Fuente: Las Provincias, 18 de Febrero de 1976, página 12.



EN EXCLUSIVA PARA «LAS PROVINCIAS»

PRIMERAS DECLARACIONES DE SIXTO ENRIQUE DE BORBON-PARMA, ABANDERADO DE LA COMUNIÓN TRADICIONALISTA



«Mi hermano, Carlos Hugo, ha ido en contra del pacto, de los principios y el pueblo»

«No se puede establecer una alianza con quienes hace tan sólo unos años llevaron a la muerte a muchos hombres del pueblo carlista» • «Hubo un vacío de poder y quise salvar la continuidad y la ortodoxia carlista»




VALENCIA. (De nuestra redacción.)

Don Sixto Enrique de Borbón-Parma, abanderado de la Comunión Tradicionalista, segundo hijo de don Javier y hermano de Carlos Hugo –quien se negara a jurar en su día los principios de la Comunión, Dios, Patria y Rey– , rompe su silencio por primera vez.

Lo hace precisamente en Valencia, donde ha tenido lugar, desde el sábado, su primera salida política, manteniendo una serie de entrevistas y contactos con distintos Círculos Carlistas de la región.

Su estancia en tierras valencianas, por cierto, se ha prolongado un día más de lo programado: hoy.

Don Sixto, licenciado en Derecho, en 1965 se alistó en la Legión Primer Tercio «Gran Capitán» (Cuartel de Valenzuela, Melilla), donde con el nombre de Enrique Aranjuez Martínez juró la bandera española. En la Legión permanecería alrededor de un año solamente, ya que hubo de abandonarla al descubrirse su verdadera personalidad.

La mayor parte de su vida ha transcurrido en Brasil, Argentina, Portugal y España, donde fue educado.


«ME OBLIGA LA SANGRE»

Hasta ahora, don Sixto, ha permanecido usted en silencio, ¿a qué obedece este salto a la actualidad política?

– Siempre respeté los derechos como sucesor en la dinastía de mi hermano Carlos Hugo y jamás quise interferirme públicamente en sus decisiones, a pesar de las graves desviaciones ideológicas y pactos inadmisibles, en contradicción manifiesta con las esencias de la Comunión Tradicionalista y Carlista. Un requerimiento notarial que se me hizo me obligó a tomar la decisión de mantener la bandera del Carlismo, por el vacío de poder producido, y por lo que me obliga la sangre y los lemas fundamentales del Carlismo.

¿Qué ha ocurrido?

– Los príncipes carlistas tienen un compromiso con su pueblo, un pacto, y el pueblo no puede ser traicionado. Los príncipes de nuestra dinastía dejan de ser príncipes en el mismo momento en que son violados estos principios y el pacto establecido. El príncipe que debía ostentar, garantizar y desarrollar estos lemas fundamentales, ha ido en contra de ellos, ha pactado con las fuerzas que van, incluso, contra los mismos. Mi hermano, en este caso, ha ido en contra del pacto, de los principios y el pueblo.

¿Concretamente, don Sixto?

– No se puede establecer alianza con el enemigo, sentarse a la mesa a negociar con quienes hace tan sólo unos años llevaron a la muerte a muchos hombres del pueblo carlista. Es ir en contra de nuestra esencialidad. Cuando se va contra la unión Dinastía-Principios-Pueblo se pierde la legitimidad de ejercicio. Carlos fue requerido para que se retractase de ciertas declaraciones y acuerdos, y para que jurase, según la costumbre de los reyes carlistas, los principios de nuestra monarquía, a lo que se negó. Hubo entonces un vacío de poder, y pensé que no podíamos defraudar al pueblo que confiaba con nosotros, y quise salvar la continuidad y la ortodoxia carlista.

Y, ¿hasta entonces?

– Observaba ciertas desviaciones en la doctrina, y sufría, pero no quería meterme en las cosas del príncipe. Siempre he preferido que cada cual actuase en sus funciones según su responsabilidad.


LA POSICIÓN DE DON JAVIER

Su padre, don Javier, ¿qué piensa de todo esto?

– La posición de mi padre es la posición de padre. El rey está por encima de esta situación.

