente aquella que tiene a su cuidado la salvaguarda del niño, la defensa del ser más indefenso. Nerón, que sacrificó a su madre y mató a su caballo, no hubiese ideado un crimen tan inicuo. Las hordas bárbaras que cruzaban las estepas nórdicas sin apearse del caballo durante semanas, ponían en manos de sus hembras todos los medios para que cuidasen de sus hijos, antes y después del alumbramiento. Solo Satanás es capaz de un invento que por ello es satánico.
    Y son ellos los que no son cansos en su aquel de perorar sobre el respeto a la vida humana y sobre el respeto a los “demás”: jamás se ha visto en la historia de la humanidad una época tan desdichada que haya sido capaz de asimilar tanta monstruosidad y de ponerla en práctica con la desfachatez con que se cometen tales crímenes.
    A veces, superando presiones, los Obispos en Sínodo, o la Santa Sede, o cualquiera de los componentes del clero, levantan la voz contra tanta felonía, levantan la voz y acusan por sus nombres estas prácticas. La mefistofélica progresía se revuelve herida y se monta el griterío de comadrejas tildando de incivilizados, de autoritarios y de intransigentes a todos los que tenemos que ver con la Religión Católica. Ladran, luego cabalgamos. Si ellos se alzan en algarabía incerebral, es que nosotros tenemos razón. Si no lo confirmase tan rotundamente la simple observación de la naturaleza humana, del bien y del mal, del sentido de la justicia, de la racionalidad más simple, sabríamos de nuestro acierto por su alharaca.
    Mujeres, mujeres… no sabéis lo que os habéis dejado en este tortuoso y desdichado camino de la modernidad, del progreso, de la “liberación”. Pero estad seguras de que habréis de saberlo; y que cuando lo sepáis, ya no tendrá remedio, ya habréis cambiado el dulce estado de “esclavitud” en que os tenía el varón, por una esclavitud real, firme e inmisericorde, de la que (de esa sí) no podréis libraros ya jamás ni los que lo intentemos podremos libraros. Entenderéis entonces que teníais la libertad y la habéis perdido. Y que la naturaleza y Dios Nuestro Señor ha de castigar vuestro desvarío y vuestro crimen. Como castigará sin piedad a quienes lo han promovido y divulgado, porque ellos son más culpables que vosotras.
    Mientras tanto, podéis cantar a gritos el himno de la libertad (esa que no tiene ira pero que mata inocentes despiadadamente); podéis zambulliros en el más estéril de los feminismos. Ignorantes de que Simone de Beauvoir, madre de las feministas francesas, recibía de su Jean Paul un vapuleo físico diario, como si fuese su desayuno espiritual de cada día, mientras preparaba al nefasto filósofo una de sus alumnas para saciar las perversiones patológicas de Sartre. Nunca sabremos a conciencia cuantas feministas inglesas de las más radicales del XVIII tuvieron igual suerte y fueron torturadas por sus parejas; aunque sí sabemos que fueron muchas.
    “Miserere mi”: estos tiempos que nos ha tocado vivir y lo que aún nos queda por ver, son sin duda el resultado de nuestras culpas. Y en estas culpas sí me incluyo yo e incluyo a todos.
    Javier de Echegaray
    Diciembre 2.005 (Natividad del Señor)
    javier@echegarayauditores.com

  2. #2
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    SE LO MERECEN

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    El PP está siendo objeto de permanentes agresiones a lo largo de la campaña para el Estatuto de Cataluña. Un político nacionalista ha tenido el cinismo de decir que “se lo merecen”.Nosotros, sin cinismo de ninguna clase, decimos lo mismo que el personaje citado: “se lo merecen”.

    Se lo merecen por persistir en una ficción, en un imposible. Una y otra vez se están prestando al mismo juego. Siempre reciben el mismo trato. Terminan lamentándose. Pero en la siguiente ocasión en que son invitados a participar en la farsa, aceptan. Para recibir todas las tortas en los dos carrillos y por parte del mismo agresor.

    La democracia es la más flagrante mentira que existe. Al menos en España. Y quienes la propugnan, o no viven la realidad, o son unos cínicos.
    Dicen los demócratas las urnas son sagradas. La voluntad popular, libremente expresada, es la fuente de toda legitimidad. Para el demócrata el voto no se limita a designar quien ha de gobernar o legislar, sino que le confiere la legitimidad. Algo así como la gracia de los sacramentos, pero a nivel laico.

    Con tales premisas el ejercicio de la violencia o de la picaresca para forzar o falsear el resultado de la elección debería ser un sacrilegio. Sacrilegio laico, pero sacrilegio.

    Pues bien: son quienes más defienden la democracia, quienes se consideran legitimados para tratar a los contrarios como malos demócratas, los que con más frecuencia, podemos decir sistemáticamente, recurren a la violencia en las campañas electorales y a la trampa en las elecciones.

    Desde los comienzos de la democracia actual lo hemos visto. Los actos de Alianza Popular fueron hostigados en Vizcaya en la primera campaña electoral. Sufrieron agresiones en Valmaseda (no recuerdo si se vieron obligados a suspender el acto). Sí lo suspendieron en Baracaldo, por la misma razón.

    Agresiones de menor importancia se han dado en casi todas las campañas. Siempre en contra de los que se presentan como la derecha. Salvo excepción no suele ser nada grave. Pero siempre se ejerce contra los mismos grupos. Eso demuestras el talante dialogante y tolerante, necesario para el buen funcionamiento de la democracia, de los agresores.

    A veces se llega a excesos como los de ahora en Cataluña. Entonces los políticos del bando, en cuyo beneficio ocurren los disturbios, los condenan con indignación, al menos aparente, cuando no los justifican recurriendo al argumento de la provocación (que no es nada nuevo en ellos) como el político catalán que hemos mencionado.

    “Nihil novum sub sole”. Esto lo vienen haciendo desde que la democracia se instaló en España. Por eso nos hace gracia quienes recuerdan que D. Ángel Herrera Oria pedía a los católicos que no se lamentase y que luchasen en las urnas. ¿Y las trampas que eran moneda corriente? ¿Puede un católico recurrir a ellas?

    Por eso grande es la responsabilidad de los componentes del grupo “Tácito”, católicos con etiqueta de tales y considerados como el brazo secular de la Jerarquía, cuando pactaron con “los de siempre” la vuelta a un sistema democrático que haría (ya lo ha hecho) posible la práctica de violencias y trampas en la lucha política. ¿No sabían con quién trataban? ¿No se daban cuenta de lo que les esperaba? Ahora el PP paga las consecuencias en Cataluña y en todas partes. En cada convocatoria electoral.

