Tema: Ser "facha"

Podemos empezar el tema de este hilo con una pregunta: ¿eres facha? o quizás algo así como ¿te sientes facha? Es muy raro que alguien admite serlo y aún menos tener la sensación de que se tiene tal condición, si es que serlo lo fuese. Sin embargo, oímos el calificativo, pues de eso se trata, de un adjetivo vulgar, de una falacia "ad hominen" adjetivada que ha hecho fortuna en la mentalidad popular. Resulta sorprendente escuchar a personajes de toda laya que militan en el espectro rojo-liberal, las dos ideologías más criminales que ha conocido la Humanidad, descalificar con el término a cualquiera que se aparte de su línea de pensamiento único. Incluso cuando se trata de "castigar" a los malos chicos propios, a esos rebeldes a los que de vez en cuando se les va la mano en sus reivindicaciones, también pasan de ser "progres aunque radicales a ser fascistas, así, lisa y llanamente sin que a ninguno de los autores de semejante gilipollez se le caiga anillo alguno de "todo a cien", o se le mueva un solo pelo de la calva.

Esta costumbreja de barrio bajo, de discusión tabernera, que hoy caracteriza a los participantes en tantas tertulias televisivas -llevamos tiempo soportando esa modeja de intelectualillos de chichinabo, los cuales "trabajan" -lo hacen porque cobran en pasta gansa-, en concomitancia y siempre usan el mismo discurso. Parece que discuten, falso, se levantan del estudio y se ponen de acuerdo en cómo ir al siguiente "debate", juntos si van a coincidir en otra cadena, se acercan unos a otros si no va a producirse tal feliz reencuentro. En cualquier caso, si no hay que pasar por la redacción del periódico, o ya se ha enviado vía módem, quedarán en algún restaurante para comer.

Esa tribu de tertulianillos tomaron su particular coletilla de la izquierda más casposa y de la derechona más reaccionaria con ganas de lavar sus pasados. Por supuesto, el primer pagano ha sido Franco, no importa que la mayoría de ellos o medrasen en aquella etapa de nuestra historia o, simplemente, se hayan aprovechado de todas las ventajas que la ¿"Dictadura"? les proporcionó generosamente: ninguno renuncia a sus pagas extraordinarias, ninguno deja de beneficiarse de la Seguridad Social, casi todos estudiaron sus carreritas en universidades públicas españolas y muchos ostentan en sus bien enmarcados diplomas de licenciatura o de doctorado aquello de "Francisco Franco, Jefe del Estado y en su nombre el Rector de la Universidad...", ni tampoco de las vacaciones pagadas, o de la jubilación cuando llega el momento. Ninguno, digo y afirmo, pero ninguno es facha, por supuesto, ninguno es franquista, y todos descalifican abusando permanentemente de la falaz coletilla "ad hominen", a cualquiera que se les ponga por delante.

Se ha logrado así el asombroso efecto de que un término absolutamente vacío de contenido e injusta y arbitrariamente aplicado por ESTOS FASCISTAS DE SALÓN DE ESTUDIO TELEVISIVO, haya logrado, al menos hasta el momento, generar un sentimiento de culpabilidad en mucha gente, un rechazo a cualquier reacción ante la barbarie a la que asistimos a diario de ,lo que está pasando en España, mientras se rasgan sus bragas mentales y tiemblan sus trémulas carnes por las reacciones que están ganando adeptos en otros países. Aquí, se quiera o no, y mediante la "trágala" marxista o liberal, "tanto monta, monta tanto", hay que aplaudir, apoyar o a lo sumo ejercer una ligera crítica, de toda la mierda política que estamos teniendo que aguantar. Mientras los españoles que sienten su patria no se quiten de encima el sanbenito simplemente no ofendiéndose porque se lo apliquen, no negándolo, pues está, como he dicho antes, vacío de contenido, mientras la respuesta no sea del tipo ¿y tú, en qué coño eres mejor que yo? dicho con virilidad, no como una protesta infantil, y añadiendo ¿y tú, qué mierda eres?. Mientras no nos hagamos tanto bordes y maleducados como ellos, mientras no se les tape la boca, mientras no vuelvan a temblar, no levantaremos cabeza y ellos seguirán ganando y tiranizando la sociedad.