¿Pretende acaso, su Alteza, arrogarse derechos o erigirse en un nuevo líder del carlismo?

– No. Mi misión es la de suplir, la de ofrecer la continuidad. Ante la contradicción del príncipe, y hasta que las circunstancias aconsejen otra decisión por parte de la dinastía y por parte del pueblo, asumiré la bandera del carlismo. Es mi sangre y la responsabilidad de nuestra familia la que me lleva a tomar la decisión. Porque la Comunión Tradicionalista, todo el pueblo carlista, no tendría razón de ser sin ningún miembro de la dinastía. La Comunión es la conjunción de voluntades. No pienso arrogarme derechos que no me correspondan.

Don Sixto Enrique, los carlistas, últimamente, y por las razones que usted bien debe conocer, están atomizados, divididos en múltiples corpúsculos y familias.

– Es verdad. La fuerza del pueblo carlista se encuentra en estos momentos dividida por diversas razones. Pero a todos ellos les une una misma cosa. Y esa es la esperanza de la Comunión Tradicionalista, de la dinastía.

Hay que desarrollar toda una tarea de «cristalización del Carlismo». Todo depende de las razones por las que se separaron para que vuelvan a unirse, para que volvamos a estar juntos. Esta es la labor en la que nos encontramos inmersos. Una de las razones de mi visita a Valencia, la primera que hago oficial y públicamente, es la de entrar en contacto con la Comunión, la de hablar con todos, quiénes permanecen dentro y fuera, quiénes se sienten carlistas. Analizar las situaciones, emprender los diálogos, confirmar los cargos, reorganizar y constatar lo naturalmente establecido. Mi papel, en principio, primordialmente, sería de catalizador de la unidad de las diferentes tendencias del Carlismo.


EL DESFASE

¿Está el Carlismo desfasado?

– Por las condiciones en que le ha correspondido vivir, sobre todo en la postguerra, sí. Pero sus principios son dinámicos y sus características también. Nosotros venimos defendiendo, hace más de un siglo, un sistema federalista de regiones, dentro de la unidad, y algunos creen haberlo inventado ahora. Lo social, dentro de nuestra doctrina, goza de una fuerza enorme, inspirada en la ética cristiana, que exige un gran radicalismo. La representatividad, los fueros, la importancia del pueblo ante el Rey, constantes de nuestra idiosincrasia. Hay que reestudiar y relanzar, se está consiguiendo, los valores sustentados por el Carlismo.

¿Cuál es la tarea en que ahora se empeña?

– Conseguir para el Carlismo, con el máximo respeto a las otras fuerzas en lid, una posición relevante, «no de privilegio», sino de servicio en la política española.


PRÓXIMO MANIFIESTO

¿Cuál es la posición de la Comunión Tradicionalista ante la actual coyuntura política española?

– Tengan en cuenta que próximamente va a aparecer un manifiesto en el que se van a señalar las metas generales de la Comunión Tradicionalista. Es conveniente esperar hasta el 28 de febrero entretanto se ultiman detalles que conciernen a su interesante pregunta. No deseo ostentar ningún liderazgo carismático, y sí comulgar con el Carlismo. Estos criterios son colegiales, y tenemos que remitirnos a dicha fecha. No lo tengo que decir yo, sino el Carlismo. En el Carlismo la democracia no está en la terminología, sino en las vivencias.

Finalmente, ¿quién es el delegado nacional de la Comunión Tradicionalista?

– Juan Sáenz Díez García (que ya fue miembro de la junta carlista de guerra). Con él, y todo su equipo, permaneceré la mayor parte de mi tiempo dedicado a esta labor de «cristalización» de la que hablaba. El jefe del Requeté es José Arturo Márquez de Prado.



Sixto Enrique de Borbón-Parma, treinta y dos años, es el único miembro de su dinastía a quien en la actualidad y con pasaporte francés, se permite la entrada en España.

En el calendario de previsiones políticas hay que anotar una nueva fecha. El próximo día 28, la Comunión Tradicionalista efectuará su primer manifiesto público –en esta época– y lo hará con ocasión del centenario del famoso «Volveré», del rey Carlos VII.