    No aprobamos las agresiones como el político separatista de marras. Pero decimos y repetimos: “se lo merecen”. Por erigirse en defensores de un sistema que forzosamente lleva a la corrupción. Por prestarse a mantener una ficción en la que reciben las bofetadas y sus oponentes juegan con la ventaja que dan las trampas. Por terminar siendo cómplices de la ruina a que ha llegado España.

    Carlos Ibáñez Quintana.

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    LOS TOROS Y LOS VASCOS

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    En el ambiente de discordia que reinaba en mi pueblo con anterioridad a la Cruzada, yo me forjé la idea de que los nacionalistas eran enemigos de las corridas de toros. No se trataba solamente de aquel “empastre” que organizó el director de la banda de música y en el que el “Batzoki” prohibió actuar a sus socios. Las manifestaciones de los nacionalistas estaban cargadas de expresiones antitaurinas.

    Pronto comprendí que era una postura absurda. Por lo menos que no se compaginaba con el ser vasco. En mi niñez yo relacionaba lo vasco con el Valle de Orozco. Se trataba de la comarca vascoparlante más próxima a mi pueblo. Y en Orozco no faltaban nunca las novilladas por San Antolín.

    Que el antitaurinismo no iba con lo vasco lo confirmé cuando en el internado me hice amigo de un guipuzcoano que era un manoletista acérrimo. Hablaba mucho de toros. Entendía a pesar de su corta edad. Discutía con otro compañero vitoriano que era partidario de Pepe Luis Vázquez.

    Para entonces ya me había enterado por la prensa de la importancia que tenían las ferias taurinas de Azpeitia, Tolosa y San Sebastián.

    Cuando cursaba la carrera un compañero de Tolosa, perteneciente a una familia notable en el nacionalismo guipuzcoano, me informó de destacados nacionalistas de su provincia entusiastas de la fiesta de los toros.

    Mi compañero de internado me dijo de un religioso del siglo XVIII que recomendaba a los predicadores que dijeran que en el cielo había corridas de toros, para que los guipuzcoanos recibieran un estímulo más a procurar su salvación.

    En muchas localidades de Guipúzcoa existen plazas de toros fijas. En Eibar la calle que conduce a la plaza se llama “Zezenbide” (Camino de los toros). Las tradicionales pruebas de hachas tienen por escenario la plaza de toros, en las localidades en que existen. Y las competiciones de “korrikolaris” consisten en dar vueltas a un ruedo taurino.

    Es curioso que la corrida de toros tiene su nombre en vascuence: “zezenketa”. Mientras que las pruebas de pelotaris, no poseen denominación propia.

    En Vizcaya no conozco ninguna plaza fija de fundamento, aparte de la de Bilbao, más que la de Orduña. Hay cosos muy rudimentarios en las Encartaciones, donde tradicionalmente se han lidiado novillos del País denominados “monchinos”.

    También la había en Lequeitio. Pero ello no era obstáculo para que en muchos pueblos se celebrasen novilladas en plazas portátiles. Se hizo célebre el caso de Plencia. Para su plaza portátil se vendían, además de las clásicas entradas de sol y sombra, “entradas de sol con sombra de acacia”.

    Los toros tienen su reflejo en el folklore. En Durango y su zona se cantaba:
    Dira, dira, zezenak dira/ buztena motza, adar zorrotza/ arrapatzen ba zaitu/ bertan, bertan ilgo zaitu.
    (Son los toros, con el rabo corto y el cuerno afilado, si te pilla uno, allí mismo te mata)

    La melodía era interpretada por el chistulari entre toro y toro y el público la coreaba.

    El posicionamiento antitaurino de los nacionalistas vascos es algo que, sin temor a exagerar, podemos calificar de ridículo. Don Manuel Eguileor, fue un destacado sabiniano, autor de la obra “De su alma y de su Pluma”, antología de las mayores burradas de Sabino de Arana, que hoy sus seguidores pretenden ignorar. Un pariente suyo nos ha contado que fue desterrado a Burgos durante la Dictadura de Primo de Rivera. Allí, donde era desconocido, asistía a todas las corridas de toros, lo que no hacía en Bilbao por mantener la figura.

    Parece ser que en el origen de tan absurda conducta estaba el fracaso de Sabino de Arana. Según un seguidor suyo, en su juventud participó en un festival taurino (no recuerdo si me dijo que en Amorebieta o Lemona) Le correspondió poner un par de banderillas y lo hizo mal.

    El nacionalismo, como todo movimiento que carece de principios firmes, necesita de actitudes que le diferencien del entorno y le proporciones una personalidad. El rechazar las corridas de toros fue una de tantas “poses” que vincularon a sus seguidores con el nuevo grupo. Era además algo así como la instrucción en orden cerrado en el ejército. No sirve para combatir, pero sí para acostumbrar al soldado a obedecer. Del mismo modo el acto de obediencia, que suponía abstenerse de las corridas de toros, habituaba a los peneuvistas al fiel acatamiento de posteriores consignas.

    Claro que con ello se rechazaba una fiesta que en todo el País Vasco tiene siglos de arraigo. Eso no importaba. ¡Son tantas las tradiciones vascas que el nacionalismo ha rechazado para forjar su mito!

    Zortzigarrentzale

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    LA LECCIÓN DE LECH WALESA

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    En Bilbao, en el curso de las “I Jornadas de Católicos y Vida Pública en el País Vasco, habló el expresidente de Polonia Lech Walesa.

    De su interesante disertación hemos de destacar tres puntos.

    Dijo que los partidos políticos se organizan y desaparecen, los principios son permanentes. Esto es muy aleccionador para nosotros los carlistas. Mantenemos unos principios permanentes, que ningún otro grupo político mantiene. Por eso no nos desanima el que la situación actual de nuestra organización sea de debilidad con relación a la importante labor que nos corresponde. El grupo que consiga librar a España del yugo que padece tendrá que hacerlo a partir de nuestros principios de Dios, Patria y Rey. No existen otros. Todos los demás han fracasado. Con todo el entusiasmo y la fidelidad más absoluta los mantenemos para bien de todos los españoles.

