Una de las opiniones más controvertidas de la Iglesia Católica es la posición en contra de la reproducción artifical o "asistida"; sin embargo, es bastante curiosa la gran intuición de la Iglesia.

Desde hace ya años, la reproducción artificial logró superarse en cuanto a alejarse de la naturaleza se refiere: un ser humano formado a partir de dos óvulos:

Artículo de Logran embarazos con óvulos de dos mujeres - 15.06.1998 - LA NACION Â*

Controvertido y lindante con la ciencia ficción, un nuevo avance científico acaba de estremecer a la opinión pública internacional: un revolucionario procedimiento que hasta ahora sólo había sido probado en animales fue aplicado con éxito en seres humanos y haría posible el nacimiento de niños con dos madres.
Desarrollada por un equipo de expertos de Los Angeles, esta técnica que combina la ingeniería genética y la fecundación artificial permitió fundir los óvulos de dos mujeres y crear un único huevo cigota, previa fertilización in vitro de la célula obtenida.

Según publicó el periódico londinense The Sunday Times en su edición de ayer, dos pacientes del Huntington Reproductive Centre que padecían problemas de fertilidad fueron sometidas a este complejo tratamiento y tienen ya un embarazo de seis meses.
En ambos casos, se trata de mujeres maduras cuyos óvulos fueron mejorados mediante la inyección del citoplasma o material nutritivo de otro óvulo, proveniente de una donante más joven.

Este proceso contribuiría a la implantación del embrión en la pared del útero, incrementando de esa forma las posibilidades de lograr un embarazo.
Los médicos estiman que, de llegar a término sin inconvenientes, las mujeres que participaron de esta experiencia pionera darán a luz en septiembre. De ser así, cada uno de los niños portará material genético de dos mujeres diferentes. Esto significa que, biológicamente, tendrán dos madres.

De acuerdo con especialistas citados por el diario londinense, la técnica podría convertirse en una alternativa a la donación de óvulos, en la cual los genes de la madre receptora no son transmitidos al hijo.
Fuertes cuestionamientos

El logro de los científicos norteamericanos no pasó inadvertido. Por el contrario, ya se alzaron muchas voces en su contra, que exigen un debate profundo sobre las implicancias biológicas y éticas de semejante práctica.
En declaraciones a The Sunday Times, el director de la revista Bulletin of Medical Ethics, Richard Nicholson, recordó que "hasta ahora, las manipulaciones germinales fueron consideradas inaceptables".
Incluso algunos de los científicos que inicialmente perfeccionaron el procedimiento manifestaron sus reservas y su preocupación por los eventuales resultados.
Ese fue el caso de Jacques Cohen, del Saint Barnabas Medical Centre, uno de los pioneros en esta materia, quien advirtió que estas experiencias "podrían crear anomalías genéticas".
De todos modos, el propio responsable del proyecto, Michael Feinman, fue prudente a la hora de evaluar el alcance de su logro.
"Es preciso enfatizar que la técnica es experimental y todavía no existen suficientes pruebas científicas de que funciona", aseveró el especialista responsable del experimento.
Pero también se sabe que ya hay otras cuatro parejas inscriptas que se ofrecieron como voluntarias para someterse al procedimiento.
Temor por defectos genéticos

Debate: los expertos tienen opiniones divididas sobre la posibilidad de detectar desviaciones en el desarrollo de la técnica de fecundación.
Una de las principales preocupaciones que genera el proceso de fusión de gametos femeninos en el ámbito científico es la transmisión de defectos genéticos, según admitió The Sunday Times.
Aunque gran parte del ADN con las características de la mujer receptora es preservado en el núcleo del óvulo, una porción del material genético de la madre donante también es transferido.
Los rasgos de la madre más joven son transmitidos a través del citoplasma que se extrae de su óvulo y se inyecta en el núcleo del gameto original de la mujer madura.
Como consecuencia, de existir algún tipo de anomalía en el material de la donante joven, ésta también se incorporará a la información genética del embrión.
Los responsables del proyecto destacaron que han realizado investigaciones exhaustivas para asegurarse de que las mujeres jóvenes proveedoras de óvulos carecen de este tipo de alteraciones.
Pero las opiniones de los académicos en torno de este punto están divididas.
Algunos insisten en que la detección de la presencia de defectos genéticos es relativamente sencilla y, por lo tanto, su transmisión puede ser evitada sin mayores dificultades.
Otros, en cambio, consideran que la utilización de este tipo de técnicas incrementará la frecuencia de ciertos males, como la distrofia muscular, que es transmitida por el material genético presente en el citoplasma.
El debate se desató con fuerza en Gran Bretaña, puesto que una de las parejas que intervino en el estudio es inglesa.
Las autoridades sanitarias de ese país solicitaron que se estudien a fondo las consecuencias que puede acarrear este método antes de autorizar su aplicación.
Retiran un fármaco

