Fuente: Revista SP, Edición Europea, Madrid, nº 532, 15 de Marzo de 1971. Páginas 29 – 32.
CORRESPONDENCIA LÓPEZ RODÓ – PEDROSA LATAS
Durante el Pleno celebrado recientemente por el Consejo Nacional del Movimiento, el ministro del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, manifestó, replicando a una manifestación del consejero nacional José Antonio Elola, que él era del Opus Dei y que si se le demostrase que el Opus Dei era un partido político, juraba por su honor que se borraría automáticamente.
El consejero nacional, Antonio Pedrosa Latas, según informó la Secretaría General del Movimiento en la referencia oficial que dio sobre la discusión del Pleno, intervino en la discusión con palabras que luego remitió al ministro del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, adjuntándolas a una correspondencia en la que ambos firmantes sugieren que se le debe dar publicidad. Las palabras de Pedrosa Latas fueron las siguientes:
“Aquí, precisamente aquí, que es donde tienen que decirse las cosas, Laureano López Rodó –¡y ojalá tenga imitadores!– proclamó su condición de miembro del Opus Dei, considerando no obstante, que esto es algo que sólo afectaba a su intimidad personal.
Pienso yo, sin embargo, que en política y sobre todo para quienes llevan sobre sus hombros la pesada, la grave y augusta carga de gobernar, el marco de las responsabilidades propias y de las intimidades personales es muy reducido, muy limitado. Y por ello estimo que quien tenga jerarquía para hacerlo, debería declarar si son auténticas o apócrifas, si son o no son válidas las constituciones de la Obra que profusamente, desde fecha reciente, se están difundiendo por el país. A todos conviene saber –y quizá interese aún más a sus socios el que esto se sepa– cuál sea el grado de obediencia a la que los votos puedan obligar, si es que obligan, en relación con el ejercicio de la autoridad y de la función pública.
De esa suerte, se disiparían muchas dudas, se fortalecería la confianza y todos saldríamos ganando”.
Esta intervención dio motivo a una batalla epistolar entre el ministro del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, y el consejero nacional, Antonio Pedrosa Latas, que al difundirse en copias autorizadas por los propios firmantes de las cartas, ha conmovido a los medios políticos y periodísticos de Madrid. Luis Apostua, en el diario “Ya”, Emilio Romero en su crónica política televisada, Alberto Delgado en el diario “Arriba”, y “Ya” otra vez reproduciendo la crónica de Alberto Delgado, han ahondado en el tema, contribuyendo a sacar a la superficie visible del pueblo español una cuestión que apasiona a los españoles de todos los niveles.
Como las referencias a la correspondencia en cuestión pueden dar lugar a una diversidad de interpretaciones no siempre objetivas, Revista SP, atenta en todo momento a dar a sus lectores la información más puntual y objetiva sobre cada tema, ofrece a continuación, sin comentarios, los textos íntegros de las cartas cruzadas durante los últimos días entre el ministro del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, y el consejero nacional del Movimiento, Antonio Pedrosa Latas.
CARTA DE LÓPEZ RODÓ A PEDROSA LATAS
Madrid, 23 de febrero de 1971
Excmo. Sr.
D. Antonio Pedrosa Latas
Consejero Nacional
Madrid
Querido Antonio:
Muchas gracias por tus cordiales palabras de esta mañana ante el Pleno del Consejo. No pedí de nuevo la palabra porque me parecía fuera de lugar y he preferido desvanecer tus dudas por escrito.
Si no he entendido mal, tu preocupación, suscitada al parecer por la peregrina documentación aparecida en un voluminoso libelo de cuya falta de veracidad muchos de los consejeros nacionales pueden dar testimonio personal, se centra en el fantasma de la ausencia de plena libertad política de los socios del Opus Dei a cuento de la obediencia.
Pues bien, que quede claro que la obediencia en el Opus Dei se circunscribe exclusivamente al campo de la vida espiritual y no alcanza, por tanto, a la actuación en materias políticas, económicas, profesionales, etc. Por el contrario, está totalmente vedado a los socios del Opus Dei interferirse o influir lo más mínimo en las actitudes y decisiones de los demás socios en estas materias.
Ten la seguridad de que yo rechazaría de plano cualquier intento de cercenamiento de esta plenísima libertad personal que la Obra respeta y garantiza. Y conste que esta realidad es perfectamente sabida por cualquier socio del Opus Dei, aunque no tenga en la Asociación cargo directivo alguno, como es mi caso.
Recibe un cordial saludo de tu buen amigo,
Laureano López Rodó
CARTA DE PEDROSA LATAS A LÓPEZ RODÓ
Madrid, 25 de febrero de 1971
Excmo. Sr. Don Laureano López Rodó
Consejero Nacional del Movimiento
Ministro y Comisario del Plan de Desarrollo Económico y Social
Madrid.