    Relató sus años de lucha contra el comunismo dominante. Él no era más que un modesto electricista procedente del medio rural, donde había recibido una educación reciamente cristiana, que incluía una confianza ilimitada en la ayuda de Dios. Pasaban los años y no lograba reunir más que a un grupo de diez personas.

    Pero él siguió confiando en la justicia de su causa. O. lo que es lo mismo, en Dios. Luego vino lo que vino. Eso ha ocurrido hace pocos años en Polonia. ¿Por qué no hemos de esperar que pase lo mismo en España, cuando menos lo pensemos?
    Hizo referencia a su fracaso como Presidente de Polonia. Él había prometido a los trabajadores muchas cosas que consideraba justas. Llegó a Presidente y comprobó que no podía cumplir sus promesas. Esto tienen que tenerlo en cuenta nuestros sindicalistas.

    Es un error orientar las aspiraciones de los trabajadores a colocar en el gobierno a uno “de los suyos”. Un trabajador no está preparado para ser presidente de una nación. Además, tan pronto llega a ser presidente, deja de ser trabajador. Ya hemos visto qué ventajas consiguieron los trabajadores cuando el PSOE, estrechamente unido a uno a la UGT, uno de los sindicatos más poderosos de España, llegó al poder: ninguna. Lo mismo que en Polonia. La única diferencia estriba en que Walesa ha reconocido su error y su fracaso y aquí nadie lo ha hecho.

    No hacen nada los trabajadores empeñándose en que mande uno “de los suyos”. Estarían más acertados si se unieran y lograsen que sus organizaciones gozasen de una representación política. Lo mismo que en el anterior régimen pero sin que esa organización fuera “un engranaje de la máquina estatal”, como sus mismos jerarcas la definían, sino respondiera a una organización de la sociedad, distinta e independiente del estado.

    Una organización fuerte por su unidad y eficaz por su no dependencia de los gobiernos. Una organización capaz de dialogar con otros estamentos de la sociedad. De conseguir que sus aspiraciones se conviertan en leyes. De poseer jurisdicción para vigilar que esas leyes se cumplan y de sancionar a los que las quebranten. De los antiguos gremios, suprimidos por el liberalismo, podemos aprender muchas cosas aplicables al momento presente.

    Ignoro qué conclusiones sacarían otros asistentes a las jornadas. Yo al menos, del mensaje de Walesa saqué nuevos ánimos para seguir luchando por los únicos principios que merecen la pena: Por DIOS, por LA PATRIA y EL REY.

    Carlos Ibáñez Quintana.



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    YA ES TARDE

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    Carlos Ibáñez Quintana (28/06/06)

    Se viene hablando, en la segunda quincena de junio, de la posibilidad de que la Conferencia Episcopal defienda en público documento la unidad de España.
    Por las dificultades que ello traería para el Presidente de la misma, que es Obispo de Bilbao, preferiríamos que la Conferencia se abstuviera de entrar en ese terreno.
    Conocida es la delicada situación de D. Ricardo Blázquez en su diócesis. Tiene que enfrentarse a un clero rebelde, hereje, cismático y separatista. Sí, sí, hereje; aunque ello suene fuerte. Hablamos con conocimiento de personas.

    Amigos nuestros se quejan de que D. Ricardo no actúe con la contundencia que es necesaria. Por algo lo hará. Seguro que teme producir males mayores. De todas maneras quien tiene la gracia de estado para regir la diócesis es él. Ayudémosle con nuestras oraciones y concurso personal y dejemos a Dios la función de juzgar.
    Como anticentralistas que somos, pensamos que la Conferencia Episcopal debería tener en cuenta las especiales situaciones de ciertas diócesis y abstenerse de dar normas que puedan interferir en los planes de sus respectivos Prelados.

    Es indudable que a la Iglesia le afecta el problema de la temida desmembración de España. Pero creemos que no es la manera adecuada pretender una declaración conjunta sobre la materia. Declaración a la que se opondrían bastantes obispos dando origen a una división entre ellos.

    ¿Tiene que hablar la Iglesia? La Iglesia debería de haber hablado hace muchos años.

    El origen del separatismo es el liberalismo, como venimos manifestando cuantas veces tenemos oportunidad. Liberales son los principios en que se basan los nacionalistas, aunque, invoquen unos derechos históricos, incompatibles con el nacionalismo con un total desconocimiento o falsificación de la historia. Fue el estado liberal centralista el responsable del descontento de las regiones. Lo que preparó el terreno para que arraigase la semilla de las malas ideas. Y la Iglesia pactó con el estado y la monarquía liberales. Hizo la vista gorda ante el liberalismo de la dinastía usurpadora y mantuvo con ella unas relaciones de amistad que no correspondían a la solapada persecución de que era objeto. Se comportó con el usurpador como siglos antes lo hiciera con los reyes que preferían perder sus dominios a reinar sobre herejes. Entre otros ejemplos, ¿no era un contrasentido que se mantuviera el privilegio de presentación de los obispos en manos de un rey que no pintaba nada, de modo que la designación efectiva correspondía a Ministro de Gracia y Justicia, que en ocasiones era un masón?

    La pérdida de la catolicidad de España fue una de las causas de la aparición del separatismo. Lo había anunciado años antes Menéndez y Pelayo en el epílogo a los “Heterodoxos”.

    Tampoco comprendemos que aún no se haya pronunciado una solemne condena del nacionalismo vasco. Es tan merecedor de ella como lo fueron el Fascismo italiano, el Nacionalsocialismo alemán o la Acción Francesa de Maurras.

    La condena a este último movimiento se debió fundamentalmente a que sus dudosas doctrinas prendieron especialmente en ambientes católicos. ¡En ambientes católicos prendió también el nacionalismo vasco! ¿Cómo calificar a un movimiento xenófobo y racista, movido por el resentimiento, que exhibe como lema el de “Jaungoikoa eta Lagi Zarrak” (Dios y Leyes Viejas)?

    Cierto es que desde su aparición los nacionalistas fueron amonestados repetidas veces por la Jerarquía. A Don Ángel Zabala por haber escrito un artículo en que acusaba de mujeriegos a los agustinos de Guernica. Tenía que desprestigiarlos porque procedían de otras regiones de España. Y no encontró mejor camino que el de calumniarlos.

    El mismo señor escribió una historia de Vizcaya que fue prohibida por el Obispo. En otra ocasión el diario “Euzkadi” hubo de pedir disculpas por la irreverencia con que trató a los obispos que habían participado en la coronación de Nª. Sª. de Estíbaliz.

