Re: Reflexiones Reaccionarias
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Iniciado por
Ennego Ximenis
¡Vivan los fueros! ¡Viva el Rey! ¡Viva Dios!
Antes de que emergiera la tiranía estatista a través del absolutismo regio y cuyo producto último y más refinado es la partitocracia, el derecho emergía de las costumbres sociales y el poder estaba sujeto y bien sujeto a las leyes, sin poder modificarlas al libre albedrío.
En un país libre no corresponde al Estado la capacidad legislativa sino en mínimas formas, para contrarrestar y corregir usos sociales contrarios al bien común, como eran los excesos feudales o como son hoy en día los usos libertinos y capitalistas que padecemos.
Esta capacidad legislativa mínima debe ser pactista, es decir de común acuerdo entre los diversos estamentos de las Cortes (entre Concejos, el mundo rural, y villas. O entre Sindicatos y patronal...) y entre esta y el Rey para las leyes ordinarias y en caso de ley fundamental de la Monarquía, aquella que tiene un impacto en toda la sociedad y todo individuo en ella integrada, la representación que hacen las cortes de la sociedad debería ser ejercida directamente por el pueblo con su voto, pero para su aprobación requeriría de pacto con el Rey también.
El Rey y las Cortes/sociedad representan ambos dos formas parejas de entender el bien común; de la misma manera que un Padre y un hijo tienen ambos un mismo interés por el bien del hijo, pero desde perspectivas diferentes. Este voto momentáneo legislativo debe atender no solo al interés de las personas concretas que habitan en ese preciso momento la nación sino también al interés de los que nos precedieron y dejaron su legado y al interés de los que nos sucederán en nuestra tierra.
El Rey mediante su condición vitalicia y hereditaria atiende por tanto no a las necesidades espureas que provocan las elecciones al poder administrativo cada 4 años, sino al bienestar y (en caso de que verdaderamente exista) progreso a largo plazo de su pueblo; que junto con la familia vuelta a estructurar legalmente como un linaje que se extiende a través de los tiempos y cuya estabilidad no depende del voto momentáneo de sus titulares (la nefanda propiedad capitalista que creemos tener sobre todas nuestras instituciones) son los dos mejores medios que existen para poder cumplir este mandato imperativo de la ética y de la razón.
El irrintzi irredento. La razón lleva a la reacción.
Suscribo hasta las comas. ¡Vivan los Fueros! ¡Viva el Rey! ¡Viva Dios!
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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