La firma Roche retiró voluntariamente del mercado farmacéutico un medicamento para el tratamiento de la hipertensión arterial, después de que los resultados preliminares de un estudio revelaran que, al suministrárselo junto con otros remedios, puede potenciar los efectos adversos de éstos.
Se trata del producto Posicor -cuya droga base es el mibefradil-, indicado para el tratamiento de la hipertensión arterial y de la angina de pecho.
Roche quitó el fármaco de circulación y recomendó a los médicos que proporcionen terapias alternativas a sus pacientes después de analizar un estudio, de tres años de duración, sobre los efectos del Posicor en insuficiencias cardíacas congestivas.
El informe reveló que la combinación de Posicor con otros fármacos -entre ellos, agentes cardiovasculares- puede incrementar la frecuencia de efectos adversos de estos otros medicamentos.

Y otro de: Primer asturiano con dos madres biológicas - La Nueva España - Diario Independiente de Asturias

MYRIAM MANCISIDOR llora, toma el pecho y se duerme haciendo muecas con la boca. Parece que quiere sonreír. Nel Valbuena Montes nació el pasado martes, día 23, en el Hospital San Agustín de Avilés cuando el reloj estaba a punto de marcar las once de la noche, pesó casi cuatro kilos y trajo bajo el brazo un avance social para todas las parejas homosexuales. Nel es legal y biológicamente hijo de dos mujeres: Aida Valbuena y Patricia Montes, casadas desde 2007. Su nacimiento es, según sus madres, el primero de Asturias que responde a un proceso de aportación de ovocitos entre sus progenitoras: una aportó su óvulo, que fue fecundado con semen del banco (donante anónimo), y la otra lo recibió en su útero. Valbuena es madre gestante, Montes, genética. Ambas soñaban con tener descendencia.

La pareja contrajo matrimonio en Naveces hace tres años. Meses antes del enlace, Aida Valbuena se sometió a una complicada cirugía ginecológica que le dificultaba quedarse embarazada. Al regresar del viaje de novias, la pareja pasó por distintos procesos de fecundación: cinco inseminaciones artificiales y dos in vitro. Ninguna le sirvió a esta joven de 28 años para quedarse en cinta. En este tiempo conocieron el caso de una pareja de Valencia que manifestó oficialmente su deseo de tener un hijo del que ambas fueran madres biológicas. ¿El problema? La ley de Reproducción Humana Asistida de 2006 presentaba un vacío legal: no recogía la posibilidad de que una lesbiana pudiera donar un óvulo a su pareja. La donación de gametos (espermatozoides y óvulos) para realizar una fecundación in vitro debía ser anónima, salvo en el caso de parejas heterosexuales.

El Ministerio de Sanidad, ante la petición de la pareja de lesbianas levantina, reunió en diciembre de 2008 a la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida y dictaminó que no existía ningún impedimento legal para que las técnicas de fecundación asistida pudiesen ser utilizadas por parejas de lesbianas. La única pega es que las futuras mamás no podrán elegir a quién quieren como padre biológico de su hijo y el esperma procederá en cualquier caso del banco de donantes. Entonces la pareja de Valencia logró su sueño -engendraron a Lluna- y para las avilesinas se abrió una puerta a la esperanza.

