El bastión de la familia.


“Nuestros mayores vivían en el amor a la parroquia, en el respeto a la santidad del hogar, en la solicitud por la escuela confesional y las corporaciones, en el culto y veneración del camposanto. Estos estamentos delimitaban mutuamente un ámbito sagrado.El Hogar cristiano, la santidad familiar, es el lugar donde unas generaciones relevan a otras y engendran y forman a los ciudadanos del Cielo. La Familia es una fortaleza de un poder inapreciable, si su umbral comunica con la parroquia y la escuela confesional.En esas cuatros fortalezas, en esos “campos de batalla” vivimos, velamos y combatimos hasta que lleguemos al otro Camposanto, lugar del reposo, sembradío inmenso de Dios, donde las generaciones pasadas esperan que resuene sobre ellas la Trompeta del Juicio Final”.

Jozsef Cardenal Mindszenty, tomado de sus Memorias.

STAT VERITAS