    Pero no hubo una condena solemne de las doctrinas que lo fundamentaban.
    Condenación necesaria como lo han demostrado hechos posteriores.

    Desde 1932 vienen celebrando su Aberri Eguna en coincidencia con la Pascua de Resurrección. Iniciaron la celebración en unos tiempos de fervor católico del PNV. Pero la Jerarquía tenía que haberse opuesto a tan improcedente confusión. Para la política ya hay un calendario civil al que ajustar las fechas de las conmemoraciones. Ni entonces ni después se les ha dicho a los nacionalistas que vincular la independencia de Euzkadi a la Resurrección del Señor es….., no sabemos qué calificación darlo. Pero es intolerable.

    Por ahí tenían que comenzar los obispos de las diócesis afectadas.

    Por parte de la Conferencia Episcopal, mejor callar o al menos abstenerse de una afirmación contundente. Esperar que nacionalismo y catolicismo se vayan separando. Al auténtico nacionalista de hoy le importa muy poco el cristianismo. El mismo PNV suprimió en Pamplona, en el primer congreso que celebraron con la llegada de la democracia, el lema “Jaungoikoa eta Lagi Zarrak”. Los sacerdotes separatistas se irán extinguiendo. Las escasas vocaciones que surgen pasan de nacionalismo, gracias a Dios. El resurgir de estas diócesis vendrá del soplo del Espíritu a través de los grupos que ya están en marcha.

    Después de haber callado durante tanto tiempo frente a los gobiernos liberales y las aberraciones nacionalistas, ya es tarde para hablar.

    Carlos Ibáñez Quintana

  3. #3
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    Re: Artículos de " Ahora Digital "

    Me parecen excelentes artículos, que bien podrían enlazarse desde la sección de páginas afines.
    Vita hominis brevis:
    ideo honesta mors est immortalitas

    Que no me abandone la Fe,
    cuando toque a bayoneta,
    que en tres días sitiamos Madrid
    y en otros quince la capital, Lisboa.


    Sic Semper Tyrannis

  4. #4
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    Re: Artículos de " Ahora Digital "

    MIENTEN, MIENTEN Y MIENTEN

    Carlos Ibáñez Quintana (5/07/06)

    En “El Correo Español “de Bilbao publica hoy, seis de junio, una artículo de opinión firmado por D. Manuel Unciti titulado “No usarás el nombre de Dios en vano”. Se refiere al discutido tema de si la Conferencia Episcopal debe, o no, pronunciarse sobre la unidad de España. Nada hay que objetar al mismo. Nosotros mismos pensamos que es un tema en el que conviene la abstención episcopal. Como remate del mismo, pretendiendo confirmar su tesis con un caso en que la Iglesia obró injustamente, hace una referencia a la conquista de Navarra por Fernando el Católico con los siguientes párrafos:

    Los vascos navarros recuerdan aún hoy que en el año 1512 el rey Fernando el Católico exigió paso libre por Navarra para luchar contra el rey de Francia Luis XII, excomulgado desde hacía ya dos años por el Papa Julio II. El monarca navarro Juan dÁlbret se resistió cuanto pudo y optó por negociar con Francia y Castilla. Le valió de bien poco. Seis mil infantes, dos mil quinientos caballeros y 20 cañones cayeron sobre el Viejo Reino. Por si fuera poco, el Duque de Alba, capitán general de los castellanos y aragoneses, amenazó a las poblaciones que se le resistían con la excomunión papal. Fernando el Católico hizo publicar poco después la bula 'Pastor ille coelestis'. Castigaba con la pena de excomunión a los que no depusieran las armas en el plazo de tres días y siguieran favoreciendo la causa del francés. Las tierras navarras pasarían a ser propiedad del primero que las conquistase. Así se hizo Fernando el Católico con el título de rey de Navarra. Una nueva bula del ya moribundo Julio II, firmada en febrero de 1513, excomulgaba nominalmente al rey navarro. El Viejo Reino, con sus gloriosos 700 años a sus espaldas, perdía su independencia. La Iglesia, por su parte, perdía su honor. ¡Se había extralimitado, y mucho, y había 'usado el nombre de Dios en vano'! No había tenido en cuenta suficientemente que Dios ha dejado a la autonomía de los hombres y de los pueblos la organización de los asuntos terrenos, sin que la Iglesia tenga nada que decir en estas diferencias salvo que, en todo caso, se salvaguarden la justicia y la solidaridad.

    La lectura de los párrafos copiados nos ha indignado por las mentiras que contiene, tan notorias como para que sean apreciadas por quienes de la historia no tenemos más conocimientos que la lectura de algunos libros.

    En 1512 se hallaban en guerra la República de Venecia, La Santa Sede, y los Reyes de España e Inglaterra, contra Luis XII. Éste había sido excomulgado porque, con el apoyo de algunos cardenales, había intentado deponer al Papa y nombrar a otro.

    Los ejércitos del Rey de Inglaterra estaban sitiando Bayona. Y en su apoyo tenía que enviar don Fernando tropas castellanas.

    Hasta entonces los Reyes de Navarra, sobrinos de D. Fernando, permanecían neutrales. Pero en Blois firmaron un pacto secreto con el Rey de Francia por el que se comprometían a permitir que sus tropas atravesasen Navarra para atacar a Fuenterrabía e impedir el socorro castellano a los sitiadores de Bayona. Don Fernando, que tenía espías en la corte de sus sobrinos, se enteró inmediatamente y ordenó al Duque de Alba que ocupase Navarra.

    En tres días llego a Pamplona en la que entró sin resistencia. Dice el Sr. Unciti que “Juan d’Albret resistió cuanto pudo y optó por negociar con Francia y Castilla”. No resistió nada. Cierto es que negoció con Francia (menor dicho con su Rey) para ponerse de acuerdo en dar una puñalada por la espalda a Castilla. ¡Si esto es negociar con Castilla!

    Solamente Tudela se resistió unos meses. En Tudela fue donde utilizaron la bula papal para convencerles de lo improcedente de su resistencia. La bula excomulgaba, con toda la razón, al Rey de Francia y a sus aliados.

    Según el derecho de la época los súbditos de un rey excomulgado quedaban libres de todo deber hacia el mismo. El trono de Navarra quedaba vacante, no porque lo decidiera la Iglesia para la ocasión, sino porque esa era la norma general.

