Segunda entrega del anterior artículo, más actualizada:
Chabacanería musical (II)
Continuando la serie, pasaré a contar qué tal el ambiente musical uruguayo y “latinoamericano” hoy (utilizo esa expresión por ser la que usan ellos, aunque no me agrade: prefiero “hispanoamericano” o “iberoamericano”).
En primer lugar, trataré sobre la música uruguaya, que básicamente es cumbia cheta. Analizaré únicamente las dos bandas principales, Marama y Rombai.
Marama lanzó hace un tiempo “Era Tranquila”, donde hace alusión a una cuestión archiconocida, que mencioné en el artículo anterior como infaltable para los “creativos” uruguayos: la ligereza, la soltería, la falta de vínculos estables y duraderos. Como dice la canción, “ya no quiere saber más de amores, le han traído solo decepciones. Ya no quiere rogar mas pa’ que la quieran, prefiere algo casual y que no duela.” Habría que preguntarse, consecuentemente, por qué la chica solo se decepciona y se siente dolida cuando incursiona en amoríos; la respuesta es obvia: esta sociedad no sabe educar para el amor.
El video del tema es más de lo mismo, cosa que también afirmé en la anterior entrega: fiesta, juventud, alcohol, sonrisitas y una casa grandilocuente, seguramente en Carrasco. Bastante megalomanía, por cierto. Y falta de originalidad. Finalmente, se repite el efecto del saxo (que debe reiterarse en todas las canciones del álbum, lo que da la pauta de la escasa creatividad) y el canto poco viril.
Poco viril, también, es la voz de Rombai; y no solo ello, sino que deja mucho que desear en cuanto a su calidad (al igual que la de Marama). “Tu cuerpo y el mío se volvieron fanáticos […] la intimidad resultó apasionante”, repite el carilindo cantor en “Reencuentro”, temática preferida del ambiente uruguayo. Más aún, son tragicómicos los recursos rítmicos utilizados, de una puerilidad rimbombante, tal: “planifiquemos el reencuentro y revivamos el momento […] tu sabes el final del cuento.” Tristemente, alguna no muy sesuda quinceañera pensará que “está propio”…
“Prefiero sin compromiso […] solo quiero tus besos […] ese es el motivo de la charla […] yo quiero una vez cada tanto disfrutar, una vez cada tanto disfrutar, más de eso nos puede hacer mal” reza “Enamorados No”, alentando la misma irresponsabilidad y desenfreno. ¡Claro! De esa forma nunca tendremos matrimonio sanos, y los divorcios vendrán de a miles. ¡Claro! Y los niños se criarán solos, escuchando esta música delicuescente. ¡Claro! Y nunca lograrán un matrimonio estable, alentando el círculo vicioso. Y sigue… En fin, en el video se ve al cantante rodeado de gente variopinta en actitud de jolgorio; al menos, no se muestran imágenes explícitas. Un punto a favor.
Analizadas las dos bandas principales del ambiente uruguayo (aunque vale decir, intuyo que ya se les acabó el cuarto de hora, fiel reflejo del éxito efímero del que hablaba en el artículo anterior), pasaré a analizar el ámbito “latinoamericano”; y anoto que aquí es menester usar esa expresión, porque lo que vendrá no tiene nada de hispano ni de ibérico, y sí mucho de marroncito cazurro centroamericano.
Tomaré una canción sola, la más característica: “La Ocasión”, de tres o cuatro abyectos “artistas”. “¿Qué tal si paramos el tiempo y tenemos sexo? […] Yo se que estás consciente de lo que de ti me han dicho, te gustan las mujeres, pero te encanta el picho […] yo estoy claro de lo que de mi te han dicho, que lo tengo grande y rico”: tales sandeces repite el sencillo, cuyo video retrata un ambiente lúgubre, lleno de meretrices y de lujuriosos varones: la producción más inmoral que he visto.
Esta auténtica cachivachería llamada reggaetón, cuyos temas más conspicuos son similares al anterior, se ha dicho que es diseñada en estudios americanos adrede, en vistas a estupidizar a la población, creando una masa amorfa cada vez más zafia, narcótica y eunuca… disquisiciones a tener en cuenta.
En fin, tal es la chabacanería musical actual; alentada o no desde las más altas esferas, es indudable que no hace sino perjudicar a la sociedad: la tan mentada libertad de expresión permite la libertad para el error: difundir esta bazofia, y embrutecer a la gente.
Para contrarrestar, recomiendo el folklore de “Los Nocheros” (Uruguay); al respecto, véase mi anterior entrada.
FUENTE DE AMBOS ESCRITOS: eljovencriollo.blogspot.com
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