Querido Laureano:
Ayer, momentos después de enviarte el texto de mi intervención del día anterior en el Consejo Nacional, recibí tu carta que de veras agradezco por lo que tiene de afectuosa y personal atención para conmigo.
Mis preguntas, sin embargo, por lo que respectan al Opus Dei, siguen en pie, incontestadas. En primer lugar, porque iban dirigidas a quien tuviere “Jerarquía” (así, con mayúscula) para contestarlas y tú mismo me dices que no tienes cargo directivo alguno en la Asociación. Y además, porque de lo que en definitiva se trata, es de que todos sepan –no sólo yo, que eso es lo de menos– si vuestras Constituciones, las que actualmente circulan por el país, son o no son auténticas, pues en el supuesto afirmativo, la obediencia a la cual, según parece, os ligan los votos, va mucho más allá de lo que en este orden me manifiestas.
Yo no quiero, en modo alguno, poner en duda cuanto afirmas sobre que “la obediencia en el Opus Dei se circunscribe exclusivamente al campo de la vida espiritual y no alcanza, por tanto, a la actuación en materias políticas, económicas, profesionales, etc.”, pero como quiera que todo esto no se corresponde con dichas Constituciones –y me refiero, repito, al texto que de ellas está divulgándose, aunque su difusión posiblemente haya partido de un ominoso libelo, que soy el primero en repudiar–, resulta evidente la necesidad, a mi juicio, de que pública y autorizadamente, no en esta forma privada y epistolar, se salga al paso de planteamientos tan confusos e incluso peligrosos y se clarifique una situación que de persistir, y está prolongándose en demasía, ya va siendo enojosa para todos.
No voy a cometer, querido ministro, la impertinente petulancia de transcribir aquellos preceptos de vuestras Constituciones –las que conocemos quienes no somos socios de la Obra y en consecuencia sin las pruebas de su autenticidad– pues tú sin duda sabes de aquéllos tanto como nadie y comprenderás que son las dudas, más que los “fantasmas”, las que por doquier se extienden sobre esa vuestra “plenísima libertad personal” en el campo de la acción política.
Si la preocupación fuera sólo mía, puedes creerme, Laureano, que acaso no la hubiera expresado en público, dada la delicada naturaleza del tema, pero tal preocupación está animando todo un clima que, cuanto antes, debe ser despejado. De ahí mis preguntas, en las que ahora me reitero, movido en exclusiva por el ansia de que desaparezcan toda clase de recelos.
Creyendo, por lo que verbalmente me has dicho, que puedo hacer uso de tu carta y, por ende, de esta mía, te envía un apretado abrazo tu buen amigo.
Antonio Pedrosa Latas
CARTA DE LÓPEZ RODÓ A PEDROSA LATAS
Madrid, 26 de febrero de 1971
Excmo. Sr.
D. Antonio Pedrosa Latas
Madrid
Querido Antonio:
No te oculto que me ha dolido tu carta de ayer. A mí, la palabra de un amigo, me vale tanto como un acta notarial. Hace unos días, un diplomático extranjero me preguntaba si estaba prohibido en las Vascongadas hablar el vascuence. Salí al paso de semejante infundio: le bastó mi palabra y no se le ocurrió pedir un certificado del ministro de Justicia.
Afirmo una vez más que no existe norma jurídica alguna ni vínculo espiritual, ni de cualquier otro género, que condicione o limite lo más mínimo la plena libertad de los socios del Opus Dei en materias políticas, económicas, profesionales, y en cuantas actividades ejercemos en medio del mundo. Somos ciudadanos con los mismos deberes, derechos y responsabilidades que los demás.
Tú comprenderás que si yo, que estoy en la vida política desde hace quince años, no conozco ni he experimentado ninguna clase de “obediencia política” en el Opus Dei, está más claro que el agua que no la hay. Esta es la realidad.
Apelo a tu amistad para que hagas llegar en seguida copia de esta carta a cuantas personas hayas enviado o mostrado copia de la tuya, pues yo salgo hoy hacia Buenos Aires.
Un fuerte abrazo,
Laureano López Rodó
CARTA DE PEDROSA LATAS A LÓPEZ RODÓ
Madrid, 27 de febrero de 1971
Excmo. Sr. Don Laureano López Rodó
Consejero Nacional
Madrid.
Querido Laureano:
No lo entiendo y no lo entiendo. Lo mismo me ocurre cuando me hablan en vascuence. Digo esto del vascuence por la curiosa anécdota que me cuentas, pero si yo pretendo un Pasaporte, aunque jure por mis muertos que nunca estuve en la cárcel, sin Pasaporte me quedo, de no presentar el Certificado de Penales. Algo semejante pues a lo de nuestro epistolario ya que no dudo, en absoluto, ni dudé nunca de tu palabra, que para mí “va a misa”.