    No se entiende bien la conquista de Navarra si no se conoce la historia de los cincuenta años anteriores. Las luchas entre agramonteses y beamonteses. Éstos, partidarios del Príncipe de Viana, a quien su padre usurpaba el trono navarro, y aquellos partidarios del usurpador. Se habló del envenenamiento del Príncipe. Muerto éste pasaron los derechos a su hermana Dª. Blanca, que prisionera de su hermana menor, Dª. Leonor, murió al poco tiempo envenenada. Quedaba como única heredera Dª. Leonor y de ella descendía la Reina de Navarra casada con el francés D. Juan de Albret (Albrit, Labrit o Albareta, que de todas esas formas se le designa)

    Dª. Leonor se había casado con el Conde de Foix. Desde entonces los reyes de Navarra se movían en la órbita francesa. Aunque en Navarra fueran reyes soberanos, sus riquezas radicaban en sus dominios franceses, en los que eran vasallos de otro rey. Eso causaba un gran descontento en Navarra. Los reyes no atendían debidamente a la gobernación del Reino y pasaban más tiempo allende de los Pirineos que en Pamplona. Por eso no es extraño que el bando beamontés, al que repugnaba reconocer por soberana a Dª. Leonor., comenzase a propugnar la incorporación de Navarra a Castilla desde bastante antes de la conquista. De ahí la facilidad con que el Duque de Alba llegó a Pamplona y la poca resistencia que encontró en su paseo militar.

    El Sr. Unciti habría quedado muy bien si no hubiera incluido en su artículo el relato de unos hechos que los nacionalistas vascos (Campeón y sus discípulos) falsificaron hace casi un siglo para tener un argumento histórico en que fundamentar el nacionalismo vasco en Navarra. Campión y los suyos mintieron y el Sr. Unciti estaba obligado a saberlo.

    ALEKSHEY A. MORDASHOV

    Carlos Ibáñez Quintana (5/07/06)

    Después de trabajar treinta años en la siderurgia, es natural que me interesen las noticias que con ella se relacionan. Sobre todo si se refieran a lo que queda de la siderurgia española y de los restos de la empresa en la que presté mis servicios, hoy integrados en Arcelor.

    Parece que, por fin, la empresa angloindia Mittal se ha hecho dueña de Arcelor. Los intentos de fusión o absorción comenzaron hace varias semanas. Después se dijo que para defenderse de Mittal, Arcelor se fusionaría con la rusa Severstal (Acero del Norte) potente complejo siderúrgico cuyo dueño es Aleksey A. Mordashov.

    El nombre me sonaba de mi estancia en Rusia en 1993 como asesor en ahorro de energía, enviado por la Comunidad Económica Europea. Se me quedó grabado el nombre, o el apellido, porque sus dos primeras sílabas coincidían con las mismas del apodo familiar de un amigo de infancia.

    Después de nuestro trabajo en la siderurgia de Cherepovets, visitamos al Director Financiero de la misma. Era Aleksey A. Mordashov. No tratamos de nada especial. Se trataba de una visita de cortesía.

    A la sazón, la empresa aún era estatal. No se me olvidará nunca el ruego de uno de los ingenieros de la misma: “Por favor cuiden Vds. de lo que ponen en su informe. No sea que vuelva el régimen anterior y nos destinen a Siberia”. Nuestro trsabajo consistía en analizar el consumo de energía en cada una de las instalaciones e indicar los puntos en los que opinábamos que el consumo era excesivo. No es que los ingenieros rusos no estuvieran capacitados para hacerlo. Pero mientras nosotros nos habíamos encontrado, ya en 1973, con un respetable aumento del precio de la energía y habíamos aprendido a economizarla, ellos la tenían muy barata y, trabajando en empresas estatales, prestaban más atención al volumen de producción. Para ellos era fundamental informar al correspondiente ministerio del porcentaje de aumento de la producción. Era la cifra que se presentaría también en foros internacionales y que sustentaría el prestigio del sistema soviético.

    Me ha llamado la atención el que quien entonces era un empleado, por importante que fuera su puesto, de una planta, haya llegado a convertirse a los trece años en dueño de la más importante siderurgia rusa, que comprende varias plantas.

    En aquellos tiempos se estaba privatizando la industria rusa. Para ello entregaban a los trabajadores un número de acciones, lo que les permitía acceder a la propiedad. Ya se decía que algunos aprovechados las estaban acumulando, adquiriéndolas a precios muy bajos.

    Es seguro que el caso de Mordashov no es único. La industria rusa se ha privatizado. Un intérprete que nos acompañó en el trabajo se quejaba del modo con que algunas personas se estaban enriquciendo. Nos ponía como ejemplo, que le indignaba, de uno que había perdido en una noche de juego cincuenta millones de rublos.

    No se trataba de crear riqueza, sino de apoderarse de la que había estado en manos del Gobierno. No nos imaginamos un procedimiento moral por el que un personaje alcance en tan pocos años la propiedad de una compañía de tal importancia. Las instalaciones siderúrgicas exigen fortísimas inversiones. No ha habido creación de riqueza sino ocupación de la que ya existía, acumulada por el estado. Ya sabemos cómo se hizo eso en Rusia: a golpe de decreto y trabajo esclavo.

    La economía liberal que hoy rige Rusia está perpetuando las injusticias del Estado Soviético. Severstal, la empresa de Mordashov es un ejemplo.
    ¿A dónde nos lleva la economía liberal? La riqueza se acumula en pocas manos. Los trabajadores divididos en sindicatos ineficaces. A la vista tenemos una era en que la esclavitud, aunque no tenga nombre de tal, va siendo una realidad.


    EL DERECHO A UNA VIVIENDA DIGNA

    Zortzigarrentzale (5/07/06)

    Todo español lo tiene. Al menos eso dice la Constitución. También lo decía el Fuero del Trabajo. Por eso en aquellos tiempos, hoy tan criticados, las empresas construían viviendas para sus trabajadores y empleados. Hoy el derecho a la vivienda no ha salido de las páginas de la Constitución y su no cumplimiento constituye una de las mayores vergüenzas del sistema que nos oprime.

    Es de sobra conocido que los jóvenes no pueden casarse porque no encuentran vivienda a un precio asequible. Los que se deciden a hacerlo tienen que hipotecarse durante unos plazos larguísimos y dedicar a su amortización hasta el cincuenta por ciento de sus ingresos.