Aida Valbuena se recupera estos días en el San Agustín de una cesárea mientras coloca a su hijo en el regazo, que se queda dormido buscando su pecho. Patricia Montes apenas les quita la vista de encima y se emociona cuando su chica relata las peripecias que tuvieron que pasar para, por fin, ser mamás. La pareja, después de varios intentos de fecundación artificial e invertir más de 18.000 euros en su sueño, recurrió al Centro de Fecundación In Vitro de Asturias (Cefiva). Tras dar a conocer su deseo al jefe de ginecología comenzó un largo proceso que, antes, requirió un exhaustivo análisis legal por parte de la clínica. Ya sin trabas, iniciaron el proceso de fertilización.

«Había tenido muchos problemas para quedarme embarazada anteriormente pero, en esta ocasión, fue recibir el óvulo de Patri y lograrlo a la primera», explica Aida Valbuena, que añade con humor: «Eso sí, el papá del niño es papá bote». Y es que el semen con el que se fecundó el óvulo es anónimo. Procede del banco de donantes. «Sinceramente es una maravilla que dos mujeres puedan tener descendencia y en este caso es mejor aún porque al ser las dos madres biológicas, las dos nos implicamos aún más en todo el proceso», precisa Patricia Montes.

La pareja tiene ahora un deseo: que todas las parejas de lesbianas conozcan su experiencia. «Puede haber mujeres igual que nosotras que desconocen que se pueden donar óvulos. Queríamos ser madres y Patri ha conseguido que se cumpla mi sueño: ser madre biológica», subraya Valbuena. Las mujeres conservan dos embriones congelados por si en el futuro se plantean darle a Nel un hermano. Y es que la reciente maternidad les ha llenado como mujeres y también como pareja. «Se la recomendamos a todo el mundo», recalcan.

Una vez que se quedó embarazada, Valbuena cumplió todo el protocolo previo a cualquier parto en el Hospital San Agustín, donde dio a luz al pequeño. «Cuando vimos la primera ecografía flipamos porque venían dos y estuvimos una semana hablando con monosílabos. Luego perdimos a un preembrión», explica Aida Valbuena, enfermera de profesión. Su pareja, de 34 años, es vigilante de seguridad. Tras nueve meses de gestación (el niño nació doce días después de lo previsto mediante cesárea), el pequeño Nel llegó al mundo arropado por una gran familia: suma cinco bisabuelos y es el primer bebé de ambas sagas tras más de veinte años sin descendencia. «Es la mayor alegría de la casa», recalcan estas mujeres que residen en el barrio avilesino de Villalegre.

El nombre del niño lo eligieron casi al azar pocos días antes de que viniera al mundo. Les gustó Nel. «Es corto, asturiano y poco escuchado, lo que buscábamos», confiesan. ¿Y el orden de los apellidos? Ambas sonríen. «Esa decisión supuso casi un conflicto familiar, pero al final es Nel Valbuena Montes», aclaran. El pasado viernes, en el Registro Civil, también tuvieron que dar más de una explicación a la hora de inscribir al bebé. Aida Valbuena y Patricia Montes saben que de ahora en adelante tendrán que dar la cara más de una vez y explicar su situación personal. También que le tendrán que responder a su hijo quién es su papá. «Nuestra intención es ir respondiendo todas sus preguntas según las vaya formulando, con sinceridad. Creemos que la naturalidad es lo mejor. Esperamos además que cuando le surjan esas dudas, todo lo que tenga que ver con las parejas homosexuales esté normalizado», sentencian.

La pareja ahora tiene previsto disfrutar todo lo que pueda del pequeño Nel Valbuena Montes, el primer asturiano engendrado tras un proceso de aportación de ovocitos entre lesbianas. La pareja ya se desvive en carantoñas con el pequeño, que durante el reportaje apenas deja de estirar los brazos cubiertos por un pijama amarillo pálido y de hacer muecas, de sonreír. Él también está feliz. Y Aida Valbuena y Patricia Montes se emocionan de nuevo. Nel es su hijo: un retoño que más que un avance científico es fruto de un sueño homosexual.