Fascista (adjetivo)

El adjetivo fascista, o su síncopa coloquial facha o facho, es un término peyorativo utilizado para denigrar a personas, grupos e instituciones que en su mayoría no se calificarían de ese modo a sí mismos, más allá de su estricta correspondencia con la ideología, los partidos políticos o los regímenes políticos fascistas. Se utiliza de forma muy extendida, tanto en el lenguaje coloquial como de forma muy frecuente en todo tipo de literatura.

Como adjetivo político, se aplica a un extenso rango de personas y grupos que en el espectro político no se sitúan únicamente en la extrema derecha, sino a cualquier dirigente y/o gobierno que demuestre su caràcter totalitario, autoritario y nacionalista, sean de derecha, centro o de izquierdas, y siempre desde la perspectiva del que utiliza el término como forma de denigrar situándolo a su propia derecha--izquierda. Dado que lo importante para este uso es la intención del hablante o autor y no lo adecuado o inadecuado de la descripción en términos de ciencia política, es indiferente el hecho de que la persona o grupo así calificado se reconozca o no como fascista; del mismo modo que es indiferente para este uso el hecho de que los propios grupos fascistas no se reconozcan a sí mismos como derechistas o izquierdistas, y suelan reivindicar una posición ajena al espectro político que se ha calificado de tercerposicionismo: la oposición tanto al capitalismo como al comunismo, a la democracia liberal y a la dictadura del proletariado.

El término «fascista» también se ha aplicado a muchos grupos religiosos, particularmente a los denominados fundamentalistas. Como es obvio, la mayor parte de las personas, grupos o instituciones objeto de esta calificación la niegan, encontrando el uso del término altamente ofensivo e inapropiado cuando se emplea con ellos.


Ya en 1944 el término se había extendido tanto en su uso que el ensayista y novelista británico George Orwell escribió:

Parecería que, tal como se usa, la palabra «fascismo» ha quedado casi totalmente desprovista de sentido. En las conversaciones, por supuesto, se usa casi más ampliamente que en prensa. La he oído aplicada a granjeros, tenderos, al Crédito Social, al castigo corporal, a la caza del zorro, a las corridas de toros, al Comité 1922, al Comité 1941, a Kipling, a Gandhi, a Chiang Kai-Shek, a la homosexualidad, a las transmisiones de Priestley, a los albergues juveniles, a la astrología, a las mujeres, a los perros y a no sé cuántas cosas más.

Fuente: WIKIPEDIA


Y ahora, ¿sigues pensando si eres "facha" o no lo eres? Rechaza el término siempre y aplica bien el lenguaje: a quien es marxista hay que llamarlo lo que es, a quien es liberal, también, y en sentido igualmente peyorativo, así hasta conquistar un espacio político y social que hoy está okupado por toda esa gentuza.

Resulta "gracioso" que los ganadores de la 2ª guerra mundial, liberales y marxistas, se dediquen a acusarse entre ellos de "fascista" o "nazi" (que fueron los que perdieron) de todas las fechorías que llevan haciendo ellos mismos durante décadas.

El otro día vi un trozo de un vídeo de "la tuerka" en el que el ultraliberal Juan Ramón Rallo decía que el TTIP era "fascista" porque era un tratado entre estados. La culpa supongo que debía de ser de Mussolini. Entonces, el poder de los USA (y quien dice USA, dice grandes empresas transnacionales y la finanza) no es el de la mayor potencia liberal, sino que es "fascista". Como la realidad no se ajusta a las pajas mentales ideológicas que se hacen, entonces la realidad es "fascista". Así luego niegan que vivamos en un mundo "liberal de verdad", como los comunistas que descubrieron que la URSS no fue "comunista de verdad". Y éstos dan clases en universidades.