    Por otra parte es el de la construcción el campo donde se obtienen las mayores fortunas en los plazos más cortos. La “operación malaya” sobre la corrupción de Marbella da materia todos los días para llenar las páginas de los periódicos. Marbella es solamente la punta del iceberg. Hay infinidad de pequeñas marbellas por toda España. Prueba de ello es que la concejalía de urbanismo es la más codiciada en los ayuntamientos por los partidos.

    De la urbanización y construcción salen grandes cantidades de dinero con las que se financian los partidos políticos, equilibran sus presupuestos los ayuntamientos y se aprovechan los vivos. ¡Como va a ser posible que nuestros jóvenes tengan acceso a una vivienda digna a precio asequible!

    Recientemente he vivido, como afectado, un episodio que refleja claramente las martingalas que emplean ciertas empresas urbanizadoras para conseguir que terrenos rústicos sean calificados como urbanos y para poner a los propietarios de terrenos urbanos entre la espada y la pared y obligarles a venderlos a bajo precio.

    He asistido a una reunión de unos propietarios y una constructora, presidida por el Alcalde en la que se vio el interés que éste tiene en que el proyecto se lleve a cabo, en las condiciones que impone la constructora. En un momento de la discusión, arremetió con agresividad y sin ninguna razón contra uno de los propietarios.

    En la CTC hemos criticado, desde el principio del cambio “democrático”, el sistema por el que se eligen los ayuntamientos. Las listas cerradas, el que no sea preciso figurar como vecino del municipio para ser candidatos, las dificultades para que puedan presentarse agrupaciones de vecinos y demás, han puesto los ayuntamientos en manos de los partidos políticos. Pero los partidos políticos han ido perdiendo, a lo largo de estos treinta años, carga ideológica. Fueron desapareciendo de los mismos quienes mantuvieron el ideal durante los años de la prohibición. E gran parte por la natural renovación que impone a vida. Pero también por el desencanto de los afiliados idealistas con la orientación que tomaban. Nacionalistas de toda la vida que se escindieron con EA nos han confesado que el PNV había “caído presa de la sociedad de consumo”.

    En las candidaturas que presentan los partidos a las municipales sorprenden la presencia de personas que “no pegan”. Por ejemplo, en el PNV, que tanta importancia ha dado a la pureza racial de los vascos, aparecen apellidos foráneos e hijos de inmigrantes, cuando no inmigrantes.

    Y si se tienen más ambiciones o se cuenta con un grupo de compinches, se organiza un partido. Como ha ocurrido en Marbella.

    En fin: es muy aventurado emitir un juicio terminante sobre las intenciones de personas concretas. Pero algo hay, cuando la vivienda sube desmesuradamente y surgen grandes fortunas entre quienes se mueven en su ámbito. El problema a que ello da lugar es muy grande: los novios no pueden casarse, se casan tarde, no nacen niños, etc...

    Hay que cambiar el sistema de elección de los ayuntamientos. La designación de los cargos municipales por elección, no es ninguna conquista de la Revolución. Como ya hace años apuntó Julio Anguita, en España la teníamos siglos antes que en Europa. El estudio de nuestras antiguas ordenanzas municipales podría darnos mucha luz para las necesarias reformas. La sociedad ha cambiado. Por eso no sería posible copiarlas, Pero sí es preciso analizarlas con atención para penetrarnos de su espíritu. Que no era otro que el logro del bien común.

    El cambio urge. Lo exigen los miles de jóvenes que no se pueden casar, con las consecuencias que ello tiene para la sociedad.

  5. #5
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    LA MEMORIA HISTÓRICA

    Carlos Ibáñez Quintana (01/08/06)

    Eso de la memoria histórica por parte de los socialistas, no raya en la locura: es la misma locura. Pretenden borrar toda huella de lo que ellos denominan “franquismo” y que no es sino la tremenda derrota que les fue infringida por el pueblo español y que ellos se la merecieron sin ningún atenuante.

    Se la merecieron por chorizos. Porque cuando salían al extranjero en compra de armas no se preocupaban más que de “sacarles” comisiones a los traficantes y descuidaban la calidad y eficacia del material adquirido. Así recibieron grandes remesas de auténtica chatarra.

    Se la merecieron por cobardes. Porque cuando recibieron las armas de los depósitos de Madrid y Barcelona se dedicaron a “limpiar” la retaguardia en vez de atacar al enemigo. De los fusiles repartidos no llegaron al frente ni la tercera parte. La columna catalana que debía de atacar Huesca se entretuvo varios días en Barbastro asesinando religiosos y sacerdotes. Ello dio tiempo al mando de Huesca a preparar la defensa.

    Se la merecieron por indisciplinados. Se creían que aquello era una huelga en la que bastaba expresar unas reclamaciones y armar alboroto. La guerra era otra cosa.

    Se la merecieron por tontos. Por confiar en unos dirigentes que les traicionaron. Que les enviaron a la lucha sin preocuparse de la intendencia y la sanidad. Se morían de hambre en el frente (la película “La Vaquilla” lo refleja claramente) y en los botiquines de los batallones no había ni aspirinas para administrarles. Las memorias del Beato Pere Tarrés son suficientemente expresivas de estos hechos. Mientras tanto los oficiales se pasaban los días de francachelas de modo que por la noche tenían que ser transportados a sus alojamientos por el coche del batallón.

    Se la merecieron y por eso perdieron la guerra. Les durmió la Pasionaria con su “no pasarán”, cuando tenían que haber atacado en los primeros momentos, aprovechando la escasez de tropas de los nacionales. Y los hechos no tienen vuelta de hoja.

    Hablan de suprimir el escudo que corona los edificios oficiales que fueron construidos. No importa que ello obligue a unas obras costosas. Ellos no lo pagan. Lo pagamos nosotros. Incluidos los tontos que les votan, aplauden y….llegan mal a fin de mes.

    La Generalidad ha dedicado un presupuesto para que desaparezcan las placas que se colocaron en los edificios subvencionados por el Estado. Así el pueblo no podrá comprobar que aquellos se preocupaban de que hubiera viviendas, mientras que éstos especulan con terrenos y se enriquecen cobrando comisiones a las constructoras.

    Puestos a borrar, que destruyan el Alcázar, que arrasen Oviedo y las ruinas del antiguo Belchite. Mientras esos nombres se conserven, perdurará la memoria de las gestas que allí tuvieron lugar. Ellos no pueden presentar nada parecido. Porque carecían de lo que animó a los defensores de los bastiones mencionados: la fe. Y fe religiosa en la mayor parte de los casos. Un profesor de espíritu militar nos contaba en la Milicia Universitaria, que en una visita a las ruinas de Belchite había leído una inscripción, protegida pos un cristal, que decía: “aquí murió por Dios y por España un requeté aragonés”.