Por eso, no llego a comprender que te hubiera dolido mi respuesta a tu carta del día 23. Esperaba más bien lo contrario, por considerar que estoy prestando un buen servicio a la Obra –y sobre todo, desde luego, al país– con el planteamiento de ese tema de la “obediencia política” al nivel de nuestra Cámara Política.
Está visto, sin embargo, que hasta ahora, ni en el Consejo ni fuera de él, haya logrado otra cosa que las amistosas manifestaciones con las que tanto me distingues. ¿Es que pueden existir dificultades, me pregunto yo, para que por la Jerarquía de la Obra se haga público un rotundo pronunciamiento sobre algo que alcanza dimensiones nacionales? Como tú muy bien dices, sois ciudadanos iguales a los demás. De acuerdo y, en consecuencia, todos hemos de actuar conforme a la misma Constitución; pero si hubiese algunas otras, además de la del Estado, que a los socios del Opus Dei al respecto les obligaren, estamos, como ciudadanos, en el inexcusable deber de saberlo y, en su caso, de conocerlas con la garantía de su autenticidad. Esto es todo y, ciertamente, no parece que el tema esté “más claro que el agua”.
Excusado es decirte que atendiendo a tus deseos, haré llegar inmediatamente a cuantos han conocido mi carta anterior, la tuya última y copia de esta contestación con la que te encontrarás, Laureano, a tu regreso de Buenos Aires, donde te deseo una feliz estancia.
Con todo afecto te envía un fuerte abrazo tu buen amigo,
Antonio Pedrosa Latas
CARTA DE PEDROSA LATAS A LÓPEZ RODÓ
Madrid, 1 de marzo de 1971
Excmo. Sr. Don Laureano López Rodó
Consejero Nacional del Movimiento
Madrid.
Querido Laureano:
Puedes creerme que sobre el tema que ha motivado nuestra reciente correspondencia, no tengo ningún particular interés. No se trata de cuestión personal alguna –mi palabra de honor– y, consiguientemente, parece no ha lugar a que prolonguemos este intercambio de opiniones en torno a un problema que trasciende de nosotros mismos. Lo he planteado en la sede del Consejo, donde estimo que debió suscitarse el oportuno “contraste de pareceres” y, en base a tal circunstancia, envío el “dossier” completo al vicepresidente del Consejo Nacional por si estimara conveniente informar de todo ello a la Cámara y a los efectos que juzgue pertinentes.
A la difusión de nuestras cartas me movió el deseo que en tal sentido me expresaras y al hecho de que, con sorpresa por mi parte, hubieras circulado la tuya primera, que yo sepa, a numerosos consejeros nacionales. Me encontré por tanto en la precisión de divulgar igualmente el texto exacto de mis preguntas, mi contestación a tus respuestas y este “punto final” al que me veo obligado para despersonalizar de una vez lo que, por su especial naturaleza, nunca debió de ser personalizado.
Será para mí una satisfacción muy grata que, a tu regreso de Buenos Aires, tengas la amabilidad de concederme unos minutos para conversar contigo sobre todo esto y concluir cordialmente nuestra controversia, en el orden privado.
Con sincero afecto, te abraza tu buen amigo,
Antonio Pedrosa Latas
Concluyendo este duelo epistolar, Antonio Pedrosa Latas se dirigió el 1 de marzo al vicepresidente del Consejo Nacional del Movimiento con un escrito que dice literalmente:
Excmo. Sr.:
En la reunión plenaria celebrada por el Conejo Nacional del Movimiento el día 23 del pasado mes de febrero, formulé varias preguntas concretas que entonces no merecieron la debida respuesta. Sin embargo, las relativas al tema de la “obediencia política” de los socios del Opus Dei, sí la tuvieron aunque en forma epistolar por parte del consejero nacional, Don Laureano López Rodó, cuyas cartas así como mi contestación a ellas, han sido ampliamente difundidas.
Por si V.E., y a los efectos que procediesen, juzgara pertinente informar de todo ello a la Cámara, me permito elevar a su superior conocimiento las adjuntas fotocopias de la correspondencia habida, considerando que no debo prolongarla más a título personal, pues al girar sobre un tema que yo he planteado en el seno del Consejo, estimo que no es a mí sino a la propia Institución, a la que corresponde conocer del mismo, en el ejercicio de su fuero y para el debido amparo de los derechos que nos asisten a los consejeros nacionales.
Con tal finalidad, es de agregar la circunstancia de que sólo parcialmente, a mi juicio, fue informada la opinión pública de las tareas del Consejo, primero por la nota oficial facilitada a la Prensa y después por la crónica oficial difundida en la noche de ayer, a través de Televisión Española, que no brilló por su objetividad informativa.
Dios guarde a V.E. muchos años.
Madrid, 1 de marzo de 1971.
EL CONSEJERO NACIONAL,
Antonio Pedrosa Latas
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