    Que recuerden lo que en la transición se acordó olvidar. Saldrá a relucir la verdad. Las injusticias de uno y otro bando. Pero también el heroísmo y la gloria. Aún quedamos bastantes que lo vivimos para recordarlo. Y lo recordaremos, puesto que nos obligan a ello.


    EL 18 DE JULIO EN TERRITORIO VASCO

    Carlos Ibáñez Quintana (21/07/06)

    Con ese título ha aparecido en “El Correo” de Bilbao un artículo que firman cinco señores que hacen constar su condición de Profesores de la UPV/EHU (Universidad del País Vasco). Constituye un elogio a la actuación de los nacionalistas en los once meses de su mandato. Plagado de exageraciones y flagrantes mentiras.

    Habla de una política de creación institucional y pone por ejemplo la Universidad Vasca. En otras ocasiones he leído algo relacionado con una Facultad de Medicina que dicen que funcionó. No me imagino cómo pudo ser ello si los posibles estudiantes estaban todos movilizados. Si otras instituciones docentes que ya funcionaban desde años atrás permanecieron cerradas. La Escuela de Ingenieros Industriales se convirtió en cuartel de milicias anarquistas y su Director, Don Luis Checa Toral fue fusilado.

    El Vicario General, deseoso de que los seminaristas no perdieran curso, intentó organizar unas clases. Hubo de desistir ante la imposibilidad de que los seminaristas recibieran en imprescindible permiso de sus Jefes de unidad.

    Dicen que la política de seguridad desplegada por el Gobierno vasco hizo calificar de “oasis vasco” al territorio de este país. “Con la contradicción esporádica de atrocidades cometidas con ocasión de los asaltos populares a las cárceles de Bilbao o al buque prisión “Cabo Quilates”.

    Cierto es que los crímenes de los rojos fueron en Vizcaya menores, en proporción, que los de Santander; por poner una provincia comparable. Pero aquí hubo paseos, asesinatos de sacerdotes que fueron cazados a tiros por los caminos, como D. Fabián Elespuru y el Beato Vicente Cabanes. Los asaltos a las cárceles no tuvieron nada de populares. ¿Cómo iba el pueblo, que se supone desarmado, a forzar la guardia de los centros de reclusión? Consta que el asalto a los barcos del 2 de octubre de 1936 fue obra de los marinos del Jaime I y el de las cárceles de Bilbao del batallón socialista Fulgencio Mateos. Por cierto, nunca me cansaré de repetirlo, que aquellos bravos defensores de la libertad, dotados de equipo de combate, no se atrevieron a entrar en la prisión de “el Carmelo” donde los reclusos más jóvenes se defendieron con trozos de ladrillo y botellas de agua. Y no fue el Cabo Quilates el único barco prisión. Era tal el número de presos que también fueron utilizados con ese fin el Altuna Mendi y el Aranzazu Mendi.

    Se refieren al respeto por la vida y los bienes. Ya hemos visto lo que se refiere a la vida. Con relación a los bienes, que nos expliquen de dónde procedían los valores que llevaba un barco que una tormenta le obligo a recalar en La Rochelle y las joyas que contenía otro que se refugió en Rótterdam por la misma razón. El contenido de ambos fue entregado a las autoridades nacionales. El del primero por decisión de las autoridades francesas y el segundo por decisión de un tribunal holandés, después del consiguiente pleito. Por cierto que cuando José Antonio Aguirre relata el episodio holandés, hace constar que el abogado que representó los intereses nacionales era judío.

    Se refieren a la eficacia del ejército de operaciones de Euzkadi y como prueba recuerdan que en conquistar Vizcaya se tardó casi tres meses. Se callan que doce mil hombres fueron incapaces de conquistar la desguarnecida Vitoria y que seiscientos o setecientos contrarios les frenaron en Villarreal de Álava. Que los efectivos nacionales en el memento de iniciar la ofensiva no llegaban a 30.000 hombres, lo que impidió realizar el ataque por varios puntos.

    Se callan que las grandes unidades, brigadas y divisiones, del ejército rojo no se organizaron hasta finales de abril, por la oposición de Aguirre, que no quería ver a sus gudaris mezclados con milicianos. Y pasan por alto la capacidad defensiva del territorio de Vizcaya por su orografía.

    También hablan de un ejército vasco compuesto de voluntarios. Ocultan que las movilizaciones de reemplazos fueron constantes desde octubre de 1936, que todavía en mayo de 1937 llamaron a los de treinta años, improvisando unidades que se entregaban sin pelear.

    A pesar de lo que hoy digan sus panegiristas, la actuación de Aguirre y su gente fue un desastre. Mandaron a sus milicianos a Villarreal sin haber previsto los hospitales y la evacuación de heridos. En el orden industrial fueron incapaces de aprovechar las fábricas de Vizcaya. La producción de Altos Hornos de Vizcaya durante los once meses fue prácticamente nula y los aceros obtenidos inútiles para la fabricación de armas. Los comités impusieron su ley en los talleres y así salían las cosas.

    Así se recupera la memoria histórica. Así se miente. Y eso lo hacen personajes que se presentan como profesores de una universidad, desprestigiándola y, de rebote, desprestigiando a los titulados que salen de ella.

    Carlos Ibáñez Quintana. Ex profesor de la ETS de Ingenieros Industriales de Bilbao.

    Nota: es la primera vez que hago constar mi condición de tal al firmar un escrito político

    DE ORDUÑA REQUETÉS

    Carlos Ibáñez Quintana (20/07/06)


    De Orduña requetés,

    Ciudad de tradición,

    Se aprestan a luchar,
    por Patria y Religión

    (Del himno a los requetés de Orduña)

    Cuando se condena el levantamiento de 1936, falseando los hechos, voy a recordar aquellos días del Alzamiento tal como ocurrieron en mi pueblo. Yo estaba a punto de cumplir los seis años. Muy poco vale lo que puedo aportar de mis propios recuerdos. Pero terminado el conflicto, y a lo largo de muchos años he mantenido conversaciones con los principales protagonistas de aquellos hechos.

    A principios del año 1936 visitaron en Orduña a Juan Vildósola dos enviados del Requeté de Bilbao. Se trataba de organizar a los jóvenes carlistas de Orduña para un levantamiento militar. Vildósola comenzó a comprometer gente, encuadrarla y hacer algunos ejercicios de tiro con pistola en la Sierra Salvada. Posteriormente los requetés de Orduña, por razones logísticas, pasaron a depender de Álava.

    Se preparó la recepción de armas. Vildósola quedó de acuerdo con Abelardo Colechá, encargado de los arbitrios municipales, para que hiciera la vista gorda cuando llegasen. Incluso tenía preparado el escondrijo para las mismas. Las armas no llegaron.

    Pocos días antes se recibió un telegrama cifrado que decía: “El movimiento tiene carácter militar”.

    Llegó el día 18. Vildósola esperaba órdenes que tenían que venir desde Llodio (Álava). El domingo día 19 se reunió Vildósola con sus colaboradores en la taberna de las hermanas Iza, con el pretexto de merendar un gato. Unos eran partidarios de levantarse con las escopetas y pistolas de que disponían. No sabían cual sería la postura de la Guardia Civil y de los Forales. Suponían que los primeros se sumarían al Alzamiento, dada la orientación ideológica de los componentes del puesto. También contaban con adictos entre los segundos. Pero en ambos grupos primó la disciplina y se declararon por el Gobierno.

    Al anochecer estaban paseando con sus respectivas novias Eloy Landaluce y Serafín Fernández de Aguirre. Cada uno con su pistola en el bolsillo. Llegó un guardia civil, acompañado de dos elementos de la Agrupación republicana en busca de Eloy. Eloy llevaba la oficina de la cantera de yeso. Le buscaban para que les entregase las llaves del polvorín y la dinamita existente en el mismo, que pasó al centro republicano.

    Ante la falta de noticias y órdenes, Vildósola decidió enviar en busca de ellas a Vitoria. Fueron elegidos tres requetés. Eloy Landaluce y José Mari Huertos saldrían de la Ciudad por un camino. José Mari Lecanda, por otro.

    Llegaron a Izarra, que dista veinticinco km de Vitoria. Allí se encontraron con un turismo ocupado por un grupo de falangistas armados que les trasladó a Vitoria. En ésta se hallaba ya el Capitán Perea, jefe de la demarcación de Llodio de la que dependía Orduña.

    Mientras tanto los jefes del Requeté de Álava habían dado orden de que se concentrasen todos en la Capital. El Regimiento de Artillería estaba por el Gobierno, Caballería de Numancia, por el Alzamiento. Y Flandes (infantería) dudoso, a pesar del compromiso de su Jefe, Camilo Alonso Vega, que contaba con algún oficial adicto.

    Volvieron a Orduña Eloy y José Mari Huertos. Llegaron a la huerta de “Martinico”, tío de Eloy, y le encargaron transmitiera la orden a Vildósola. A su vez, Cristeta Cuadra, una joven de Artómaña, se encargó de llevar la orden a Arceniega. Ignoro el medio de transporte que empleó.

    A todo esto, apoyados por la Guardia Civil, los republicanos se habían hecho dueños de la situación. Le preguntaron a Vildósola:

    -¿Qué hacéis vosotros?

    - Cosas de militares – contestó – Ya sabéis que contra ellos hemos luchado en dos guerras.

    A la siguiente mañana, muy temprano, tomó su caja de herramientas y salió por la carretera de Vitoria. Nadie le detuvo. Por si le preguntaban, tenía preparada la coartada de que iba a arreglarle al Cura de Aloria.

    Obedeciendo la orden los requetés fueron abandonando la Ciudad. La mayor parte camino de Vitoria, como decía la orden. Los menos al Valle de Losa por la Sierra Salvada. Los primeros que llegaron a Vitoria se encuadraron en una compañía que partió inmediatamente a Somosierra. Con ellos iba de Capellán don Alberto López de Berganzo, a quien los comunistas de Saracho le habían quemado la iglesia unos meses antes.

    Los demás formaron el núcleo de la Cuarta Compañía de Álava, que luego se encuadraría en el Tercio de la Virgen Blanca. Los que pasaron al Valle de Losa constituyeron valiosos auxiliares del médico de Quincoces, Don Valeriano Loma Ossorio, en la organización de los requetés que ocuparon el murallón de la Sierra Salvada que contuvo a la milicianada de Bilbao. Quedarían encuadrados en el Tercio de Santa Gadea.

    En días posteriores fueron pasando otros que no estaban comprometidos de antemano. Se trataba de carlistas de edad que huían de la persecución roja. De ser detenidos y apresados en Bilbao. Incluso algún no carlista detenido por dos veces por su vinculación con las obras parroquiales. Llegó a la plaza un camión de milicianos y comenzó a leer una relación de socios del Círculo que debían ser detenidos. Entre ellos estaban mi primo Ricardo Robledo y su amigo Julio Gamboa. Catorce años el primero y quince el segundo. A oír sus nombres, no esperaron más: a la Sierra Salvada como camino más corto. Modesto Cereijo no tuvo tanta suerte. Con sus catorce años fue apresado y vivió el cautiverio hasta la liberación de Bilbao.

    Hasta setenta figuran en la lista, que hemos hecho de memoria, de los incorporados en los primeros momentos.

    Dado el carácter de la acción, Vildósola no había contado con unos pocos jóvenes de familias forasteras, aunque eran socios del Círculo. Fueron detenidos y llevados a Bilbao. Liberados en junio de 1937 se incorporaron al Tercio de Nª. Sª. De Begoña.

    No nos alargaremos relatando sus aventuras bélicas. Algunos no volvieron a Orduña. Yacen en tumbas improvisadas en los montes que defendieron contra milicianos y gudaris. De los que volvieron ninguno trajo más que la satisfacción del deber cumplido. Algún honor, como la Medalla Militar Individual de Serafín Fernández de Aguirre ganada en el Ebro. Vildósola volvió a abrir su barbería. Trabajando hasta el último día murió con setenta y dos años en 1958. Mi amigo José Ízaga le preguntó en cierta ocasión:

    -¿Cómo Vd. habiendo sido Teniente no ha conseguido ningún enchufe?

    - Porque yo salí a luchar por una Idea, no para conseguir un enchufe.

    Como él todos. Yo los he conocido y he hablado con ellos. Eran mis héroes. Ya se vislumbraba el cambio político y el fracaso del Alzamiento, por la traición de quienes ocuparon los cargos directivos. Con tristeza comentábamos los acontecimientos. En medio del pesimismo terminaban con la misma idea:

    LO HICIMOS POR DIOS.

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